As¨ª eran los rituales de ofrendas a divinidades ¨ªberas hace casi tres mil a?os
Cuatro arque¨®logas reconstruyen una ceremonia que se celebraba entre las edades del Bronce y el Hierro a partir de los restos hallados en un santuario granadino
En 1914, una vecina del municipio de Galera (Granada) llamada Marta so?¨® que se encontrar¨ªan ¡°abundantes y ricos tesoros¡± en el entonces desconocido conjunto arqueol¨®gico de T¨²tugi, a las afueras de la localidad, compuesto por un asentamiento fortificado, una necr¨®polis exterior y un santuario pr¨®ximo, situado sobre el llamado cerro del Castillo. La gente del pueblo inici¨® entonces una enloquecida b¨²squeda del tesoro que concluy¨® con numerosos t¨²mulos funerarios destruidos y el hallazgo de la conocida como la Dama de Galera, hoy en el Museo Arqueol¨®gico Nacional. A pesar del saqueo y del enorme expolio que sufri¨® el yacimiento en las d¨¦cadas de los setenta y ochenta del pasado siglo, las arque¨®logas Mar¨ªa Oliva Rodr¨ªguez Ariza, Eva Montes Moya, Paloma Muriel L¨®pez y Carmen Rueda Gal¨¢n han conseguido reconstruir c¨®mo era el ritual de ofrendas a las divinidades que los habitantes de T¨²tugi adoptaron entre la Edad del Bronce (siglos VII y VI a. C.) y la del Hierro (siglos del V al II a. C.) en el santuario. Leng¨¹etas de oro, decenas de anillos de bronce, miles de ollas y platos a los que se les arrancaba la base formaron parte en ese tiempo de un rito que comenzaba en la base del monte y acababa enterrando las destrozadas cer¨¢micas a media ladera.
A principios de 2000, Rodr¨ªguez Ariza inici¨® la investigaci¨®n de la necr¨®polis, y en junio de 2021 se realizaron los trabajos de excavaci¨®n y prospecci¨®n magn¨¦tica del cerro por parte del grupo de las cuatro arque¨®logas mencionadas, del Instituto Universitario de Investigaci¨®n en Arqueolog¨ªa Ib¨¦rica de la Universidad de Ja¨¦n. La excavaci¨®n estuvo promovida por el Ayuntamiento de Galera y subvencionada por la Diputaci¨®n de Granada. El estudio de materiales se realiz¨® dentro de un proyecto de I+D+I del Ministerio de Ciencia e Innovaci¨®n. La investigaci¨®n del cerro puso as¨ª al descubierto el santuario ib¨¦rico ligado al poblado de T¨²tugi, con dos momentos cronol¨®gicos distintos en su utilizaci¨®n: uno protohist¨®rico, entre los siglos VII y VI a. C., y un otro ib¨¦rico pleno (IV a III a. C.) con ollas y cuencos realizados con torno.
Durante el segundo periodo se celebraban ritos al pie del cerro en los que se quemaban esencias, se hac¨ªan ofrendas y libaciones. Luego, se romp¨ªan las cer¨¢micas que se hab¨ªan utilizado. Las ollas y platos rotos se recog¨ªan y se depositaban por separado a media ladera: las ollas en la sur y los platos en la suroccidental. En el ritual tambi¨¦n se inclu¨ªan anillos de bronce. Todo ello lo cuentan las expertas en el estudio El santuario periurbano de T¨²tugi, publicado por la revista Madrider Mitteilungen, del Instituto Arqueol¨®gico Alem¨¢n.
La ciudad fortificada, oppidum de T¨²tugi, era un asentamiento urbano desde el que se controlaba y explotaba el territorio circundante y un im¨¢n que atra¨ªa, a su vez, culto hacia el santuario pr¨®ximo. ¡°Este se convert¨ªa en v¨ªa de reafirmaci¨®n, un espacio en el que se promov¨ªa el desarrollo de pr¨¢cticas que compaginasen la expresi¨®n individual con mecanismos capaces de asegurar la cohesi¨®n social¡±, afirman.
Al pie del cerro se han hallado 70 elementos met¨¢licos, de los que 46 son anillos, dos placas de bronce, un bot¨®n y la leng¨¹eta de oro de un collar. En cambio, a media ladera, en unas terrazas artificiales abiertas en el monte, de unos cinco o seis metros de anchura y recubiertas de una capa de yeso, se localizaron numerosos platos y las ollas sin base o rotos que, en alg¨²n momento, contuvieron trigo, cebada o avena. ¡°Con el yeso delimitaban un espacio sagrado o t¨¦menos, que conten¨ªa los utensilios que eran ofrendados a la divinidad¡±, se?alan las investigadoras.
¡°La mayor¨ªa de las cer¨¢micas est¨¢n fragmentadas, respondiendo a una rotura intencionada. Solo algunos ejemplares est¨¢n completos, aunque presentan un golpe. Varias de las vasijas enteras se encontraron bocabajo. Esta disposici¨®n y las roturas responder¨ªan a alguna normativa de no utilizaci¨®n de lo que ha estado en contacto con lo sagrado. Aunque lo m¨¢s llamativo es la casi inexistencia de los fondos de las distintas vasijas. Posiblemente, se depositaron por separado en otro lugar a¨²n no localizado¡±.
La pieza de oro, una peque?a l¨¢mina, formaba parte de un collar y presenta el dibujo de una flor de cinco p¨¦talos, realizados con un fino hilo de oro y rodeado por peque?as bolitas o esferas doradas. ¡°Esto nos hablar¨ªa de una presencia femenina importante, pues es una joya eminentemente asociada a las mujeres. Estos collares son un signo de distinci¨®n, de la imagen aristocr¨¢tica femenina y de la edad¡±.
Otra parte importante del rito analizado viene marcada por el hallazgo de un conjunto de 42 anillos, la mayor¨ªa recuperados en la base del cerro. ¡°Se supone que fueron fabricados a partir de tubos de bronce cortados, siendo algunos fabricados ex profeso para su ofrenda votiva, ya que un n¨²mero importante se documenta sin huellas de uso o desgaste¡±.
Las investigadoras reconstruyen as¨ª el rito: ¡°Queda mucho por reflexionar y profundizar con relaci¨®n a la propia cadena de acciones rituales, pero se puede avanzar una propuesta que sit¨²a en esta parte inferior del cerro algunas fases, posiblemente aquellas relacionadas con la ofrenda de alimentos o libaciones, junto al dep¨®sito de los anillos. Se quemaban esencias y se romp¨ªan las vasijas. Las ollas y platos inutilizados se depositaban por separado a media ladera. Su proximidad a la ciudad lo convierte en un santuario periurbano, fuera de los l¨ªmites f¨ªsicos de la ciudad, aunque bajo el control pol¨ªtico, econ¨®mico y, no cabe duda, simb¨®lico de la propia T¨²tugi¡±.
Manuel Rojo Guerra, catedr¨¢tico de Prehistoria de la Universidad de Valladolid y director de importantes yacimientos neol¨ªticos, a?ade: ¡°La interpretaci¨®n de antiguos rituales es uno de los mayores retos a los que se enfrenta un arque¨®logo. Partiendo de evidencias cient¨ªficas, como este caso, llegas a interesantes conclusiones. Eso es hacer historia, lo otro es describir. A m¨ª me parece fant¨¢stico¡±.
Babelia
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