El regreso de Pilar L¨®pez de Ayala, la actriz que pudo reinar
En 2001, con 23 a?os, tom¨® al asalto el cine espa?ol. Su recital en ¡®Juana la Loca¡¯ le vali¨® un Goya y la Concha de Plata en San Sebasti¨¢n. Pero tras un pu?ado de papeles, lleg¨® el vac¨ªo. Hoy vuelve con dos pel¨ªculas y analiza los porqu¨¦s de sus prolongados silencios.
No hubo manera, el tiempo de una entrevista, de resolver El enigma Pilar L¨®pez de Ayala. O mejor, El enigma de la desaparici¨®n de Pilar L¨®pez de Ayala. Que, lejos de ser, aunque podr¨ªa, el t¨ªtulo de un thriller editorial al uso, permanece en el tiempo como descripci¨®n de una realidad y de un recuerdo extra?o: el de por qu¨¦ una actriz, en el c¨¦nit de su carrera, se volatiliza en el alejamiento voluntario, primero, y en el olvido, despu¨¦s. La palabra ¡°enigma¡± viene a cuento: a?os despu¨¦s, ni siquiera ella acierta a explicar qu¨¦ ocurri¨®.
La historia es conocida. En 2001, con 23 a?os, la int¨¦rprete madrile?a ganaba el Goya a la mejor actriz protagonista y la Concha de Plata del Festival de San Sebasti¨¢n por su extraordinario recital como Juana I de Castilla, Juana la Loca, en la pel¨ªcula hom¨®nima de Vicente Aranda. El cine espa?ol ten¨ªa a su nueva elegida, con permiso de Pen¨¦lope Cruz.
De pronto, fundido a negro: de 2001 a 2005, pr¨¢cticamente nada. Entre 2005 y 2007, la actriz encaden¨® a ritmo vertiginoso hasta siete pel¨ªculas a las ¨®rdenes de directores como Montxo Armend¨¢riz (Obaba), Agust¨ªn D¨ªaz Yanes (Alatriste), David Trueba (Bienvenido a casa), Emilio Mart¨ªnez-L¨¢zaro (Las 13 rosas), Jos¨¦ Luis Guer¨ªn (En la ciudad de Sylvia) y, de nuevo, D¨ªaz Yanes (S¨®lo quiero caminar). Despu¨¦s, y tras rodar con Manoel de Oliveira (El extra?o caso de Ang¨¦lica) y con Juan Carlos Fresnadillo (Intruders), Pilar L¨®pez de Ayala desapareci¨®. Tras participar en tres o cuatro pel¨ªculas olvidables fuera de Espa?a, se march¨® dos a?os a Los ?ngeles a estudiar cine. Ella consider¨® que los proyectos que le llegaban no estaban a la altura. La industria consider¨® que su filtro era demasiado selectivo, algo que ella tampoco tiene demasiado problema en reconocer. Ten¨ªa 35 a?os. En 2016 protagoniz¨® sin pena ni gloria Rumbos, de Manuela Moreno. Y de ah¨ª, a un prolongado The End.
Hoy, siete a?os despu¨¦s, Pilar L¨®pez de Ayala est¨¢ sentada en un sof¨¢, descalza, con la mirada entre expectante y triste y preocupada en todo momento por si la grabadora grabar¨¢. Ha venido a contar que ha vuelto. Su regreso consiste en dos pel¨ªculas que acaba de rodar: El molino, de Alfonso Cort¨¦s-Cavanillas (La Ca?a Brothers), y En la alcoba del sult¨¢n, dirigida por Javier Rebollo, una coproducci¨®n francoespa?ola de Para¨ªso Production, Sideral, Eddie Saeta y Noodles Productions.
Solo el tiempo dir¨¢ si el del cine y esta actriz, dotada por igual para la fragilidad y la intensidad emocional y perfeccionista hasta la m¨¦dula, es un reencuentro feliz o el desenlace de un amor imposible. Arranca la conversaci¨®n pronunciando una frase que suena a profesi¨®n de fe: ¡°Mejor parar a que nos paren¡±.
