Fantasmas en el museo
La obra de Susan Hiller expuesta en el Museo Helga de Alvear se sit¨²a en los proleg¨®menos de la descolonizaci¨®n de la instituci¨®n arte. Es la de una antrop¨®loga que pone el foco de estudio en la cultura
Susan Hiller muri¨® hace cinco a?os, pero su sombra es alargada. Form¨® parte de una generaci¨®n de artistas de la posmodernidad que picaron piedra en el campo expandido de la cultura, ya fuera como antrop¨®logos, etn¨®logos, psicoanalistas, semi¨®logos o simplemente informantes. Lothar Baumgarten, Mary Kelly, Martha Rosler, Barbara Kruger, o los m¨¢s j¨®venes Ren¨¦e Green y Mark Dion, orillaron, o en el mejor de los casos se sumergieron, en la cr¨ªtica de la instituci¨®n arte, avanz¨¢ndose a la tan reclamada descolonizaci¨®n del museo. Comprometidos en una cr¨ªtica radical de los modos de representaci¨®n y documentaci¨®n del objeto (art¨ªstico o no) y sus convenciones patriarcales, fueron tambi¨¦n c¨®mplices involuntarios del capitalismo avanzado, al acu?ar una nueva moneda corriente dentro del sistema art¨ªstico que se traduc¨ªa en macroinstalaciones dedicadas a un determinado trabajo de campo sobre la otredad, que combinaba todo tipo de objetos nuevos o usados, vestimentas, mobiliario, carteles, libros y vistosos vinilos, que acabaron fagocitadas en exposiciones patrocinadas por empresas de lujo.
Hiller no fue ajena a todo ese mundo, si bien supo poner un pie en los otros, menos simp¨¢ticos, de lo incontrolable y desconocido. Obstinada en dar prevalencia a la fantas¨ªa sobre la realidad, busc¨® todo tipo de evidencias po¨¦ticas ¡ªy pol¨ªticas¡ª en el campo de lo extrasensorial: escritura autom¨¢tica, sue?os, experiencias colectivas del subconsciente, avistamientos de ovnis, telequinesias, espiritismos. Desechos culturales que reun¨ªa en una sola palabra: fantasmas. Combinaba imaginativamente todos los formatos, videoinstalaci¨®n, pintura, fotograf¨ªa, dibujos, escrituras en cajas de luz, libros de artista y postales, basculando entre el Minimal y el Fluxus. Fue tambi¨¦n te¨®rica, comisaria y conferenciante de brillante reputaci¨®n en universidades y seminarios, donde explicaba, apoyada en diapositivas, la fusi¨®n del mito, la historia y la geograf¨ªa en las culturas africanas y mesoamericanas (indios Puebla y tarahumaras).
Nacida en Estados Unidos (Tallahassee, Florida, 1940-Londres, 2019), estudi¨® antropolog¨ªa, adem¨¢s de cine, fotograf¨ªa y ling¨¹¨ªstica. En los setenta se mud¨® a Londres, donde encontr¨® las complicidades necesarias para sus experiencias grupales circunscritas al linaje feminista. En sus primeras obras como artista ya se percibe un particular modo de hacer y mirar, del que es paradigma Inquires (1973), un conjunto de diapositivas de hechos recopilados de una enciclopedia brit¨¢nica que pon¨ªa en cuesti¨®n las definiciones culturalmente partidistas en lo que era una fuente de informaci¨®n objetiva y universal.
En el caso de la catalogaci¨®n de los fen¨®menos paranormales, clasifica las experiencias cercanas a la muerte o las auras (Despu¨¦s de Marcel Duchamp, 2016-2017) con m¨¦todos cient¨ªficos o taxonom¨ªas convencionales, absteni¨¦ndose de categorizarlos como ¡°verdaderos, falsos¡±, ¡°hechos o ficci¨®n¡±. Si Manet pinta im¨¢genes de la vida moderna, Hiller representa otras naturalezas, que no por supuestamente muertas resultaban menos v¨ªvidas. Da la vuelta a cualquier estigma cl¨ªnico o social, interpreta los testimonios de individuos que entran en estado de conciencia alterados como un fen¨®meno transformador, convirti¨¦ndolos en un sitio espec¨ªfico donde los futuros, que de otro modo no ser¨ªan posibles, pueden imaginarse.
