La IA recortar¨¢ los ingresos de la m¨²sica y el sector audiovisual en m¨¢s de un 20% en 2028, seg¨²n un informe internacional
El primer gran estudio sobre el potencial impacto econ¨®mico de la nueva revoluci¨®n tecnol¨®gica en la cultura alerta de la probable ¡°canibalizaci¨®n¡± de parte de los cat¨¢logos por obras generadas por m¨¢quinas
La cultura conoce bien la invasi¨®n de las m¨¢quinas. La ha imaginado en decenas de pel¨ªculas, novelas o videojuegos. Ahora, sin embargo, miles de artistas creen que la distop¨ªa amenaza su vida real. Y resulta mucho m¨¢s lista y sutil: por eso la llaman inteligencia artificial (IA). Nada de robots con ametralladoras, sino programas capaces de robarles sus obras y, luego, su trabajo y dinero. En concreto, el sector musical y el audiovisual corren el riesgo de perder, respectivamente, una cuarta y quinta parte de sus ingresos globales para 2028, seg¨²n el primer estudio sobre el posible impacto econ¨®mico en las artes de la IA generativa si su avance no se regula, encargado por Cisac, la organizaci¨®n mundial que re¨²ne a las principales entidades de gesti¨®n del derecho de autor. Material, y por fin n¨²meros, para alimentar un debate decisivo para el presente y futuro del sector. Y, sobre todo, hallar soluciones.
Hasta ahora, muchos creadores hab¨ªan reaccionado ante la m¨¢s reciente y poderosa revoluci¨®n tecnol¨®gica con profec¨ªas terror¨ªficas y denuncias tanto p¨²blicas como en tribunales. De hecho, el estudio recoge casos judicializados como la demanda de un tr¨ªo de artistas (Sarah Andersen, Kelly McKernan y Karla Ortiz) contra Stability AI y Midjourney, o la de varias multinacionales musicales contra Suno y Udio. Desarrolladores y defensores de la IA, por otro lado, ven con escepticismo un grito que consideran exagerado, alarmista y sesgado, al olvidar las enormes ventajas potenciales de las nuevas herramientas, tambi¨¦n para los artistas. El informe de Cisac busca ahora cuantificar de aqu¨ª a cinco a?os el da?o que traer¨¢ el supuesto apocalipsis. Y, a la vez, subrayar el beneficio may¨²sculo para los cuatro jinetes que lo est¨¢n desatando.
Porque el estudio, realizado por PMP Strategy, un despacho de consultor¨ªa de gesti¨®n estrat¨¦gica, prev¨¦ que los ingresos de las desarrolladoras de IA generativa [aquella ¡°capaz de aprender patrones complejos para generar nuevos contenidos¡±, seg¨²n el documento] se disparen casi al mismo ritmo en que bajen los de la cultura. Y renueva la acusaci¨®n de tantos creadores: varios programas de IA se han entrenado fagocitando de forma gratuita y no autorizada millones de obras protegidas por derecho de autor. Primero, aprenden del estilo de un cineasta, dibujante o cantante. Y, luego, lo emulan cada vez mejor para disputarles su trozo del pastel en el mercado.
Basta con observar la evoluci¨®n de los v¨ªdeos que produce Sora, las im¨¢genes que concibe a partir de un texto Midjourney V6 o las canciones que compone Suno, por citar casos incluidos en la investigaci¨®n. ¡°Cuanto m¨¢s tarde se haya implementado una capacidad, m¨¢s r¨¢pido ha alcanzado la performance humana¡±, apunta el texto. Hicieron falta 19 a?os para ense?ar a la m¨¢quina a reconocer el habla. Sin embargo, recientemente, ha bastado con menos de 12 meses para que aprendiera a copiar y modificar el lenguaje.
De ah¨ª que el documento hable incluso de ¡°canibalizaci¨®n¡± del cat¨¢logo: calcula, por ejemplo, que la m¨²sica producida por programas inform¨¢ticos se llevar¨¢ el 20% de las ganancias generadas por las escuchas en plataformas de streaming. Y fundamenta sus tesis tambi¨¦n en el contexto: el aumento del visionado o escucha ¡°pasivos¡± deja m¨¢s cabida para creaciones tal vez no brillant¨ªsimas a¨²n, pero que entretienen y cumplen para pasar un rato. Y el creciente poder¨ªo del algoritmo, regido por IA, tampoco ayuda: el ¡°75% de lo que se ve en Netflix est¨¢ dirigido por su motor de recomendaciones¡± y Spotify ya incluye y puede aconsejar m¨²sica generada por IA en sus listas, seg¨²n el texto.
