La Casa Blanca como lecci¨®n de historia
Jill Biden reorganiza las visitas al palacio presidencial m¨¢s famoso del mundo para que tengan mayor contenido educativo
La Casa Blanca no siempre fue la Casa Blanca. Fue el presidente Theodore Roosevelt el que le dio oficialmente ese nombre en 1901. Antes se conoc¨ªa como el Palacio del Presidente, la Casa del Presidente o la Mansi¨®n Ejecutiva. Empez¨® siendo mucho m¨¢s peque?a y se fue ampliando. Unas 10.000 personas visitan cada semana el palacio presidencial m¨¢s famoso del mundo. Desde este lunes, la visita se convierte a¨²n m¨¢s en una lecci¨®n de historia, tras un proyecto liderado por la primera dama, Jill Biden, para dotarle de mayor contenido educativo. El domingo, en una cena para celebrar la reforma, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se?al¨® que no le sorprend¨ªa que su mujer, profesora durante 40 a?os y que sigue ejerciendo a sus 73, hubiera querido convertir la Casa Blanca en ¡°una oportunidad educativa inspiradora¡± para todos. ¡°En Estados Unidos no borramos la historia. La celebramos¡±, afirm¨®.
La primera dama present¨® este lunes el nuevo recorrido mejorado. ¡°Para preservar nuestra historia, debemos ense?arla. Aprendemos de la sabidur¨ªa del pasado y la incorporamos a nuestro futuro. Y cuando pase¨¦is por esta casa, espero que sint¨¢is la historia que hay aqu¨ª. Es vuestra historia y vive en cada uno de vosotros, conect¨¢ndoos con los que os han precedido y con los dem¨¢s¡±, dijo.
La propia Jill Biden da la bienvenida ahora a las visitas en la entrada del Ala Este en una pantalla vertical en la que se la ve en tama?o casi natural, tras recorrer un pasillo en que se repasa en nuevos dispositivos digitales la construcci¨®n de la mansi¨®n y qui¨¦nes han sido sus ocupantes. Una maqueta sobre la pared se ilumina por partes para se?alar las diferentes reformas y ampliaciones que ha vivido el complejo en sus m¨¢s de dos siglos de historia, una de las novedades favoritas de la primera dama, seg¨²n confes¨®.
La nueva visita no solo incorpora m¨¢s elementos educativos y atractivos a lo largo del recorrido, apostando por la tecnolog¨ªa y los componentes digitales, sino que tambi¨¦n facilita un mayor acceso a las dependencias. La gran novedad es que se abre por primera vez al p¨²blico la Sala de Recepciones Diplom¨¢ticas, utilizada para recibir a dignatarios extranjeros. Desde all¨ª daba sus famosas charlas junto al fuego del presidente Franklin Delano Roosevelt (FDR). Una recreaci¨®n de una radio Philco de 1939 reproduce fragmentos de varias charlas junto al fuego pronunciadas por FDR durante su presidencia.
Este lunes se le escuchaba, por ejemplo, c¨®mo explicaba el 9 de diciembre de 1941 la declaraci¨®n de guerra a Jap¨®n, que supuso la entrada de EE UU en la II Guerra Mundial. ¡°Estamos ahora en una guerra no para la conquista, no por venganza, sino por un mundo en el cual este pa¨ªs, y todo lo que este pa¨ªs representa, sea seguro para nuestros hijos¡±, sonaba su voz.
Adem¨¢s, ahora se puede entrar en varias dependencias a las que antes uno solo pod¨ªa asomarse desde el quicio de la puerta, como la biblioteca, el sal¨®n de las porcelanas y la Sala Dorada, que alberga una colecci¨®n de plata en Vermeil (plata dorada), todas ellas en la planta baja.
En toda la visita ha mejorado la se?alizaci¨®n. El nuevo contenido educativo actualiza los 18 carteles de introducci¨®n a las salas, con seis adicionales para se?alar nuevos elementos del recorrido. Cuando se entra en cada dependencia, hay paneles multisensoriales, con informaci¨®n educativa y contenidos t¨¢ctiles. En ellos se detallan los usos hist¨®ricos de cada sala y se se?alan los objetos m¨¢s destacados. La posibilidad de tocar r¨¦plicas de los materiales proporciona una nueva experiencia a los visitantes y mejora la accesibilidad para las personas ciegas o con poca visi¨®n.
Jill Biden celebraba este lunes las novedades. ¡°?Alguno de vosotros ha caminado alguna vez por un museo y ha querido tocar una de las piezas expuestas? ?Alguna vez hab¨¦is escuchado una grabaci¨®n de hace a?os y de repente os sent¨ªs como si estuvierais en esa habitaci¨®n, como si el presente y el pasado se unieran? ?Hab¨¦is visto alguna vez una foto de alguien famoso y os ha ayudado a entender un poco mejor a esa persona?¡±, pregunt¨® a los asistentes. ¡°Eso es lo que ten¨ªa en mente al crear este tour actualizado de la Casa Blanca¡±.
¡°Como profesora desde hace 40 a?os, s¨¦ que todos aprendemos de diferentes maneras. Algunos aprendemos escuchando, otros sintiendo. As¨ª que hemos a?adido unas herramientas de aprendizaje din¨¢micas, flexibles y t¨¢ctiles, que te permiten satisfacer tu curiosidad. Ahora puedes hacer todas las cosas que siempre quisiste hacer en un museo. Hemos hecho r¨¦plicas para que puedas sentir los rasgos de las caras de algunas esculturas y tocar la tela brillante de los muebles de la Sala Azul. Ahora puedes escuchar las charlas junto al fuego del presidente Roosevelt en la sala en la que las grab¨®, para que sientas como si estuvieras all¨ª, a su lado. Hemos a?adido pantallas e informaci¨®n para que puedan leer sobre lo que ve en cada una de las salas para los que aprenden visualmente¡±, continu¨®.
