Un proyecto de Cultura para regular la IA generativa enciende debates entre los artistas
El borrador de un Real Decreto, que el ministerio acaba de poner en marcha para que los creadores obtengan compensaciones cuando los programas se entrenan con sus obras, recibe duras cr¨ªticas de varios autores
La inteligencia artificial (IA) necesita entrenar antes de poder actuar. En eso tambi¨¦n se parece al cerebro. Y, sin embargo, su aprendizaje no para de generar enfrentamientos con los seres humanos. Miles de artistas acusan desde hace tiempo a la nueva tecnolog¨ªa de fagocitar sin autorizaci¨®n ni compensaci¨®n sus obras, para dibujar, filmar o escribir como ellos. Ya hay incluso denuncias en tribunales. Parte de los creadores exigen al menos un pago por derechos de autor. Pero otros no quieren contribuir de ninguna manera a mejorar con sus trabajos lo que consideran un ladr¨®n y un potencial rival en el mercado. Y entre ambas posturas, el avance de la IA y los posibles impactos positivos y negativos, se coloca un proyecto de Real Decreto del Ministerio de Cultura que quiere proteger a los autores, pero tambi¨¦n ha encendido las alarmas de algunos. Tanto que ayer lunes, plazo final para las aportaciones p¨²blicas, trasladaron por correo electr¨®nico al departamento que dirige Ernest Urtasun su preocupaci¨®n.
La iniciativa pretende introducir en el ordenamiento espa?ol licencias colectivas de derechos de autor para ¡°el desarrollo de modelos de inteligencia artificial de uso general¡±. Por un lado, la llamada IA generativa [la que sea capaz de acumular mucha informaci¨®n compleja para generar nuevos contenidos] se alimenta de miles de obras al mismo tiempo. Por otro, los creadores merecen una justa compensaci¨®n, seg¨²n el Ministerio. Y, finalmente, ¡°la obtenci¨®n individual de las correspondientes autorizaciones resulta excesivamente onerosa y pr¨¢cticamente inviable, hasta el punto de que la obtenci¨®n de la licencia necesaria se hace improbable¡±, afirma el texto del proyecto.
De ah¨ª que Cultura busque crear la opci¨®n de que las entidades de gesti¨®n colectiva ¡°concedan, bajo determinados supuestos, autorizaciones no exclusivas para la explotaci¨®n de obras y prestaciones en nombre de los titulares de derechos, con independencia de que estos hayan autorizado o no a la entidad a hacerlo, es decir, en ausencia de autorizaci¨®n expresa por parte de todos ellos¡±. El propio documento recuerda que la directiva europea 2019/790 ofreci¨® a los Estados miembros de la UE implementar esa posibilidad. Y que en otros pa¨ªses ya se aplica. Una fuente del ministerio, adem¨¢s, subraya: ¡°El proyecto est¨¢ todav¨ªa en una fase muy preliminar, de audiencia p¨²blica. La intenci¨®n es que se apruebe con el consenso del sector¡±.
¡°Imagino que est¨¢ hecho con buena intenci¨®n, pero es un error que solo va a beneficiar a las grandes empresas tecnol¨®gicas y no va a hacer m¨¢s que precarizar a¨²n m¨¢s el trabajo de los y las artistas que trabajan en este pa¨ªs¡±, respondi¨® ?lvaro Ortiz, uno de los historietistas m¨¢s conocidos de Espa?a, en su aportaci¨®n al proyecto, que comparti¨® en la red social Bluesky. Precisamente a trav¨¦s de mensajes en esa y otras plataformas, varios artistas expresaron sus temores e intentaron animar a otros profesionales del sector a hacer lo mismo. Hace pocos d¨ªas, el primer estudio sobre el posible impacto econ¨®mico en las artes de la IA generativa si su avance no se regula ¡ªencargado por Cisac, la organizaci¨®n mundial que re¨²ne a las principales entidades de gesti¨®n del derecho de autor¡ª estim¨® que el sector musical y el audiovisual corren el riesgo de perder, respectivamente, una cuarta y quinta parte de sus ingresos globales para 2028. El proyecto de Cultura, en realidad, quiere precisamente poner ley en el Salvaje Oeste. El c¨®mo, sin embargo, genera opiniones a favor y en contra.
