Al rescate de las artistas de la vanguardia espa?ola
Tantas veces excluidas del relato, este siglo XXI reivindica a las creadoras del XX con una oleada de muestras que resignifican sus aportaciones
En una historia del siglo XXI como esta que nos ocupa, el comienzo no podr¨ªa situarse en otro lugar que no fueran las redes sociales. All¨ª, en Twitter, brot¨® el germen de la exposici¨®n que acaba de inaugurar el Museo Thyssen de Madrid en torno a la obra de Rosario de Velasco (1904-1991), pintora que alcanz¨® la fama dentro y fuera de Espa?a en los a?os treinta, cuyo recuerdo se fue difuminando y cerca estuvo de desvanecerse como una huella en el barro. La periodista Toya Viudes lanz¨® hace un a?o un llamamiento para localizar la obra de su t¨ªa abuela, sin inventariar y en buena parte en paradero desconocido, y la respuesta no se hizo esperar: ¡°Siempre pienso que las redes son un patio de vecinos, pero tambi¨¦n que son los nuevos medios de comunicaci¨®n, as¨ª que me dije: ¡®Mira, lo voy a intentar¡±, relata Viudes. ¡°Todo el mundo se volc¨®: empezaron a compartir y los medios tambi¨¦n me ayudaron mucho, y as¨ª fue c¨®mo aparecieron muchas obras que necesit¨¢bamos¡±.
Las obras las necesitaban ¡ªViudes y el comisario Miguel Lusarreta¡ª para montar la exposici¨®n del Thyssen (abierta hasta el 15 de septiembre), instituci¨®n que les recibi¨® con un s¨ª a pesar de acudir a ellos casi con las manos vac¨ªas, provistos solo de los cuadros y dibujos que conservaba la familia y la aspiraci¨®n de recuperar la memoria de esta artista olvidada, que si no se hab¨ªa esfumado del todo del imaginario colectivo fue por un lienzo colgado en el Reina Sof¨ªa: Ad¨¢n y Eva, representaci¨®n de inspiraci¨®n clasicista de una pareja sobre la hierba. Como su amiga ?ngeles Santos (1911-2013), conocida mucho tiempo por la hipn¨®tica pintura surrealista Un mundo, tambi¨¦n en el Reina Sof¨ªa, De Velasco parec¨ªa sentenciada a brillar como estrella de una sola obra.
¡°Las artistas quedaron al margen, pero la realidad demuestra que hubo muchas y que tejieron redes¡±, dice Leticia de Cos
Gracias a la tenacidad de su pariente y la colaboraci¨®n de internautas, coleccionistas e instituciones, se han encontrado cerca de 400 trabajos de la pintora, si bien no todos se despliegan en la muestra. Esta abarca su primera etapa, que alcanza hasta los a?os cuarenta, su ¨¦poca de mayor ¨¦xito: aproximadamente, la que vivi¨® antes de casarse, dar a luz a su hija y mudarse de Madrid a Barcelona para escapar de la Guerra Civil, dejando atr¨¢s su medio natural y cumpliendo la condena al ostracismo que se impon¨ªa a las mujeres artistas cuando formaban una familia.
La resurrecci¨®n de De Velasco, representante, como explica la comisaria t¨¦cnica de la exposici¨®n, Elena Rodr¨ªguez, ¡°del arte nuevo de los a?os treinta, influenciado por los movimientos de vuelta al orden tras la Gran Guerra¡±, es sin duda la m¨¢s llamativa. Pero no es la ¨²nica artista espa?ola del siglo XX de la que se est¨¢ reivindicando su talento en museos y galer¨ªas: en este 2024 han coincidido exhibiciones dedicadas a mujeres como Isabel Quintanilla; Delhy Tejero; Juana Franc¨¦s; Isabel Villar; Teresa Ducl¨®s, y Mar¨ªa Blanchard. El repunte del inter¨¦s por estas creadoras en cierta medida desconocidas, en l¨ªnea con la sed de justicia hist¨®rica para con las mujeres y las minor¨ªas que caracteriza el tiempo actual, sigue la estela de la revalorizaci¨®n, en a?os recientes, del legado de Las Sinsombrero, artistas de la generaci¨®n del 27 (donde se enmarca De Velasco) entre las que destac¨®, en el campo de la pl¨¢stica, la pintora surrealista Maruja Mallo.
