Y despu¨¦s de 16 a?os vuelve a publicar m¨²sica The Cure, el grupo incorruptible
La banda de Robert Smith lanza el intenso ¡®Alone¡¯, anticipo de un ¨¢lbum que se publica el 1 de noviembre
Es improbable que Robert Smith haya visto el programa de Muchachada Nui donde le parodian. En aquel tronchante episodio, un grupo de palmeros incita al cantante de The Cure, al que da vida (gran caracterizaci¨®n) Joaqu¨ªn Reyes: ¡°Vamos, Robert, sal a bailar, que t¨² lo haces fenomenal. Tu cuerpo se mueve como una palmera, suave, suave, sususuave¡±. Y Joaqu¨ªn/Robert danza, dando pasitos y moviendo los brazos. En las ¨²ltimas giras del grupo ingl¨¦s, Smith (Blackpool, Inglaterra, 65 a?os) ha bailado, un acontecimiento infrecuente por el contraste con su siempre l¨²gubre puesta en escena. Se le ha podido ver zarandeado un poco su cuerpo cuando interpreta el cl¨¢sico del grupo Close to Me. Quiz¨¢ se haya animado con este gesto para celebrar el especialmente feliz momento de su carrera musical. Porque es complicado encontrar a un grupo con el estatus de libertad y que acumule una carrera de tantos a?os (su primer trabajo data de 1979) tan coherente como The Cure.
Este compromiso con el arte por encima de todo impulsa al grupo a editar m¨²sica solo cuando el material le parece a Smith a la altura. Diecis¨¦is a?os han pasado desde la edici¨®n de su ¨²ltimo trabajo, 4:13 Dream, de 2008. Hoy se ha empezado a escuchar parte de lo que ser¨¢ su nuevo disco, de t¨ªtulo Songs of a Lost World, y que se publicar¨¢ el 1 de noviembre. La canci¨®n avanzadilla del ¨¢lbum se llama Alone y funciona como perfecto retrato de lo que es hoy The Cure: una banda que antepone sus intereses art¨ªsticos a lo que pide el mercado. Alone se desarrolla durante 6 largos minutos y 53 segundos y hasta la mitad no surge la angustiosa voz de Smith, que da la bienvenida con un mensaje apocal¨ªptico: ¡°Este es el final de cada canci¨®n que cantamos. / El fuego ardi¨® hasta dejar cenizas y las estrellas se empa?aron de l¨¢grimas¡±.
Smith ha trabajado en este ¨¢lbum desde hace casi una d¨¦cada, cuando ya anunci¨® su gestaci¨®n. De hecho, algunas de las canciones ya las ha interpretado en conciertos, como Alone, otra pr¨¢ctica que posiciona al grupo ingl¨¦s al margen del mercado: pocas bandas actuales prueban en directo canciones antes de ser editadas.
Tanto Alone como otras piezas nuevas estrenados en las ¨²ltimas giras (Endsong, And Nothing Is Forever, I Can¡¯t Never Say Goodbye o A Fragile Thing, que es previsible que est¨¦n incluidas en Songs of a Lost World) anuncian un ¨¢lbum de atm¨®sferas densas, ese tipo de temas de The Cure que se van abriendo camino lentamente por una espesa y nocturna bruma. Sinfon¨ªas que parecen el anticipo de una desgracia irremediable, pero que el oyente se siente impelido a seguir, aunque el desenlace sea el precipicio. Canciones que te atrapan en una atm¨®sfera a la vez turbia y rom¨¢ntica. ¡°Quiero que el disco funcione de manera como lo hacen esos grandes ¨¢lbumes de The Cure que son como una sola pieza. Me gustar¨ªa que la gente lo escuche de principio a fin y que se sienta transportada a alg¨²n lugar durante el tiempo que dure¡±, ha dicho Smith del nuevo ¨¢lbum.
A pesar de que Songs of a Lost World es el primer disco en 16 a?os, The Cure no ha parado durante los ¨²ltimos tiempos, ofreciendo conciertos y convirti¨¦ndose en una banda de directo arrolladora. Son perfectos para pabellones o para ejercer de cabeza de cartel en festivales con unos conciertos de tres horas donde testan sus nuevas composiciones y ofrecen parte de su inagotable cat¨¢logo de cl¨¢sicos, ya sea por el lado sombr¨ªo y denso (Desintegration, Pictures of You, Want) o por su otra faceta de pelotazos pop (Friday I¡¯m In Love, Just Like Heaven, Close to Me).
Por el camino Smith se ha convertido en el ¨²nico que ha conseguido un triunfo (aunque peque?o) ante la poderosa Ticketmaster, la emisora de entradas l¨ªder del mercado. Smith protest¨® por los elevados gastos de gesti¨®n (ese eufemismo para encarecer la entrada a veces hasta un 5%) en boletos para los recitales de The Cure y la tiquetera devolvi¨® a los compradores ese plus. Una victoria p¨ªrrica, pero que demuestra el incorformismo y el respeto de la industria a alguien que siempre se ha preocupado por bordear el sistema.
Babelia
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