Aurelia Navarro, la artista que cambi¨® los pinceles por los h¨¢bitos debido a la asfixia machista de su ¨¦poca
Con 26 a?os, en 1908, la pintora granadina fue premiada y reconocida por ¡®Desnudo de mujer¡¯. A los 38, marginada y relegada, se convirti¨® en la hermana Resurrecci¨®n
Cuando en noviembre de 2020 el Museo del Prado pudo reabrir sus puertas despu¨¦s del cierre forzado por el coronavirus, ofreci¨® una exposici¨®n hist¨®rica. Bajo el t¨ªtulo de Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideolog¨ªa y artes pl¨¢sticas en Espa?a (1833-1931) pudieron verse 130 obras muchas de las cuales no hab¨ªan sido nunca expuestas o hab¨ªan sido muy poco vistas. Hubo entonces muchas sorpresas, aunque puede que la mayor y m¨¢s comentada fuera Desnudo de mujer, una pintura con la que Aurelia Navarro (Pulianas, Granada, 1882 - C¨®rdoba, 1968) concurs¨® en 1908 en la Exposici¨®n Nacional de Bellas Artes y se llev¨® la tercera medalla. Ten¨ªa 26 a?os y unas ansias inmensas de comerse el mundo. Se present¨® al certamen en dos ocasiones m¨¢s y volvi¨® a conseguir nuevas medallas. Se cree que pint¨® casi un centenar de cuadros. Casi siempre mujeres j¨®venes y ni?as. Su pincelada suelta y su dominio t¨¦cnico despertaron el inter¨¦s de sus colegas y profesores. Pero a los 38 a?os dio un portazo a su convencional y supuestamente c¨®modo mundo granadino y entr¨® en el convento de las Adoratrices de Granada. Rebautizada como Hermana Aurelia Mar¨ªa de la Resurrecci¨®n muri¨® en el convento de C¨®rdoba con 85 a?os.
Las causas por las que Aurelia Navarro tom¨® la decisi¨®n de cambiar los pinceles por los h¨¢bitos apuntan a esa marginaci¨®n y desprecio que sufr¨ªan entonces las mujeres artistas en un mundo en el que solo mandaban los hombres. Aurelia Navarro no era una artista corriente ni su decisi¨®n fue la m¨¢s placentera. Como evidencia del inter¨¦s que su obra y persona han suscitado, hasta la exposici¨®n del Prado su trayectoria no pasaba de las tres l¨ªneas en la enciclopedia Espasa.
A partir de la muestra se han editado varias publicaciones, entre ellas dos completas monograf¨ªas. La primera se titula Semblanza de una artista contra corriente (Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2021), una investigaci¨®n de Magdalena Ill¨¢n Mart¨ªn, profesora de Arte en la Universidad de Sevilla. El segundo estudio es Aurelia Navarro, una pintora granadina por descubrir (Asociaci¨®n Granada Art¨ªstica, 2022), firmado por Mar¨ªa Dolores Santos, doctora en Historia del Arte de la Universidad de Granada. El tercer libro acaba de llegar a las librer¨ªas, y tiene forma de biograf¨ªa novelada: Pintar desnudos, acabar monja (Mascar¨®n de Proa, 2024). Su autora, Nerea Aznar (Granada, 49 a?os), ha recurrido a la ¡°ficci¨®n veros¨ªmil¡±, en palabras de la escritora, para reconstruir la vida de la artista en su ciudad natal y dar respuesta a las muchas preguntas planteadas.