Rosario de Velasco desembarca en el Thyssen despu¨¦s de otra apuesta por una pintora espa?ola nacida antes del ecuador de la pasada centuria: Isabel Quintanilla (1938-2017), miembro del grupo de los Realistas de Madrid junto al tit¨¢n Antonio L¨®pez. Con un marchante alem¨¢n que coloc¨® en aquel pa¨ªs muchas de sus obras, Quintanilla no logr¨® apenas reconocimiento en Espa?a hasta la celebraci¨®n de una colectiva tambi¨¦n en el Thyssen, en 2016, donde su obra cautiv¨® la atenci¨®n tanto de la cr¨ªtica como del p¨²blico. ¡°Creo que en su caso ha sido un rescate no del olvido, sino del desconocimiento, porque gran parte de su producci¨®n no estaba en territorio espa?ol¡±, apunta Leticia de Cos, la comisaria, que agrega: ¡°Desde el Renacimiento, las mujeres fueron cayendo fuera del relato can¨®nico de la historia del arte y qued¨¢ndose en los m¨¢rgenes, a excepci¨®n de dos o tres, que son vistas casi como hero¨ªnas. Pero la realidad nos demuestra que hubo muchas artistas, que tuvieron mucha relaci¨®n y que tejieron muchas redes¡±.
Prueba reciente de esa inclusi¨®n en el relato es la artista Eva Lootz (1940), premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas de 1994 que est¨¢ siendo homenajeada nada menos que por partida triple (adem¨¢s de otra exposici¨®n que tuvo a principios de a?o en Barcelona) en la Sala Alcal¨¢ 31 de Madrid (hasta el 21 de julio); la Sala Kubo Kutxa de San Sebasti¨¢n (hasta el 25 de agosto), y el Reina Sof¨ªa (hasta el 2 de septiembre). Como testimonio de la mencionada conexi¨®n entre creadoras, sirva la implicaci¨®n de varias mujeres en los Realistas de Madrid: Amalia Avia, Mar¨ªa Moreno y Esperanza Parada, de quienes se exhibi¨® obra en la muestra de Quintanilla.
Como ¨²nica integrante femenina de uno de los principales colectivos de la vanguardia, El Paso (en el que participaron Saura, Millares y su marido, Pablo Serrano), el nombre de Juana Franc¨¦s (1924-1990) qued¨®, por el contrario, ligado al clich¨¦ de ser la mujer del grupo. ¡°Solo estuvo nueve meses y es por lo que se le da importancia; no se ha intentado sacar a la luz su val¨ªa¡±, lamenta Mar¨ªa Jes¨²s Folch, comisaria de la muestra que el Niemeyer de Avil¨¦s le consagr¨® este a?o (y que antes pas¨® por el IVAM de Alcoi). ¡°Esta exposici¨®n ha tratado de quitarle la etiqueta informalista que le ha asignado la historiograf¨ªa tradicional¡±, abunda Folch, que ha destapado facetas como su ¡°denuncia del entorno angustioso que surge con la industrializaci¨®n en los a?os cincuenta¡±.
Franc¨¦s qued¨® para la historia como una mujer en un mundo de hombres. Resulta fundamental reivindicar sus m¨¦ritos, pero plantear exposiciones de mujeres sin contexto ni amplitud de miras puede entra?ar tambi¨¦n, como subraya Patricia Molins, el riesgo de ¡°contribuir a hacer un gueto¡±. Se hace necesario no quedarse en la exhibici¨®n puntual o el bum del momento, sino promover la investigaci¨®n, visibilizar a estas artistas en los libros de texto, incluirlas en las colecciones permanentes¡ ¡°En ese sentido, destacar¨ªa la presi¨®n que ha hecho el colectivo MAV, Mujeres en las Artes Visuales, as¨ª como la labor de recuperaci¨®n de la comisaria Isabel Tejeda¡±, subraya Molins, conservadora del Reina Sof¨ªa y curadora en el Patio Herreriano de Valladolid de Geometr¨ªa y misterio (hasta el 9 de septiembre), muestra sobre la pintora Delhy Tejero (1904-1968), vinculada al surrealismo y Las Sinsombrero.