La exposici¨®n impulsa un nuevo enfoque en el museo de C¨¢ceres y trata de la parte m¨¢s irracional e inexplicable de los humanos
De la parte m¨¢s irracional e inexplicable de los humanos trata su exposici¨®n en C¨¢ceres, llamada a catapultar un nuevo enfoque curatorial en el Museo de Arte Contempor¨¢neo Helga de Alvear, bajo el tim¨®n de la portuguesa Sandra Guimar?es. La selecci¨®n, a cargo de Andrew Price, considerado el mayor estudioso de Hiller, parte de los fondos del propio museo, colecciones privadas y propiedad familiar, y abarca casi medio siglo de actividad.
Abre el recorrido una de sus obras m¨¢s importantes, Dedicado a los artistas desconocidos (1972-1976), un conjunto sobrio de paneles con postales tur¨ªsticas de mares embravecidos y olas que rompen contra las costas de Gran Breta?a. Como una comisaria, Hiller trata las postales como obras de arte, versiones domesticadas de la tradici¨®n rom¨¢ntica de lo sublime (en su d¨ªa fueron hechas por trabajadoras an¨®nimas) a las que a?ade detalles y efectos de color. Las llama ¡°estudios de lo invisible¡±. M¨¢s extravagante, una instalaci¨®n con monitores dispuestos verticalmente, El fest¨ªn de Baltasar (1983), utiliza la televisi¨®n como sustituto de una chimenea antigua y la pantalla como un medio potencial de ensue?o que sustituye a las llamas. De fondo, las voces de la artista y su hijo hablan de fantasmas y comentan la escena b¨ªblica plasmada en el cuadro de Rembrandt del mismo t¨ªtulo, que narra c¨®mo fue castigada la transgresi¨®n de una ley divina por parte de una sociedad. En Dream Mapping (1986), Hiller invita a 10 participantes a desarrollar un sistema gr¨¢fico para escribir sus sue?os. Durante tres d¨ªas duermen a la intemperie en la campi?a de Hampshire, y estudian las pautas visuales que, intuyen, pueden influir en los modelos de los sue?os.
Homenaje a Gertrude Stein (2011) se compone de un escritorio art d¨¦co sobre una peana con libros relacionados con el automatismo, un tema abundantemente estudiado y ensayado por la escritora y coleccionista estadounidense. Dos homenajes m¨¢s tratan las auras de Duchamp y las levitaciones de Yves Klein (en realidad, trucos dentro del dominio de la est¨¦tica) a partir de im¨¢genes an¨®nimas sacadas de internet y posteriormente manipuladas para dar la impresi¨®n de reales.
La obra m¨¢s imponente, Los pensamientos son libres (2012), es una instalaci¨®n que se present¨® en Documenta 13 y su t¨ªtulo alude a un canto alem¨¢n del siglo XIX prohibido por los nazis. El elemento principal es una rocola donde el p¨²blico puede seleccionar uno entre un centenar de cantos revolucionarios, desde los de la guerra del campesinado en la Alemania del XVI hasta los de las primaveras ¨¢rabes. Algunas letras de las canciones se pueden leer en diferentes idiomas en las paredes de la sala. ¡°Las canciones evocar¨¢n recuerdos como la magdalena de Proust¡±, escribe la artista, ¡°o ser¨¢n descubrimientos¡±.
El trabajo de Susan Hiller es de una importancia inestimable en la cultura actual, no s¨®lo por su condici¨®n de antrop¨®loga. Con el acceso universal a las falsas inteligencias y realidades construidas, su lectura sobre los inframundos tiene la autenticidad de la vida misma.
¡®Dedicado a lo desconocido¡¯. Susan Hiller. Museo de Arte Contempor¨¢neo Helga de Alvear. C¨¢ceres. Hasta el 20 de octubre.
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