Mientras las investigaciones enriquecen el conocimiento sobre Aurelia Navarro, su obra ha entrado con todos los honores en el Museo del Prado. Gracias a una donaci¨®n familiar (Pablo Navarro Holgado), en la colecci¨®n permanente se expone Una artista (1906), un posible autorretrato de la pintora con un pincel en la mano. En opini¨®n de Carlos G. Navarro, comisario de Invitadas y responsable de Conservaci¨®n de Pintura y Dibujo del XIX del museo, es una obra de una calidad inmensa: ¡°Esta es una de esas im¨¢genes suyas protagonizadas por mujeres que trascienden al universo estrictamente femenino. Su ¨¢mbito art¨ªstico es muy importante y me alegra mucho que Invitadas haya hecho posible que alguien como ella haya pasado del anonimato a ocupar un lugar importante en los centros de investigaci¨®n y en los museos. Es muy bueno que su obra se d¨¦ a conocer¡±.
¡®?xtasis¡¯, su ¨²ltima pintura
En Granada, el Museo Casa de los Tiros (museo y archivo de la ciudad) le ha dedicado ya una sala propia reuniendo las cinco obras de Aurelia Navarro que son de propiedad p¨²blica o est¨¢n en dep¨®sito. Es un fondo ampliable en el que la estrella ser¨¢ el famoso Desnudo de mujer en cuanto vuelva de la exposici¨®n sobre la historia del desnudo que hasta el 9 de marzo se puede ver en el museo Carmen Thyssen de M¨¢laga. En la Casa de los Tiros se puede contemplar ya otro de los cuadros m¨¢s notables y especiales de Aurelia Navarro, ?xtasis (1916), donado al museo por Julia Marchena Navarro, sobrina nieta de la artista, en 2022. Que se sepa es el ¨²ltimo que pint¨® fuera del convento. En la pintura solo se ve el rostro de una bella joven en pleno ¨¦xtasis sexual. Con un brazo se sujeta la cabeza y del otro apenas se ve el hombro. No se sabe cu¨¢les fueron las dimensiones originales. Est¨¢ cortado por un lateral y por la parte inferior. Todo apunta a que fue su padre, Jos¨¦ Navarro, m¨¦dico muy bien situado socialmente y profundamente conservador, quien la oblig¨® a eliminar partes de la tela. Puede que a Jos¨¦ Navarro y a su esposa, Resurrecci¨®n Moreno, les resultara indigerible seguir siendo la comidilla de la Granada m¨¢s rancia y beata por culpa de su hija. Aurelia tuvo un hermano, Jos¨¦, tambi¨¦n m¨¦dico, con el que disfrut¨® siempre de una relaci¨®n extraordinaria. Jos¨¦, sus cinco hijos y luego sus nietos han sido los guardianes de un legado que permanece pr¨¢cticamente completo en sus manos.
En su domicilio madrile?o, Julia Marchena Navarro muestra unas paredes repletas de pinturas de su t¨ªa abuela. Ni?as y j¨®venes mujeres fueron retratadas ensimismadas en sus quehaceres o enso?aciones. Algunas son chicas del Albaic¨ªn, otras pertenecen a su entorno familiar y social. Ella misma se autorretrat¨® con mucha frecuencia, algo muy com¨²n a los artistas que empiezan y no tienen dinero para pagar modelos. En uno de estos autorretratos que adornan la casa de su sobrina Julia ella tiene 22 a?os, una mirada firme y un cuello largo y esbelto semicubierto con encajes. Muy cerca hay otro autorretrato en el que su expresi¨®n ha perdido fuerza y seguridad. Tanto la sobrina nieta como las investigadoras creen que el famoso y premiado desnudo es tambi¨¦n un autorretrato. Concebido a modo de La venus del espejo de su admirado Vel¨¢zquez, es el rostro distorsionado de la artista el que se refleja en el espejo. Julia Marchena cuenta que el premio logrado por ese cuadro consist¨ªa en un diploma y la compra del cuadro por parte de Bellas Artes. Lo incumplieron.