Mejor parar a que nos paren¡ Este ya podr¨ªa ser un gran titular. Usted, desde luego, decidi¨® parar.
S¨ª, pero no por voluntad propia.
Bueno, igual un poco tambi¨¦n, ?no?
No, no, a m¨ª me gustan las pausas, pero no las pausas de cinco a?os. No, esto es algo que va con la vida de los actores, en la que hay momentos de mucho trabajo y momentos de par¨®n que tampoco han de ser considerados fracasos. Son simples momentos de una vida que hay que encarar de la mejor forma posible. Lo que pasa es que mis pausas, por desgracia, han sido demasiado largas.
?Por qu¨¦?
Es una buena pregunta.
Que a lo mejor tiene muchas respuestas, o la respuesta tiene muchos ingredientes.
Entiendo la extra?eza. Si yo no fuera yo, a m¨ª tambi¨¦n me sorprender¨ªa. Y me preguntar¨ªa: ?qu¨¦ le ha pasado a esta mujer que estaba en primera l¨ªnea de su profesi¨®n y de pronto dej¨® de rodar pel¨ªculas y series y no ha hecho nada en mucho tiempo?
?Y tendr¨ªa una respuesta?
Es que esta profesi¨®n es muy complicada. Ha sido una mezcla de circunstancias, pero creo que hay dos claves: la primera es que no me han llegado casi proyectos y los que me han llegado no me han estimulado. Y la segunda es que otros proyectos que me han llegado y s¨ª me han gustado, por alguna raz¨®n, no han conseguido la financiaci¨®n.
Que ah¨ª es donde nos topamos con la cruda evidencia de que el cine es cultura, s¨ª, pero tambi¨¦n industria. Puede que, ante todo, industria. ?Eso provoca ilusiones perdidas?
Eso s¨ª que me ha pasado. Que se han ca¨ªdo proyectos que parec¨ªa que estaban de pie y de pronto¡
Volvamos a los parones voluntarios. ¡°Hay trayectorias para todos los gustos. La m¨ªa es de hacer pausas¡±. La frase es suya. ?Es partidaria del parar y templar frente a inercias y precipitaciones?
Puede que tenga un poco de raz¨®n y que yo sea un poco exigente. No s¨¦ si la pregunta est¨¢ enfocada por ah¨ª¡ A ver, en mi caso ha pasado algo raro y es que, despu¨¦s del ¨¦xito, no me han llegado proyectos estimulantes. Pero yo amo esta profesi¨®n. Me hace sentir feliz, creo que soy alguien m¨¢s viva e interesante gracias a ella, me gusta profundizar en los personajes, me ayuda a indagar en la condici¨®n humana, he conocido gente incre¨ªble que me ha ayudado a estar a gusto en el mundo, a conocerme.
Esa expresi¨®n est¨¢ bien. ¡°Estar a gusto en el mundo¡±. Pero frente a esos aspectos positivos de los que habla habr¨¢ otros negativos que hayan ?propiciado que usted haya estado tanto tiempo sin trabajar.
S¨ª.
?Y cree que se han debido m¨¢s a factores ex¨®genos o end¨®genos? ?La culpa la ha tenido m¨¢s el mundo ¡ªla industria del cine¡ª o usted?
No creo en la culpa.
Yo nunca habr¨ªa elegido parar todos estos a?os. En esta profesi¨®n no te puedes bajar del carro tanto tiempo
Pongamos cualquier otra palabra.
S¨ª reconozco que yo nunca habr¨ªa elegido parar todos estos a?os. En esta profesi¨®n no te puedes bajar del carro tanto tiempo. ?Por qu¨¦? Si yo elijo no hacer un proyecto es porque no me llena, de acuerdo, pero ?se le puede llamar a eso voluntad propia? Cuando conozco a un director que conecta con mi sensibilidad, cuando siento que ¨¦l y su mundo forman parte de eso en lo que yo me siento tan bien, que es el cine de autor, el cine independiente, el cine que me hace disfrutar de mi condici¨®n de espectadora, cine con arte y con verdad dentro, cine que indaga en la condici¨®n humana, entonces¡ Yo tuve una racha muy buena de directores y pel¨ªculas que a m¨ª me transmit¨ªan eso como actriz. Pero son rachas.
