Elena del Rivero prende fuego a sus cuadros
La artista consuma ¡®La quema. Una retrospectiva¡¯ en la aldea gallega de San Pedro Fiz de Vilar, donde ardieron 51 obras de los a?os setenta y ochenta
La ni?a Edea pregunta y Manolo, con su mono azul, botas de agua y unas gafas de protecci¨®n, responde: ¡°vamos a queimar todo eso¡±. Son las 15.50 del s¨¢bado 5 de octubre y ¡°eso¡± no son los rastrojos o ramas que en esta ¨¦poca del a?o se queman para limpiar el campo, sino 51 obras que la artista Elena del Rivero (Valencia, 75 a?os) realiz¨® en los a?os setenta y ochenta. Espa?ola afincada en Nueva York de...
La ni?a Edea pregunta y Manolo, con su mono azul, botas de agua y unas gafas de protecci¨®n, responde: ¡°vamos a queimar todo eso¡±. Son las 15.50 del s¨¢bado 5 de octubre y ¡°eso¡± no son los rastrojos o ramas que en esta ¨¦poca del a?o se queman para limpiar el campo, sino 51 obras que la artista Elena del Rivero (Valencia, 75 a?os) realiz¨® en los a?os setenta y ochenta. Espa?ola afincada en Nueva York desde 1991, su trabajo se encuentra en las colecciones del Metropolitan y el MoMA de Nueva York, en la National Gallery of Art de Washington, el Museo Reina Sof¨ªa o el MACBA. Ahora, medio centenar de cuadros del principio de su carrera est¨¢n apilados en un claro, directamente sobre el barro resultado de una ma?ana de intensa lluvia, algo que todos aqu¨ª, en San Pedro Fiz de Vilar, han lamentado, porque, como tantas veces, pasa ¡°ayer hizo mucho sol¡±.
Los vecinos de esta aldea, que cuenta con reba?o de cabras y de vacas y un apicultor con decenas de colmenas, suman un total de 11 habitantes durante todo el a?o, pero a este singular happening romer¨ªa art¨ªstica han venido decenas de familiares y amigos. Hab¨ªa varias c¨¢maras documentando esta historia y algunos invitados, pero los for¨¢neos estaban en franca minor¨ªa.
Las obras quemadas por Del Rivero fueron creadas en Madrid y durante su estancia en la Academia de Espa?a en Roma y convivieron con ella y su hija Violeta, quien tambi¨¦n asisti¨® este s¨¢bado a la pira. Los cuadros llegaron a San Pedro el pasado enero, gracias a Mateo Feij¨®o, core¨®grafo, comisario de arte y nieto de unos vecinos de esta aldea. El que fuera director de las Naves del Matadero y La Laboral en Gij¨®n se qued¨® hace unos a?os con la vivienda de sus abuelos aqu¨ª, A Casa do Pozo, y entabl¨® una conversaci¨®n con los aldeanos para poner en marcha un proyecto art¨ªstico que no les fuera ajeno.
En las casas, corrales, oreos, pajares e incluso pocilgas de San Pedro han estado los 10 ¨²ltimos meses los cuadros de Del Rivero aguardando el d¨ªa de la quema, que este 5 de octubre ha sido celebrado como una fiesta grande en la aldea, es decir, con misa, matanza de un cerdo de m¨¢s de 100 kilos y comida popular en una carpa. La m¨²sica corri¨® a cargo del music¨®logo, compositor y artista sonoro Lloren? Barber (Valencia, 76 a?os), c¨®mplice en m¨¢s de un trabajo de Del Rivero.
Tras la misa, una sugerencia para la celebraci¨®n de este d¨ªa por parte de los vecinos, arranc¨®, pese al aguacero, el concierto de Barber en el que tambi¨¦n particip¨® la banda de la zona. Luego, subido a un tractor donde se instalaron sus campanas, sentado en una silla y cubierto con chubasquero e incluso con un mantel de hule, la lluvia no fren¨® en ning¨²n momento las festivas campanadas con las que el artista acompa?¨® el traslado de los cuadros de Del Rivero desde su ubicaci¨®n en la aldea hasta la pira. En total, 16 paradas que empezaron en casa de Mary Flor. De la pocilga de Benito sali¨® la tela sin bastidor que ha acompa?ado a los tres cerdos que est¨¢n siendo cebados hasta que llegue su San Mart¨ªn.
Del Rivero recuerda con precisi¨®n c¨®mo cada una de esas obras recogieron las inquietudes e influencias que sent¨ªa como joven artista, desde el neoimpresionismo de Anselm Kiefer a la geometr¨ªa de Agnes Martin. En esos cuadros estaba su exploraci¨®n en el campo art¨ªstico y su vida en aquel momento. Pero dice que no le inquieta quemarlos, porque de ah¨ª surge y surgir¨¢ nueva obra. Los cuadros quedan reducidos a ceniza y saldr¨¢n nuevas piezas conceptuales, que encerrar¨¢n otra historia. ¡°Quiero jugar con el azar y ver qu¨¦ sale de todo esto¡±, explicaba Del Rivero, quien ya tiene en marcha varias series a partir de lo vivido en San Pedro. Dos museos se han interesado por este proyecto de La quema.