Respondi¨® la Diputaci¨®n de Granada y se lo qued¨® por 2.000 pesetas que a ella no le dejaron administrar por el paternalismo legal de entonces. Una de las condiciones de la compra era que el cuadro fuera expuesto al p¨²blico, pero durante d¨¦cadas permaneci¨® ¡°adornando¡± un despacho de la Diputaci¨®n hasta que el Prado lo pidi¨® para su exposici¨®n de Invitadas. Julia Marchena no tiene una opini¨®n sobre el abandono de la pintura por parte de su t¨ªa, aunque est¨¢ convencida de que la sociedad de sus abuelos debi¨® de ser asfixiante para una joven artista.
Prohibido viajar
Hasta su entrada en las Adoratrices, Aurelia vivi¨® siempre en la casa familiar. No viaj¨® a Madrid para presentar sus obras en los concursos. En su lugar lo hicieron sus maestros, Jos¨¦ Larrocha y Tom¨¢s Mu?oz Lucena. Este ¨²ltimo intent¨® convencer al padre para que Aurelia estudiara en Roma. Ante la respuesta negativa, Mu?oz Lucena pidi¨® casarse con Aurelia. Se encontr¨® otra contundente negativa porque los padres se tem¨ªan que el emparejamiento con el profesor viudo y padre de tres hijos ser¨ªa un parip¨¦ para que ella diera rienda suelta a sus aut¨¦nticos gustos y sentimientos.
La biograf¨ªa novelada de Nerea Aznar intenta dar respuestas a las muchas preguntas que rodean la vida de una artista que a veces recuerda a las protagonistas de P¨¦rez Gald¨®s y de Federico Garc¨ªa Lorca. Aznar, escritora y profesora granadina, ha dedicado casi dos a?os a investigar y cuadrar datos en los archivos y entre la familia. Hay muchas cosas de la novela indemostrables, ya que cuando Aurelia decide abandonar la sociedad, su familia hace desaparecer todas las cartas, notas y fotograf¨ªas que ella guardaba.
A partir de esas investigaciones, en su libro, Nerea Aznar alterna la voz de la artista con la de una antihero¨ªna. La obra cuenta los or¨ªgenes de la familia en el pueblo de Pulianas, su vida en la plaza Nueva, sus escasas relaciones con amigas o su gusto por pasear por el bosque de la Alhambra o sentarse con su caballete en los patios de los palacios Nazar¨ªes. Revive algunos de los eventos y sucesos m¨¢s terribles que le tocaron vivir: el terremoto de 1884, el auge de las azucareras, la creaci¨®n del Centro Art¨ªstico, Literario y Cient¨ªfico, la construcci¨®n de la Gran V¨ªa o el Concurso de Cante Jondo de 1922 y la relaciona con artistas hombres con los que seguramente no lleg¨® a cruzar palabra: Falla, Rodr¨ªguez-Acosta, L¨®pez Mezquita, Madrazo o Federico Garc¨ªa Lorca.
Homosexualidad
Se explaya Nerea Aznar con una de las posibles causas de su aislamiento e insatisfacci¨®n: su homosexualidad. En la novela, se cuenta su relaci¨®n con Alicia Morandi, hija de un capit¨¢n de infanter¨ªa de origen italiano, afincado en Espa?a, que hab¨ªa sido destinado a Granada. Ellas dan rienda suelta a su amor hasta que la presi¨®n ambiental alimenta un miedo atroz en Alicia, y la relaci¨®n termina con la marcha de los italianos. A partir de esta ficci¨®n (veros¨ªmil, seg¨²n la autora y parte de la familia), Aurelia se va quedando sola. No tiene encargos, ni amor, ni ilusi¨®n y decide entrar en el convento de las Adoratrices en 1923, convertida en la Hermana Aurelia Mar¨ªa de la Resurrecci¨®n Hasta entonces hab¨ªa pintado casi un centenar de pinturas. En el convento, dedicada a la ense?anza y al rezo, hizo algunas tablillas de tema religioso y un retrato de la madre Micaela, fundadora de las Adoratrices, en 1934. Muri¨® en C¨®rdoba en 1968, a los 85 a?os.
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