Psicoan¨¢lisis y sexo libre: la comuna que mut¨® en secta del Upper West Side de Nueva York
Un libro y un documental reconstruyen la historia de los ¡®Sullivanians¡¯, la organizaci¨®n que mont¨® una pareja de terapeutas a finales de los cincuenta. El pintor Jackson Pollock y el novelista Richard Price estuvieron vinculados a este grupo que se disolvi¨® en 1991 y lleg¨® a tener 400 miembros
No fue en ning¨²n desierto de Oreg¨®n, ni hab¨ªa un gur¨² venido de lejos que marcase las normas y la doctrina. El grupo de los Sullivanians funcionaba en Manhattan, ¡ªen apenas un pu?ado de calles del Upper West Side se encontraban los pisos y casas en los que viv¨ªan sus miembros segregados por sexo¡ª y las directrices las dictaba Saul Newton (1906-1991), formado en los c¨ªrculos antifascistas de Chicago y brigadista de la Guerra Civil espa?ola. El grupo que cre¨® a finales de los cincuenta con su cuarta esposa, la doctora Jane Pearce, abogaba por un modelo de terapia intervencionista y radical: los pacientes deb¨ªan alejarse de los asfixiantes v¨ªnculos familiares y ampliar al m¨¢ximo su c¨ªrculo de relaciones sociales y sexuales.
Con el paso de los a?os aquello deriv¨® en una secta, hasta su disoluci¨®n en 1991, el mismo a?o en que Newton falleci¨®. ¡°Se trat¨® de un experimento social radical: el intento a lo largo de 35 a?os de reformular la vida familiar, sexual y social en lo que pudiera ser la comuna urbana m¨¢s grande de Estados Unidos¡±, escribe Alexander Stille en The Sullivinians, Sex, Psychotehrapy and the Wild Life of an American Commune (¡±Los Sullivanians, sexo psicoterapia y la vida salvaje de una comuna estadounidense¡±). El pormenorizado libro de Stille, as¨ª como la serie documental The Fourth Wall, cuyo primer episodio fue presentado en la ¨²ltima edici¨®n del festival de Tribecca y que est¨¢ dirigido de Luke Meyer, hijo de un miembro de un miembro del grupo, han roto el espeso silencio que ha rodeado a los Sullivanians. Durante m¨¢s de tres d¨¦cadas el singular colectivo logr¨® funcionar bajo cuerda a pesar de que entre sus miembros no faltaron figuras conocidas como el pintor Jackson Pollock, la bailarina Lucinda Childs o el novelista y guionista Richard Price.
Pollock, una de las figuras m¨¢s importantes del expresionismo abstracto que sacudi¨® el mundo del arte en Estados Unidos en los cincuenta, lleg¨® a los Sullivanians a trav¨¦s del legendario cr¨ªtico Clem Greenberg, quien jug¨® un papel fundamental en la creciente popularidad del Sullivan Institute entre los artistas del momento. ¡°El grupo surgi¨® a finales de la d¨¦cada de los cincuenta, un momento en el que hab¨ªa una respuesta a la cultura predominante con la generaci¨®n beat, el informe Kinsey de conducta sexual o pel¨ªculas como Rebelde sin causa (1955)¡±, explica al tel¨¦fono Stille. Pero esa rebeld¨ªa contra lo establecido deriv¨® en una organizaci¨®n que manten¨ªa un f¨¦rreo control sobre las vidas de sus miembros. ¡°Uno de mis entrevistados me dec¨ªa que ya habr¨ªa querido la STASI tener ese nivel de control sobre la gente en la Alemania Oriental, porque no s¨®lo controlaban las acciones, sino tambi¨¦n los pensamientos. En las sesiones de terapia los miembros confesaban¡±, se?ala Stille.
Los terapeutas del grupo, muchos de ellos formados dentro de la organizaci¨®n y sin ning¨²n t¨ªtulo oficial, marcaban con quien deb¨ªan mantener relaciones sexuales sus pacientes (el objetivo era evitar ¡°focalizarse¡± en una ¨²nica pareja), forzaban la separaci¨®n de los hijos, si es que los hubiera, y decid¨ªan incluso sobre el trabajo que deb¨ªan conservar. ¡°Quise tratar de entender qu¨¦ llev¨® a tanta gente a aceptar esto. La pertenencia al grupo ofrec¨ªa una comunidad, un lugar donde vivir y sexo sin culpa¡±, explica el periodista y catedr¨¢tico de la Universidad de Columbia. Su libro se aleja del sensacionalismo. ¡°Eso no har¨ªa justicia a esta historia¡±, afirma.