Y luego vino el fundido a negro.
A los 35, concretamente. Hice fundido a negro total.
?Es injusto hablar de desaparici¨®n, como se ha ?dicho a menudo de usted? S¨ª que hizo algunas ?pel¨ªculas¡
No, no, no¡ En ese fundido en negro no hice nada, ni pel¨ªculas ni nada. A los 35 me fui a estudiar fuera. Pens¨¦ que estudiar me abrir¨ªa la cabeza a otros mundos, a otras realidades. As¨ª que decid¨ª estudiar. Cine, por cierto. No arte, como se suele decir siempre por ah¨ª¡
?Y d¨®nde?
En la escuela p¨²blica de Los ?ngeles. Dos a?os. Pero antes de eso intent¨¦ encontrar trabajo en Brasil y en Argentina, dos sitios donde hab¨ªan ido muy bien los ¨²ltimos trabajos que hab¨ªa hecho. Pero nada. Y entonces, al ver que no me llegaban proyectos ni en Espa?a ni fuera, decido ponerme a estudiar.
?En su cabeza aquello era m¨¢s un par¨¦ntesis o un cambio de vida absoluto?
No, para nada, solo necesitaba aprovechar el tiempo. Hacer algo con mi vida. Me pareci¨® que aquello pod¨ªa enriquecerme como persona y tambi¨¦n como actriz. Nunca lament¨¦ haberlo hecho. Hoy en d¨ªa tengo clar¨ªsimo que fue una buena decisi¨®n. No s¨¦ si hubo gente que, al hacer aquello, pens¨® que me hab¨ªa alejado definitivamente y entonces dej¨® de ofrecerme cosas. Pero la verdad es que no lo cont¨¦, o sea, que tampoco ten¨ªa nadie por qu¨¦ saber que yo estaba estudiando fuera.
O sea, que s¨ª fue una desaparici¨®n¡
S¨ª, claro. Me pareci¨® que necesitaba un reciclaje de mi propia vida.
De las experiencias menos gratas de la vida y de los errores y de los hipot¨¦ticos fracasos, ?ha aprendido lecciones?
Mmmm¡
En algunas culturas el error y el fracaso son vistos como posibilidades de un nuevo punto de partida. En otras, si fallas, eres un apestado. ?Ha tenido alguna vez esa sensaci¨®n?
No. No me he sentido ni me siento apartada del todo del cine a pesar del tiempo que llevo sin trabajar. Sigo sintiendo el respeto y el cari?o de la gente, y eso me hace sentir muy bien. No me siento olvidada. Por suerte, ahora vuelvo a tener proyectos. Este a?o retomo la actividad, con la pel¨ªcula de Javier Rebollo y con otra que he rodado, El molino.
Dos pel¨ªculas en un a?o tras a?os sin trabajar: un regreso en toda regla. ?Puede hablar de El molino y de En la alcoba del sult¨¢n?
En la alcoba del sult¨¢n es una pel¨ªcula que habla de cine, es un caso real, cuenta la vida de Gabriel Veyre, un inventor y operador de los hermanos Lumi¨¨re que se traslad¨® a Marruecos para instruir al sult¨¢n sobre el funcionamiento del cinemat¨®grafo. En la pel¨ªcula se cuenta que invent¨® una m¨¢quina para resucitar muertos. Es una pel¨ªcula sencilla y a la vez compleja, humor¨ªstica, con varias capas y una dimensi¨®n casi m¨ªstica. Y El molino es una dramedia, en la que dos ingenieras llegan a un entorno rural con un proyecto de energ¨ªas renovables que dividen al pueblo entre quienes est¨¢n a favor y en contra.