En 2001, su estudio y vivienda en Cedar Street, junto a las Torres Gemelas de Nueva York, qued¨® cubierto de polvo y lleno de papeles y restos tras el atentado del 11 de septiembre. Del Rivero comenz¨® a trabajar con todo aquello y de ah¨ª naci¨® El archivo del polvo, una de sus obras m¨¢s potentes, que se prolong¨® durante dos d¨¦cadas. ¡°Aquello fue un acto externo. Pero ahora he pensado que yo puedo provocar el desastre con esta quema y volver a la creaci¨®n a partir de la destrucci¨®n¡±, apuntaba. ?Tiene esto algo de falla valenciana? ¡°No lo hab¨ªa pensado, m¨¢s bien lo conect¨¦ con Susan Hiller, que cada a?o quemaba un cuadro suyo, pero quiz¨¢ est¨¦ relacionado. Yo en la ceniza encontr¨¦ una pauta para crear. Me siento un poco hereje¡±.
Los vecinos, paraguas en mano, fueron sum¨¢ndose a la procesi¨®n y ayudando a cargar y descargar las obras. ¡°No entiendo mucho que un trabajo tan exquisito lo quememos¡±, dec¨ªa Benito que, como todos aqu¨ª, ha aceptado que eso es lo que quer¨ªa hacer la artista. ¡°No es nuestra decisi¨®n, es parte del proyecto¡±, dice Mart¨ªn, de 12 a?os, que junto a Xoel y Ant¨®n contempla las llamas desde el tractor donde est¨¢n las campanas de Barber. Del Rivero ha donado un cuadro a la iglesia y les regalar¨¢ unas reproducciones fotogr¨¢ficas de la obra quemada.
Cuando arreciaban las llamas, Alicia suspiraba: ¡°?Qu¨¦ pena quemar todo esto!¡±. Mientras, la artista ya pensaba en c¨®mo recoger los restos de la hoguera y si alg¨²n bastidor sobrevivir¨ªa al fuego. Entrada la tarde lleg¨® un grupo de gaiteros de la zona, cuando ard¨ªan unas pocas brasas de la pira, y se preparaba la queimada entre los vecinos. Los cocineros del puerco, sacrificado la v¨ªspera, vinieron de la vecina Portugal.
A escasos metros del fuego ondeaban como banderines de fiesta los trapos de cocina que durante a?os Del Rivero pidi¨® que le enviaran amigos y familiares para su instalaci¨®n Rag Line (2021), uno de los trabajos en los que logr¨® reivindicar y dar un nuevo sentido po¨¦tico a lo dom¨¦stico. Aqu¨ª, en Ourense, los trapos parecen cerrar de alguna manera un c¨ªrculo: el trabajo de Del Rivero sale de casa y vuelve a ella de forma ins¨®lita en esta aldea. Lo mismo ocurre con las tres grandes banderas con la palabra ¡°mother¡±, que remiten a la obra de Cartas a la madre que la artista hizo inspirada en la correspondencia de Kafka con su progenitor. Tambi¨¦n hay en San Pedro desperdigadas perlas falsas, un elemento que ha marcado la obra de Del Rivero (¡±todo me vino de Mar¨ªa Zambrano¡±, apuntaba ella), y que surge como hierba que hubiera crecido espont¨¢neamente por los rincones de esta aldea.
En persona y m¨¢s tarde desde Nueva York por videoconferencia, Del Rivero habl¨® con los vecinos para explicarles su trabajo y ellos aceptaron el reto e incluso empezaron a hacer sus propias instalaciones en paredes y recovecos que luego ha rematado la artista con las perlas. En un callej¨®n, Del Rivero despleg¨® un estandarte que reza O Meighaloho con una ofrenda de patatas a los pies, una suerte de altar con su propio hechizo, evocado por esta palabra en gallego antiguo.
Las llamas que consumieron la obra de Del Rivero tienen algo de rebelde repaso a su carrera, una contundente declaraci¨®n de que el pasado no podr¨¢ anquilosar el presente, ni cercenar el futuro. De ah¨ª el nombre de este proyecto: La quema. Una retrospectiva. ¡°Esto alivia el ego. Mi obra son materiales, momentos y literatura, y aqu¨ª se muestran todos los recovecos¡±. El domingo, terminada la fiesta, toc¨® recoger las cenizas tras las llamas, porque La quema no ha hecho m¨¢s que empezar.