?Por qu¨¦ celebrar ahora la figura de Tejero? ¡°Ella fue una artista con una mirada singular, que trabaj¨® a lo largo de toda su vida¡±, responde Molins, que alaba, tambi¨¦n, que fue una de las pocas pintoras de la ¨¦poca que dej¨® por escrito, en sus diarios, su aproximaci¨®n intelectual al arte. Relacionada con sus compa?eras, Tejero no fue una isla perdida en medio del oc¨¦ano. ¡°El de estas artistas es un colectivo que por primera vez tiene presencia p¨²blica, hace exposiciones, ha estudiado en la Academia de San Fernando¡¡±, abunda la experta. ¡°Aquellas mujeres tienen que pensar c¨®mo representarse como las primeras mujeres modernas, es decir, independientes y profesionales, dentro de una sociedad que las apoya, pero con condescendencia. Ellas fueron pr¨¢cticamente las representantes p¨²blicas de las mujeres modernas¡±.
A la pintora Isabel Villar (1934) se le reconoce haber colocado la feminidad en el primer plano de sus obras mucho antes de que llegara cualquier tendencia. La creadora, cuyos lienzos trasladan al espectador a encantadoras enso?aciones na¨ªf, clausur¨® hace apenas un mes una individual en la galer¨ªa Fern¨¢ndez-Braso de Madrid. Se jacta de haber hecho siempre lo que le ha ¡°dado la gana¡±, sin preocuparse de modas ni opiniones ajenas. Durante sus estudios, recuerda, ¡°tuve la gran suerte de tener unos compa?eros de curso magn¨ªficos que nos trataban relativamente parecido¡±. Pero cuando expuso por primera vez, en 1970, no pudo zafar la tijera de la censura: Televisi¨®n Espa?ola cort¨® las im¨¢genes de sus mujeres desnudas, dejando en pantalla solo los paisajes. Casada con otro artista, Eduardo Sanz (1928-2013), Villar concede que ¡°ahora se est¨¢ empezando a tratar mejor la pintura de las mujeres¡±. Pero no lamenta su suerte: ¡°Con mi marido, los dos decidimos que nos ¨ªbamos a dedicar solo a esto y descartamos la ense?anza, que era lo que se hac¨ªa entonces, porque te com¨ªa todo el tiempo¡±.
Como se?ala Villar, muchas de sus coet¨¢neas ejercieron de profesoras de pintura o dibujo. Carmen Laffon (1934-2021), pintora figurativa que en 1982 gan¨® el Nacional de Artes Pl¨¢sticas, fund¨® en 1967 una escuela llamada El Taller junto a Jos¨¦ Soto y Teresa Ducl¨®s, los mismos nombres que la acompa?aron en la aventura de La Pasarela, la galer¨ªa de arte que, desde 1965, import¨® la modernidad a Sevilla. Laffon, que goz¨® de fama en vida, contin¨²a siendo vindicada: el a?o pasado, el CAAC de su ciudad incorpor¨® ocho obras suyas a su colecci¨®n, y en un par de a?os el Thyssen le ofrecer¨¢ una antol¨®gica. Pintora asimismo de paisajes intimistas envueltos de una luz evocadora, aunque menos celebrada que su amiga, Teresa Ducl¨®s (1934) acudi¨® recientemente a la inauguraci¨®n de su exposici¨®n en la galer¨ªa Leandro Navarro de Madrid (hasta el 28 de junio). ¡°A ella se le ha reconocido enormemente en Sevilla¡±, subraya ??igo Navarro, el director del espacio, dando una clave compartida entre muchas creadoras: su mayor y m¨¢s temprana valoraci¨®n en la periferia.
Con el af¨¢n de un arque¨®logo del pasado reciente, el galerista madrile?o Jos¨¦ de la Mano ha ido desenterrando los trabajos ignorados de artistas como la tejedora Aur¨¨lia Mu?oz (1926-2011), que hace poco ingres¨® en las colecciones del MNAC y el MoMA. Es ese, el textil, un terreno en el que ¡ªcoinciden los expertos¡ª convendr¨ªa escarbar si de verdad se aspira a resituar la historia del arte de las mujeres. Con la colaboraci¨®n de la comisaria Isabel Tejeda, De la Mano ha exhibido a pintoras como Maribel Nazco (1938) y la pionera de la abstracci¨®n Lola Bosshard (1922-2012), de quien puede verse obra en la colectiva del IVAM de Valencia El poder con que saltamos juntas (hasta el 29 de septiembre), un recorrido por la obra de creadoras espa?olas y portuguesas del siglo XX que explora el peso que sobre ellas ejercieron tanto la situaci¨®n pol¨ªtica ¡ªla dictadura¡ª como la social, definida por las expectativas de g¨¦nero.
