¡®En la alcoba del sult¨¢n¡¯: una maravillosa rareza sobre la utop¨ªa del cine

A veces, son las m¨¢quinas las que encierran la poes¨ªa del mundo. Una de esas m¨¢quinas lleg¨® a principios del siglo XX a Marruecos de la mano de Gabriel Veyre, inventor y operador de c¨¢mara de los hermanos Lumi¨¨re. Siguiendo su pista, la ¨²ltima pel¨ªcula del director espa?ol Javier Rebollo, En la alcoba del sult¨¢n, recupera a una figura del primitivo cinemat¨®grafo para componer a trav¨¦s de su aventura africana una oda a la magia y la utop¨ªa del cine.

En la alcoba del sult¨¢n es una delicada y estimulante rareza dentro del panorama de cine espa?ol, una feliz extravagancia que habla de una peripecia real en un pa¨ªs ex¨®tico imaginario, El Pa¨ªs de Nour, que en ¨¢rabe significa luz. All¨ª, un joven sult¨¢n que lleva calcetines rojos se enamora de la misteriosa m¨¢quina llegada desde Europa. Las im¨¢genes de su reino, coloristas y na¨ªfs, remiten tanto al orientalismo de Pasolini en pel¨ªculas como Medea o Las mil y una noches como a las simetr¨ªas y personajes del cine de Wes Anderson. Tambi¨¦n, mediante la tipograf¨ªa de los r¨®tulos y su aire de lejana fantas¨ªa, al cine de aventuras del viejo Hollywood. Ese cruce inclasificable encuentra un lugar propio en esta pel¨ªcula humilde, surrealista y alegre, alejada de toda nostalgia.

Pero Rebollo (La mujer sin piano, Lo que s¨¦ de Lola, El muerto y ser feliz) no se queda en eso, y a?ade una capa m¨¢s aleg¨®rica y fantasmal en la que el cine entra en contacto con espectros y fumaderos de opio. Gabriel Veyre, adicto a los efluvios de la amapola desde una estancia en Jap¨®n, se adentra as¨ª en otro sue?o: el supuesto invento de una nueva m¨¢quina capaz de demostrar el alma de las im¨¢genes.

El precioso guion escrito por Rebollo y Luis B¨¦rtolo, la fotograf¨ªa de Santiago Racaj y el montaje de Marine de Contes consiguen una pel¨ªcula repleta de momentos y secuencias hermosas, como la de la siesta en el palacio mientras suena una petenera de fondo, o los gestos melanc¨®licos de la escurridiza compa?era de Veyre, Jeanne Girel, en la piel de Pilar L¨®pez de Ayala. Tambi¨¦n cuando el descre¨ªdo personaje del escoc¨¦s se asoma por una ventana y descubre algo asombroso, tanto para ¨¦l como para el espectador de ahora. Son las im¨¢genes de Le Village de Namo, un travelling marcha atr¨¢s rodado en 1900 en Indochina por Veyre mientras unos ni?os corren entre risas hacia su c¨¢mara. Todo un ¡°milagro¡±, como dice admirado el escoc¨¦s al verlas.

En la alcoba del sult¨¢n, con su maravilloso conjunto de archivos documentales, fotograf¨ªas y postales de ¨¦poca, y hasta su discreto lamento por la p¨¦rdida de la inocencia, acaba siendo una pel¨ªcula feliz sobre el misterio del cine que se acerca con humor y sencillez a sus ideas, abiertas a cualquiera. Una pel¨ªcula sabia, singular y disfrutona, como esos cuentos populares sobre mitos y leyendas a los que ahora hay que sumar la azarosa vida de Gabriel Veyre, al sult¨¢n Abd al-Aziz de Marruecos y la m¨¢quina de los sue?os.