Perd¨®n, ?podemos saber qu¨¦ se le hab¨ªa perdido a un sult¨¢n de Marruecos en la b¨²squeda del manejo del cinemat¨®grafo?
Pues no puedo responder a esa pregunta [risas].
?Esto se parece a algo que haya hecho usted antes?
No. Nada. Ni siquiera en la forma de rodar. Javier Rebollo me iba dando indicaciones a medida que se iba haciendo la toma, que es un m¨¦todo que yo no hab¨ªa probado nunca y que me ha gustado experimentar. Fuimos construyendo el personaje juntos.
Pues, en efecto, no siempre fue el caso. ¡°Ella lo hace todo bien. Cuando ella rueda, yo doy un paso atr¨¢s y descanso¡±. Lo dijo Vicente Aranda de usted cuando la dirigi¨® en Juana la Loca.
He tenido mucha suerte en el cine. Juana la Loca fue una oportunidad muy grande para m¨ª y sigo estando agradecid¨ªsima a Vicente, al que tanto echo de menos. Solo tengo buenas palabras para ese personaje y lo que me dio.
Por favor, ?puede explicar aqu¨ª c¨®mo prepar¨® aquella secuencia bajo la lluvia, en el patio de un castillo, aullando ¡°?Mi madre ha muerto, mi marido me enga?a, loca, estoy loca!¡±? Es dif¨ªcil de olvidar.
Pues la prepar¨¦ con Alicia Hermida, que ya no est¨¢ con nosotros, por desgracia, y que era, adem¨¢s de una fant¨¢stica actriz, una gran maestra de interpretaci¨®n. La preparamos en su taller de teatro, que se llamaba La Barraca. Recuerdo ensayar esa escena en el patio de su estudio. Y de los gritos que daba, pensaba: ¡°?Madre m¨ªa, un d¨ªa los vecinos nos van a echar!¡±. Juana se pospuso varias veces, durante meses, ya ves, ya entonces se pospon¨ªan proyectos tan importantes como aquel. Con lo cual pude ganar todo ese tiempo para los ensayos con Alicia, y eso me vino muy bien. ?Hab¨ªa que hacerla y que saliera bien a la primera o a la segunda! Creo que solo hicimos dos tomas.
Debi¨® de quedarse bien satisfecha consigo misma¡
Trabaj¨¦ mucho para que aquella escena saliera adelante. Yo, cuando tengo un trabajo por delante, no paro hasta que no estoy segura. Y no estoy segura hasta que no s¨¦ que el trabajo est¨¢ bien. Hago un trabajo de mesa ?exhaustivo, o sea, que no improviso, salvo que el director me pida que lo haga.
Queda claro que est¨¢n el trabajo, la profesionalidad, la t¨¦cnica¡, pero siempre queda la duda: ?hasta qu¨¦ punto es decisivo algo como la propia personalidad de la actriz o del actor y, en su caso, cierta impronta de fragilidad, de vulnerabilidad?
Si tienes un personaje fr¨¢gil, aprovechas tu propia fragilidad, como en mi caso. Si tienes un personaje que no es fr¨¢gil o que no quiere mostrar esa fragilidad, trabajas otras cosas. Cada personaje es diferente y requiere una aproximaci¨®n distinta. Por ejemplo, yo a Juana no la veo fr¨¢gil, lo que pasa es que es alguien a quien su marido le pone los cuernos y su madre ha muerto.
?Juana cambi¨® a Pilar?
Fue un antes y un despu¨¦s en mi carrera. Conoc¨ª el ¨¦xito. Bueno, el ¨¦xito para m¨ª consiste en hacer lo que quiero, pero quiero decir que conoc¨ª el ¨¦xito popular, el del p¨²blico, lo que la mayor¨ªa de la gente considera ¡°¨¦xito¡±. Claro, luego fue imposible mantener aquel nivel en una profesi¨®n como esta.
?Por qu¨¦?
