La II Guerra P¨²nica emerge tras unas excavaciones arqueol¨®gicas en Bail¨¦n
Investigadores sacan a la luz un asentamiento defensivo vinculado con el control del territorio durante este episodio b¨¦lico entre romanos y cartagineses
La II Guerra P¨²nica encontr¨® en la alta Andaluc¨ªa un escenario de primer orden. Autores cl¨¢sicos como Polibio o Tito Livio ya apuntaron c¨®mo las tierras de la actual Andaluc¨ªa tuvieron un papel fundamental en las estrategias b¨¦licas de romanos y cartagineses. Esta regi¨®n se convirti¨® en un crisol de batallas decisivas y maniobras militares que influir¨ªan en el resultado final del conflicto.
Los hallazgos descubiertos ahora en Bail¨¦n (Ja¨¦n) vienen a confirmar la importancia estrat¨¦gica de la alta Andaluc¨ªa en los momentos cruciales de una de las guerras m¨¢s significativas de la Antig¨¹edad. Los trabajos de excavaci¨®n efectuados en el paraje del Cerro de la Harina han sacado a luz un peque?o asentamiento militar vinculado con la II Guerra P¨²nica (218-201 a. C.), as¨ª como vestigios de la resistencia ¨ªbera a la conquista romana de la Pen¨ªnsula.
¡°Estamos ante un asentamiento defensivo vinculado con el control del territorio durante este episodio b¨¦lico entre romanos y cartagineses¡±, apunta el arque¨®logo Juan Jos¨¦ L¨®pez, miembro del equipo de t¨¦cnicos de las Universidades de Granada y Salamanca que han realizado las excavaciones en este emplazamiento. Un trabajo que forma parte del proyecto de investigaci¨®n Paisajes coloniales de la vieja iberia: estudio integrado y diacr¨®nico de las interacciones y transformaciones territoriales durante la conquista romana de Hispania en las estribaciones meridionales de Sierra Morena oriental (ss. III-I a. C.)¡±, financiado por el Instituto de Estudios Giennenses de la Diputaci¨®n de Ja¨¦n y que ha contado con la colaboraci¨®n del Ayuntamiento de Bail¨¦n.
El objetivo de este proyecto era analizar el proceso de conquista romana en las estribaciones meridionales de Sierra Morena oriental, enfatizando en su impacto sobre las sociedades locales, y c¨®mo ambas convivieron durante los siglos que perdur¨® la denominada Romanizaci¨®n. Para ello, se propuso un trabajo dividido en diferentes fases que combinaban la realizaci¨®n de sondeos arqueol¨®gicos en el Cerro de la Harina, junto a una serie de prospecciones de corte superficial y con detectores de metales a escala regional.
Los primeros resultados han confirmado la existencia en el Cerro de la Harina de un recinto en altura de finales del siglo III a. C., donde se han hallado importantes vestigios de contingentes militares. Para Juan Jes¨²s Padilla, otro de los arque¨®logos que han participado en los trabajos, la presencia de objetos militares, en su mayor¨ªa localizados en la ladera sur de la elevaci¨®n, como tachuelas de c¨¢liga y f¨ªbulas o proyectiles de diferente tipo (glandes, puntas de flecha o dardos), sustentan la tesis de que estamos ante un asentamiento defensivo vinculado con el control del territorio durante este episodio b¨¦lico. ¡°Barajamos diferentes hip¨®tesis, aunque creemos que la m¨¢s plausible guarda relaci¨®n con la asistencia de un fort¨ªn realizado con materiales perecederos y que fuese atacado por tropas romanas¡±, asegura. Adem¨¢s, junto a estos elementos, se han recuperado importantes cantidades de cer¨¢mica ind¨ªgena que se insertan cronol¨®gicamente en el periodo se?alado.
Sin embargo, inicialmente los investigadores pensaron que el lugar investigado correspond¨ªa a un oppidum, el tipo de asentamiento por antonomasia de las sociedades ib¨¦ricas. Por eso optaron por plantear cuatro catas arqueol¨®gicas en zonas concretas, repartidas a lo largo del cerro, con la finalidad de hallar puntos clave como murallas o espacios de h¨¢bitat, adem¨¢s de un muestreo intensivo del lugar y alrededores con detector de metales. Pero los resultados fueron negativos y se opt¨® entonces por abrir nuevos sondeos que tambi¨¦n resultaron infructuosos. Dado que la excavaci¨®n arqueol¨®gica no estaba dando resultados se apost¨® por centrar los esfuerzos en la prospecci¨®n arqueomagn¨¦tica que, por el contrario, s¨ª estaba siendo positiva.