En el origen de los Sullivanians est¨¢n Harry Stack Sullivan y Clara Thompson, fundadores del White Institute de Nueva York, que propugnaba una aproximaci¨®n m¨¢s cercana a los pacientes y del que formaron parte Erich Fromm y Frieda Fromm-Reichmann, entre otros. La psicoanalista Jane Pearce formaba tambi¨¦n parte de esta instituci¨®n, donde trabaj¨® Newton, aunque no como terapeuta porque carec¨ªa de titulaci¨®n. ¡°Si Freud se concentraba en el drama interno de cada paciente (el complejo de Edipo, la fricci¨®n entre el yo, el ego, y el superego) Sullivan y Thompson insist¨ªan en que era importante entender al paciente en relaci¨®n con otra gente en su vida (no solo el ¡°romance familiar¡± con sus padres)¡±, escribe Alexander Stille.
El Instituto Sullivan de Pearce y Newton fue bastante m¨¢s all¨¢. ¡°Los pacientes deb¨ªan romper con la trampa de la familia nuclear y el matrimonio mon¨®gamo¡±, apunta Stille. Las ideas radicales cuajaron en un entramado inmobiliario, ya que el grupo viv¨ªa en varios apartamentos del Upper West Side, y pasaban el verano en casas pr¨®ximas a la de Pearce y Newton en los Hamptons. En aquella primera etapa la terapia impulsaba la creatividad y experimentaci¨®n para la realizaci¨®n personal. ¡°Luego se trataba m¨¢s bien de hacer lo que conviniera al grupo, ser buenos pacientes¡±, contin¨²a Stille. Uno de los terapeutas que acab¨® dej¨¢ndolo, Michael Cohen, explica el giro que a partir de 1978 tom¨® la terapia que aplicaban: ya no se trataba de potenciar la individualidad, sino de que cumplieran con lo que dictaba el l¨ªder. ¡°Si se mostraban reacios a poner el trabajo o el dinero que se les ped¨ªa, tu trabajo era convertirles en buenos soldados. Desafortunadamente, a mi se me daba bien¡±, afirma.
Jane Pearce acabar¨ªa marginada desde finales de los setenta y Newton con sus nuevas esposas, quinta y sexta, se erigir¨ªa como l¨ªder total. Cambiaron los Hamptons por los Catskills y el grupo regent¨® un teatro en el East Village donde se presentaban las producciones de su propia compa?¨ªa, The Fourth Wall. A esas alturas los Sullivanians cumpl¨ªan con todos los requisitos de una secta y eran los propios miembros del grupo quienes ejerc¨ªan el control unos sobre otros. Los terapeutas manten¨ªan relaciones sexuales con los pacientes incluso durante las sesiones de terapia; cuando una de las mujeres quer¨ªa ser madre se decid¨ªa con qu¨¦ hombres del grupo deb¨ªa acostarse para que no hubiera una paternidad clara; y en cuanto el beb¨¦ ten¨ªa unos pocos meses la separaban para evitar que se establecieran v¨ªnculos ¡°t¨®xicos¡±.
Solo el l¨ªder y sus esposas pod¨ªan seguir criando a sus hijos. Las demandas que algunas madres y padres acabaron por interponer fue lo que destap¨® la historia de los Sullivanians a finales de los ochenta. ¡°Saul Newton tra¨ªa un componente estalinista, cre¨ªa que las purgas eran buenas para mantener la cohesi¨®n¡±, explica Stille. Richard Price le cont¨® que la reacci¨®n que tuvieron los Sullivanians con el accidente nuclear de Three Miles Island en 1979 (Newton orden¨® que todos los miembros de la organizaci¨®n marcharan a Orlando) y el clima de paranoia que aquello desat¨® le hicieron tomar distancia.
El periodista Stille, autor del libro sobre Berlusconni El saqueo de Roma y la investigaci¨®n sobre la mafia Excellent Cadavers, cuenta que se top¨® con la historia de los Sullivanians a trav¨¦s de unos amigos que conoc¨ªan a un hijo de Newton. Pens¨® en hacer un podcast pero a medida que iba entrando en la historia comprendi¨® que ser¨ªa un libro. ¡°La gente que hab¨ªa formado parte del grupo estaba en torno a los setenta y creo que empezaban a preguntarse qu¨¦ hab¨ªa sido todo aquello en lo que estuvieron metidos. Me sorprendieron las cosas que contaban, el abuso sexual que soportaron, que se separaran de sus hijos y los mandaran a internados para no verlos ni siquiera en vacaciones, que los terapeutas arrinconaran a los pacientes, humill¨¢ndolos¡±, apunta. En el libro detalla las pruebas de ADN que algunos de los hijos de los Sullivanians decidieron hacerse y lo que aquello destap¨®. ¡°Estados Unidos tiene una cierta tradici¨®n con grupos que pretenden crear una sociedad ut¨®pica. Comunidades religiosas que se salen de la ortodoxia, grupos que tratan de impulsar una nueva sociedad y empezar de cero, desde los shakers a New Harmony. Una sociedad de buscadores¡±, concluye.
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