La Cisac, evidentemente, es parte interesada. Representa a cinco millones de artistas, sus creaciones y sus inquietudes. Tal vez por eso el informe empieza sus 116 p¨¢ginas explicando ampliamente la metodolog¨ªa: entrevistas con m¨¢s de 50 ¡°creadores, productores, editores, distribuidores, compa?¨ªas tecnol¨®gicas y de IA o instituciones¡±. Entre otras, Sony, Warner, la SGAE, Deezer, la federaci¨®n de cineastas europeos Fera, el Parlamento Europeo, empresas como Ask Mona, Kyutai o Fairly Trained, todas volcadas en la IA desde un enfoque respetuoso con los derechos de autor, pero tambi¨¦n Google y Microsoft. Llama la atenci¨®n que se mencione a menudo pero no se entrevistara a la compa?¨ªa que m¨¢s titulares, fascinaci¨®n y terror ha provocado en los ¨²ltimos tiempos: Open AI. El estudio tambi¨¦n se basa en ¡°datos de mercado, informes sobre IA, leyes de derechos de autor; ocho sesiones de talleres entre miembros de la industria y de Cisac¡±. Y, a partir de ah¨ª, pretende contestar a tres preguntas de cara a 2028: ?qu¨¦ presencia tendr¨¢n en el mercado audiovisual y musical las obras creadas por IA?, ?qu¨¦ ingresos recibir¨¢n los desarrolladores de esas tecnolog¨ªas?, ?y los creadores?
Entre las respuestas, se apunta a que la m¨²sica creada por IA generar¨¢ ingresos por un valor de 16.000 millones de d¨®lares en 2028, frente a los 1.000 actuales. O de 48.000 dentro de cinco a?os, frente a 2.000 ahora, en el caso del sector audiovisual. Las p¨¦rdidas estimadas para los artistas superar¨¢n los 4.000 millones de d¨®lares en cada uno de los dos ¨¢mbitos, seg¨²n el documento. Eso s¨ª, con matices: es probable que dobladores y traductores de momento se vean mucho m¨¢s afectados que directores o guionistas.
El informe se atreve a sugerir algunos de los escenarios que considera m¨¢s plausibles: m¨²sica generada por IA que sustituya la que se escucha de fondo en tiendas, lugares p¨²blicos o bandas sonoras, que arrase en los contenidos compartidos por redes sociales o que se emplee en videojuegos, filmes o series de bajo presupuesto, para reducir costes de producci¨®n. Y, en el audiovisual, dibujos animados y v¨ªdeos sin artesan¨ªa humana que llenen cat¨¢logos infantiles o publicidades, as¨ª como cortes en los fondos destinados a guion o direcci¨®n, al encargar parte de la tarea a programas inform¨¢ticos.
En realidad, ya est¨¢ sucediendo. ¡°El informe confirma que el sector cultural se encuentra en una situaci¨®n muy complicada si no se respeta el trabajo de las autoras y los autores¡±, asegura Cristina Perpi?¨¢-Robert, directora general de la SGAE, en una nota emitida por Cisac. Hace tiempo que la IA ha dejado de ser una hip¨®tesis. Millones de trabajadores emplean habitualmente programas como ChatGPT para agilizar algunas de sus tareas diarias; y todav¨ªa muchos m¨¢s ciudadanos dedican alg¨²n momento de su semana a debatir sobre ello, sus ventajas y sus peligros. Incluso dentro de la cultura, miles de artistas tratan de convertir la IA en aliada para sus obras. Rechazarla, pues, ya no parece siquiera una opci¨®n. Entre otras cosas porque el informe destaca un aumento ¡°sin precedentes¡± de la inversi¨®n privada en la IA generativa en 2023.
Detener tama?a marea se antoja irreal. Pero Cisac s¨ª exige, igual que otras muchas organizaciones culturales, que los Gobiernos coloquen alg¨²n dique y la reconduzcan hacia el bien com¨²n. Tanto que la regulaci¨®n sobre IA aprobada este a?o por la UE, la primera de ese alcance en el mundo, incluye la protecci¨®n de la propiedad intelectual entre sus principales pilares y preocupaciones. Y el Ministerio de Cultura espa?ol se comprometi¨® a no premiar o contratar obras creadas ¨ªntegramente con inteligencia artificial. El presidente de Cisac, Bj?rn Ulvaeus, se?ala en un comunicado: ¡°Para los creadores, la IA tiene el potencial de abrir nuevas y fascinantes oportunidades. Pero [¡], si no est¨¢ bien regulada, la IA generativa tambi¨¦n tiene el poder de perjudicar severamente a los creadores humanos, a sus carreras y a sus medios de sustento. ?Cu¨¢l de estos dos escenarios prevalecer¨¢?¡±. Este diario traslad¨® la pregunta a ChatGPT. Respondi¨®: ¡°Depender¨¢ de las decisiones que tomemos en t¨¦rminos de ¨¦tica, regulaci¨®n, y cooperaci¨®n entre humanos y tecnolog¨ªa¡±. Avisados quedamos. Lo dice hasta la propia IA.
Babelia
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