En el IVAM confluyen referentes y trayectorias dispares que ofrecen una visi¨®n tanto de la variedad estil¨ªstica con la que estas artistas abordaron su pr¨¢ctica como del reconocimiento recibido: hay premios Nacionales y Vel¨¢zquez como Concha Jerez (1941) y Esther Ferrer (1937; con una individual en el Centre del Carme de Valencia, abierta hasta el 29 de septiembre), descubrimientos del siglo XXI como Elena Asins (1940-2015; reci¨¦n expuesta en la galer¨ªa Elvira Gonz¨¢lez de Madrid, que acab¨® obteniendo el Nacional de Artes Pl¨¢sticas en 2011), y rescates nov¨ªsimos como los de Aur¨¨lia Mu?oz y Lola Bosshard. Tambi¨¦n est¨¢ presente una de las personalidades prominentes de la pintura espa?ola contempor¨¢nea: la premio Nacional y Vel¨¢zquez Soledad Sevilla (1944), cuya obra protagoniza la ¨²ltima exposici¨®n de la madrile?a galer¨ªa Marlborough antes de su adi¨®s definitivo (hasta el 29 de junio), y que aterrizar¨¢ con una antol¨®gica este noviembre en el Reina Sof¨ªa.
¡°Como colectivo tienen por primera vez presencia p¨²blica¡±, explica Patricia Molins. ¡°Representaron a las mujeres modernas¡±
Precursora de todas ellas, Mar¨ªa Blanchard (1881-1932) no solo se consolid¨® como artista, sino que lleg¨® a convertirse, quiz¨¢, en la de mayor reputaci¨®n de la primera mitad del siglo XX espa?ol en paralelo a la surrealista Maruja Mallo. Como les ocurri¨® a tantas otras, su legado se despe?¨® despu¨¦s por el abismo hasta que en los a?os ochenta se organiz¨® una retrospectiva en Madrid. Ya en 2012, la Fundaci¨®n Bot¨ªn de Santander le prepar¨® otra antol¨®gica, que viaj¨® al Reina Sof¨ªa. Sin embargo, como le pas¨® a Juana Franc¨¦s, su recuerdo se ha congelado en una fracci¨®n de su carrera: su etapa como figura del cubismo, que se prolong¨® unos cinco a?os y desarroll¨® en el Par¨ªs de las vanguardias. ¡°Es una parte importante de su obra, pero desde mi punto de vista no la m¨¢s importante¡±, se?ala Jos¨¦ Lebrero Stals, el comisario de la actual monogr¨¢fica de Blanchard en el Museo Picasso de M¨¢laga, titulada, reveladoramente, Pintora a pesar del cubismo (hasta el 29 de septiembre). ¡°Su otra etapa dura m¨¢s y plantea unos asuntos que la cubista no plantea, y que tienen mucho que ver con la domesticidad, la vulnerabilidad, la pol¨ªtica de los cuidados, la infancia¡ Pero esto todav¨ªa no se ha estudiado suficientemente¡±, agrega.
Afectada por una discapacidad, expatriada en un Par¨ªs al que emigr¨® siguiendo el rastro de la bohemia, Mar¨ªa Blanchard triunf¨® antes que las otras artistas que le sucedieron a pesar de emprender su aventura sola y sin un colch¨®n econ¨®mico. Sin embargo, sus logros suponen hoy poco menos que un misterio para el gran p¨²blico; nada que ver con los de sus colegas y amigos, como Juan Gris y Picasso. ¡°Creo que la contribuci¨®n de la mujer artista del siglo XX la estamos apreciando ahora en el XXI¡±, afirma Lebrero Stals, ¡°estudi¨¢ndola, visibiliz¨¢ndola y descubriendo muchas cosas que no nos contaron, y que resulta que eran importantes¡±.
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