Porque el ¨¦xito no es duradero. Esta profesi¨®n est¨¢ llena de altibajos, de circunstancias azarosas y situaciones imprevisibles. Por suerte, conoc¨ªa a gente que hab¨ªa conocido el ¨¦xito y el fracaso y que me lo advirti¨®, me avis¨® de que aquello era un privilegio que ten¨ªa que saber disfrutar.
?C¨®mo llev¨® la fama? Ten¨ªa 23 a?os, gan¨® el Goya y el premio en San Sebasti¨¢n, es de suponer que casi no podr¨ªa andar por la calle¡
No, eso me pas¨® antes, cuando hice la serie de televisi¨®n Al salir de clase, que es donde yo me forj¨¦ como int¨¦rprete, aunque ya hab¨ªa debutado antes en otra serie, Yo, una mujer, dirigida por Ricardo Franco y con Concha Velasco. Fue una ¨¦poca muy bonita por muchas razones. Al salir de clase me dio oficio y me hizo enfrentarme a la popularidad. Mmmm¡, no fue f¨¢cil, yo soy muy t¨ªmida, siempre lo he sido, y esa mezcla de popularidad y timidez a veces no es f¨¢cil de digerir. Enseguida me di cuenta de que aquella profesi¨®n que hab¨ªa elegido ten¨ªa sus efectos secundarios y que yo ten¨ªa que asumirlo. En definitiva, que desde que era una adolescente me toc¨® crecer con la popularidad, as¨ª que cuando lleg¨® Juana la Loca ya la conoc¨ªa.
Perd¨®n por la pregunta, pero despu¨¦s de una larga desaparici¨®n como la suya, ?puede ser otro efecto secundario el hecho de que haya gente que no la reconozca por la calle?
Claro, eso pasa. Y no me preocupa pasar inadvertida. Ahora que lo pienso, est¨¢ bien haber vivido las dos cosas. Forma parte de la vida de una actriz. Y repito: los momentos bajos no han de ser considerados fracasos, sino etapas.
Bueno, hasta puede que los fracasos te ayuden en un momento concreto, te ense?en.
S¨ª, pero en realidad yo no siento que tenga ninguna responsabilidad en todo esto. Hay que asumirlo y punto.
?Una actriz o un actor pueden llegar a ser juguetes en manos del director o del productor?
Yo nunca me he sentido as¨ª.
?Y eso de que a partir de cierta edad a las actrices no les llegan buenos papeles?
Eso, como comentaba antes, a m¨ª me pas¨® a los 35, y supongo que pasa en el cine y pasa en todos los ¨¢mbitos. Que cuando m¨¢s maduro est¨¢s interpretativamente hablando es cuando dejan de necesitarte. Curiosamente, yo estoy recibiendo m¨¢s proyectos que entonces.
Y hablando de proyectos¡, adem¨¢s de estas dos pel¨ªculas que acaba de rodar, ?hay otros en camino?
S¨ª, a finales de este a?o rodar¨¦ un thriller que habla de la trata de blancas en Espa?a, y en mayo del a?o que viene, una comedia absurda, tambi¨¦n en Espa?a.
No s¨¦ si tengo claro a estas alturas de la conversaci¨®n, casi en su final, por qu¨¦ desapareci¨® del cine espa?ol en el momento en que parec¨ªa que iba a convertirse en La Actriz¡, y perd¨®n por la insistencia.
Yo he tratado de explicar aqu¨ª las claves por las que no he trabajado m¨¢s. Lo que ocurri¨® me parece injusto. Y tampoco lo entiendo.
Una vez le hicieron uno de esos cuestionarios personales absurdos, pero a veces divertidos, y le preguntaron cu¨¢l ser¨ªa la banda sonora de su vida.
?Y qu¨¦ dije?
¡°Alguna que se titule A¨²n sigo en pie, babe¡±. ?Se reconoce?
No s¨¦ en que estar¨ªa pensando. Pero a¨²n sigo en pie.
La justicia a veces es po¨¦tica, y llega.
Ya, pero tambi¨¦n es coja.
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