¡°Durante esta prospecci¨®n el detector localiz¨® una se?al que a priori no era diferente de las dem¨¢s, pero cuando empez¨® a ser excavada nos dimos cuenta de que se trataba de un objeto de grandes dimensiones y que se hallaba anclado a la tierra, por lo que decidimos excavarlo siguiendo una metodolog¨ªa arqueol¨®gica¡±, indica Juan Jos¨¦ L¨®pez. Se plantearon despu¨¦s otros sondeos hasta que los restos comenzaron a aflorar. El objeto, que posiblemente sea un pilum ligero, apareci¨® junto a numerosos restos de cer¨¢mica ib¨¦rica en grandes cantidades, que destacaba por su riqueza tipol¨®gica y formal de piezas con decoraci¨®n estampillada y variados motivos pict¨®ricos. ¡°A nivel estructural solo hemos documentado una peque?a mancha negra similar a un terrapl¨¦n de escasa profundidad que se extiende por el sondeo y que albergaba fragmentos cer¨¢micos en su mayor¨ªa calcinados¡±, se?ala el arque¨®logo.
Los investigadores coinciden en la localizaci¨®n estrat¨¦gica del Cerro de la Harina, ya que se ubica en un punto intermedio que controla visualmente los principales oppidon de la regi¨®n como C¨¢stulo (Linares), Cuatro Vientos (Villanueva de la Reina), Iliturgi (Meng¨ªbar) o Plaza de Armas de Sevilleja (Espeluy). Tampoco es casual su situaci¨®n en las proximidades de uno de los pasos hist¨®ricos que tradicionalmente han enlazado el Guadalquivir con Despe?aperros, y del que se tiene constancia que ya exist¨ªa desde al menos ¨¦poca romana.
Los trabajos de campo se extienden por otras localidades vecinas con el fin de tener una visi¨®n m¨¢s global del territorio. No solo se est¨¢n documentando nuevos asentamientos de este periodo en lugares como Jabalquinto, Espeluy, Linares o Guarrom¨¢n, sino que tambi¨¦n est¨¢n apareciendo escenarios b¨¦licos in¨¦ditos que podr¨ªan estar relacionados con las campa?as militares de Sertorio y Julio C¨¦sar. ¡°Esperamos que este an¨¢lisis nos permita reconstruir con la mayor precisi¨®n posible los eventos que ocurrieron en esta regi¨®n y su papel dentro de las din¨¢micas territoriales y militares de la ¨¦poca¡±, resume Juan Jos¨¦ L¨®pez sobre un proyecto que ya se encuentra en su recta final.
Asentamiento civil y religioso
Estos hallazgos no son los ¨²nicos descubiertos en Bail¨¦n. Las excavaciones arqueol¨®gicas llevadas a cabo la pasada primavera en el paraje de las Piedras del Cardado permitieron el descubrimiento de un asentamiento civil y religioso. En concreto, se recuperaron restos de la Edad del Cobre y de la Prehistoria reciente, lo que podr¨ªa ser un pozo ritual de ¨¦poca del Ib¨¦rico pleno y del Ib¨¦rico final.
¡°Se trata de un santuario rural asociado a ritos relacionados con el agua y temas medicinales, algo muy frecuente en ¨¦poca Ib¨¦rica¡±, se?al¨® Luis Arboledas, director de la investigaci¨®n. A su juicio, las cuevas rituales sol¨ªan localizarse en zonas muy bien comunicadas con control del territorio, como es en este caso con el r¨ªo Guadiel a sus pies, y tambi¨¦n visibilidad de la cuenca media del valle y hacia C¨¢stulo. Tambi¨¦n se hallaron los restos de una estructura cicl¨®pea, posiblemente una muralla, de gran entidad donde se localiz¨® armamento de ¨¦poca romana o republicana del siglo I a. C., vinculada al control del territorio.
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