Un mensaje de Biden
Al subir al llamado piso de Estado y entrar en la Sala Este, es el presidente, Joe Biden, cuyo mandato acaba el pr¨®ximo 20 de enero, el que saluda a los visitantes en una pantalla vertical. ¡°Espero que creas que puedes lograr cualquier cosa, inluso convertirte en presidente un d¨ªa¡±, dice en un mensaje especialmente dirigido a los estudiantes. La Sala Este es el lugar desde el que comparece el presidente con m¨¢s frecuencia junto con el Despacho Oval, no incluido en la visita. Se trata de la dependencia m¨¢s amplia. Con los retratos de George y Martha Washington, es una habitaci¨®n di¨¢fana, para poder acomodarla a cada ocasi¨®n, desde ruedas de prensa a las celebraciones navide?as o de boda. Tambi¨¦n ha servido de capilla ardiente para siete de los ocho presidentes estadounidenses que murieron en el cargo, incluidos Abraham Lincoln, Franklin D. Roosevelt y John F. Kennedy.
Los visitantes recorren luego la Sala Verde (que Thomas Jefferson usaba como comedor), la Sala Roja (donde a Ulysses Grant le gustaba contar sus batallas de guerra), la Sala Azul (con los ventanales que dan al jard¨ªn sur de la Casa Blanca) y el Comedor de Estado. Este ¨²ltimo est¨¢ dominado por el retrato de Abraham Lincoln, asesinado en 1865, cuando la Guerra de Secesi¨®n se acercaba a su fin. Ese lugar fue la oficina de Thomas Jefferson inicialmente, pero desde James Madison (1809-1817) ha servido para comidas y cenas de Estado y celebraciones de la primera familia. Theodore Roosevelt la ampli¨® en la reforma de 1902 para que tuviese capacidad de hasta 140 comensales. En aquel momento estaba decorada con cabezas de animales como trofeos, incluida una grande de alce sobre la chimenea.
La visita termina en el amplio pasillo (Cross Hall) y la zona del vest¨ªbulo principal (Grand Foyer), decorados con retratos de los presidentes. Situada cerca del rellano de la Gran Escalera, otra gran pantalla vertical juega a mostrar im¨¢genes rotativas tomadas en ese mismo punto de acontecimientos especiales de la Casa Blanca, en bodas, cenas de Estado y otraas ocasiones especiales.
Los estadounidenses pueden solicitar visitar el palacio presidencial mediante la web de la Casa Blanca o a trav¨¦s de la oficina del miembro de la C¨¢mara de Representantes o senador correspondiente. En el caso de los extranjeros, la petici¨®n se debe canalizar a trav¨¦s de la embajada del pa¨ªs en Washington. Aparte del Despacho Oval la visita a la Casa Blanca para turistas tampoco incluye las dependencias familiares de los pisos superiores en el Ala Este ni las ejecutivas del Ala Oeste. En total, en el edificio hay 132 habitaciones y 35 ba?os en sus seis niveles, contando s¨®tanos.
M¨²ltiples reformas
El primer presidente, George Washington, seleccion¨® el lugar para la Casa Blanca en 1791. El a?o siguiente, se puso la primera piedra y se eligi¨® un dise?o por el arquitecto irland¨¦s James Hoban. Despu¨¦s de ocho a?os de construcci¨®n, el presidente John Adams y su esposa Abigail se mudaron a la residencia todav¨ªa sin terminar. Desde entonces, ha sido ocupada por todos los presidentes. Durante la guerra de 1812, los brit¨¢nicos incendiaron la casa del presidente y se nombr¨® a Hoban para reconstruirla. James Monroe se mud¨® al edificio en 1817 y durante su administraci¨®n se construy¨® el P¨®rtico Sur. En 1829, Andrew Jackson supervis¨® la ampliaci¨®n del P¨®rtico Norte. A finales del siglo XIX surgieron varias propuestas para ampliar el edificio o para construir una residencia completamente nueva, pero nunca se llevaron a cabo.
En 1902, Theodore Roosevelt comenz¨® una renovaci¨®n extensa, incluyendo la reubicaci¨®n de las oficinas del presidente desde el segundo piso de la residencia hacia el reci¨¦n construido edificio temporal de la Oficina Ejecutiva (ahora conocida como el Ala Oeste). El sucesor de Roosevelt, William Howard Taft, hizo que se construyera el Despacho Oval, el despacho del presidente, dentro de un ala ampliada de la oficina.
A mediados de siglo, la Casa Blanca mostraba se?ales graves de debilidades estructurales. El presidente Harry S. Truman comenz¨® la renovaci¨®n del edificio, durante la cual se desmantel¨® todo, salvo las paredes externas. La ¨²ltima gran reforma, tras una inversi¨®n de 50 millones de d¨®lares, fue la de la sala de crisis, la situation room, el lugar m¨¢s restringido, desde el que se siguen las operaciones militares. Fue creada en 1961 por el presidente John F. Kennedy tras el desembarco de Bah¨ªa de Cochinos, en Cuba. Desde sus dependencias, Barack Obama ¡ªjunto al entonces vicepresidente, Joe Biden, y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, entre otros¡ª sigui¨® la captura y asesinato del l¨ªder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, en 2011. Lamentablemente, est¨¢ al margen de la visita.
Babelia
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