¡°Ustedes pretenden que mis creaciones, las de muchos otros compa?eros, sirvan para alimentar una maquinaria tecnol¨®gica que me dejar¨¢, precisamente, sin el poco trabajo que puedo hacer¡±, escribi¨® en su correo a Cultura otro dibujante, El Torres. El artista David L¨®pez o la editorial Grafito, entre otros, tambi¨¦n se mostraron cr¨ªticos. Incluso con el propio punto de partida.
El proyecto da por hecho que la IA generativa ya est¨¢ aqu¨ª, ha venido para quedarse e ir¨¢ a m¨¢s. El texto se refiere adem¨¢s al ¡°adecuado desarrollo de sistemas de inteligencia artificial [¡] que pueden resultar estrat¨¦gicos para nuestro pa¨ªs¡±. El proyecto argumenta que la obligaci¨®n para las compa?¨ªas tecnol¨®gicas que pretendan nutrir sus IA generativas de ir pidiendo autorizaciones autor por autor generar¨ªa ¡°una importante traba¡± para ello. Y, a la vez, Cultura sostiene que ¡°muchos titulares de derechos estar¨ªan dispuestos e incluso desear¨ªan autorizar estos usos de sus obras y prestaciones siempre que se amparasen en una licencia¡±. Ya hay incluso artistas que aprovechan la IA generativa como aliada para sus creaciones. El grupo Prisa, editor de este diario, anunci¨® el pasado marzo una colaboraci¨®n con OpenAI, la compa?¨ªa m¨¢s conocida, admirada y temida en el ¨¢mbito de la IA, responsable de ChatGPT. En palabras de una fuente de Cultura, ¡°hablamos de algo que ya es real y est¨¢ sucediendo. Queremos regularlo en beneficio de los creadores¡±.
Pero los autores cr¨ªticos opinan lo contrario: no se sienten defendidos lo suficiente y querr¨ªan que la visi¨®n del ministerio partiera de una oposici¨®n m¨¢s f¨¦rrea a la IA, como cuando Cultura se comprometi¨® a no premiar o contratar obras creadas ¨ªntegramente con inteligencia artificial. El pasado 22 de octubre, el ministro Urtasun escribi¨® en X: ¡°Es imprescindible proteger los derechos de autor y la normativa que los rige, garantizando el total respeto a las personas creadoras y a los contenidos culturales de los que se nutre la IA generativa¡±. Y el propio proyecto recoge, a lo largo de sus 10 p¨¢ginas, las preocupaciones del sector cultural ante el uso desregulado de sus obras.
Tambi¨¦n por eso el texto de Cultura fija unos cuantos matices. La licencia colectiva podr¨¢ darse solo cuando ¡°la obtenci¨®n por parte de los usuarios de autorizaciones de los titulares de derechos de propiedad intelectual de manera individual resulte tan oneroso y dificultoso que haga improbable la operaci¨®n requerida¡± y ¡°se garantice a todos los titulares de derechos la igualdad de trato en relaci¨®n con los t¨¦rminos de la autorizaci¨®n no exclusiva¡±, entre otras condiciones. A la vez, las entidades de gesti¨®n que est¨¦n interesadas en aprovechar esta opci¨®n deber¨¢n permitir que ¡°los titulares de derechos que no hayan autorizado a conceder la autorizaci¨®n no exclusiva puedan excluir sus obras o prestaciones protegidas de la licencia colectiva ampliada, en cualquier momento, con facilidad y de manera efectiva¡±. Pero nada de eso le basta a Ortiz. ¡°Espero que recapacit¨¦is¡±, concluye su correo a Cultura. De momento, una vez cerrado el plazo de aportaciones p¨²blicas, el proceso sigue adelante. El debate, tambi¨¦n.
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