Brecha de g¨¦nero en el estudio de grabaci¨®n: el arduo camino de las productoras musicales
Existen 30 hombres por cada mujer en esta profesi¨®n. Algunas de ellas ya realizan esa labor, pero existe temor a firmar. Ese miedo Zahara lo cataloga como ¡°ser invisible y yo misma invisibilizarme¡±
Es bastante com¨²n que la direcci¨®n art¨ªstica de un proyecto femenino est¨¦ firmada por un nombre masculino. La figura del productor musical es tan importante como desconocida, pero ante todo es un oficio visiblemente sesgado por el g¨¦nero. Zahara (?beda, 41 a?os) lleva media vida dentro del estudio de grabaci¨®n; sin embargo, este a?o firmar¨¢ por primera vez como productora un ¨¢lbum suyo: Lento ternura, que se publica el 21 de febrero. Uno de los principales inconvenientes con los que se encontr¨® en sus inicios fue que todo el mundo consideraba el productor como un agente externo, y ella misma asumi¨® dicha creencia. ¡°Cuando viv¨ªa en Granada, con 20 a?os, ya me produc¨ªa mis maquetas, pero nunca nadie me hizo ver que lo que hac¨ªa era una producci¨®n o una aproximaci¨®n a la producci¨®n¡±, cuenta la artista a EL PA?S. Aunque siempre cont¨® con un segundo de a bordo, Zahara estaba desconcertada: ¡°No entend¨ªa por qu¨¦ yo no estaba siendo la productora, cuando muchas de las decisiones art¨ªsticas y musicales hab¨ªan tenido un primer filtro que era m¨ªo, hab¨ªa una direcci¨®n art¨ªstica por mi parte y no sab¨ªa por qu¨¦ no pod¨ªa seguir haci¨¦ndolo yo¡±.
En enero de 2024, un estudio de Spotify y USC Annenberg cifr¨® un 6,5% de productoras musicales frente a un 94,5% de productores a nivel mundial. De ellas, menos del 3% han participado en las 800 canciones m¨¢s relevantes de la ¨²ltima d¨¦cada. Es un avance con respecto a 2022, a?o en el que las productoras tan solo ocupaban el 3,5% del c¨®mputo global. Sin embargo, la relaci¨®n sigue siendo de 30 hombres por mujer en el estudio de grabaci¨®n. Los datos han sido extra¨ªdos de los rankings anuales de la publicaci¨®n estadounidense Billboard: de los 1.972 productores que aparecen en dichas listas en los ¨²ltimos nueve a?os, 64 son mujeres. De estas, adem¨¢s, solo 19 son racializadas.
Las labores del productor musical var¨ªan dependiendo del profesional al que se pregunte. Sara Ahmed Gonz¨¢lez (Melilla, 26 a?os), doctoranda en el Departamento de Musicolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), define la producci¨®n como ¡°el proceso completo de creaci¨®n de la m¨²sica grabada, que abarca desde las primeras decisiones t¨¦cnicas y art¨ªsticas hasta las ¨²ltimas fases de postproducci¨®n¡±. Es por esto que muchos productores incluyen entre sus labores la de int¨¦rprete o arreglista. M¨¢s a¨²n, con la democratizaci¨®n del arte y el auge de la tecnolog¨ªa, los artistas frecuentemente adoptan el rol de productores, pues la aparici¨®n de los estudios de grabaci¨®n caseros (los conocidos como home studio) abarata los costes para los artistas. En ese sentido, Ahmed recalca: ¡°Este nuevo paradigma ha facilitado la incursi¨®n profesional de muchas mujeres que en otros tiempos lo hubiesen tenido imposible. Sin embargo, el desconocimiento generalizado de mujeres referentes sumado a otros muchos factores contin¨²a alimentando la ausencia categ¨®rica de productoras en la industria¡±.
Los home studio no necesitan demasiado espacio: el productor argentino Bizarrap comenz¨® sus famosas Bzrp Sessions desde su cuarto de la vivienda familiar. Lo ¨²nico que se necesita para comenzar a producir es, en este caso, un ordenador que soporte un programa inform¨¢tico de edici¨®n de audio (tambi¨¦n conocidos como DAWs: algunos de los m¨¢s famosos son Ableton, Logic o Pro Tools). Los estudios m¨¢s precarios pueden insonorizarse utilizando cartones de huevos y, en caso de que el proyecto incluya vocales, se pueden encontrar micr¨®fonos desde 40 euros.
Sobre la democratizaci¨®n del home studio, Alba Morena (Tarragona, 24 a?os), productora y autora del proyecto musical hom¨®nimo, confirma que es una de las causas por las que ella pudo permitirse iniciarse en la profesi¨®n: ¡°Me tom¨¦ la producci¨®n como parte de la composici¨®n. Creo que muchas chicas que he conocido tambi¨¦n han empezado as¨ª. O sea, o no tengo el dinero para pagar un productor y me pongo yo, o realmente no quiero que nadie m¨¢s opine y quiero tener yo las herramientas para poder hacerlo¡±. Sigue la misma l¨ªnea de actuaci¨®n Teresa Guti¨¦rrez (Santander, 34 a?os), m¨¢s conocida por su nombre art¨ªstico Ganges. Ella comenz¨® realizando maquetas (grabaciones de prueba) con Garaje Band, un editor de audio con una interfaz m¨¢s sencilla para el usuario. En ese sentido, Guti¨¦rrez tambi¨¦n aprendi¨® la disciplina para producirse a s¨ª misma: ¡°Es importante que, si quieres conseguir algo, est¨¦s t¨² a los mandos. Solo as¨ª conseguir¨¢s un resultado lo m¨¢s personalizado posible, porque tu cabeza y tus manos son el arma m¨¢s directa que tienes¡±.
Siguiendo esa dicotom¨ªa entre producci¨®n y composici¨®n, para Pablo Espiga (Madrid, 29 a?os), doctorando por la UCM y cuya tesis investiga la producci¨®n musical en Espa?a, es esa revoluci¨®n tecnol¨®gica la que modifica la definici¨®n: ¡°Previamente a los a?os sesenta, la producci¨®n era el proceso de grabaci¨®n de un producto discogr¨¢fico. The Beatles o Brian Eno fueron unos avanzados a su tiempo porque usaron el estudio como instrumento musical, pero fue a partir de la revoluci¨®n tecnol¨®gica posterior a esa d¨¦cada que dentro del campo de la producci¨®n comenz¨® a englobarse el proceso compositivo¡±. Pablo es el creador de Sonopedia, un repositorio de acceso abierto en el que se recogen, entre otros, los principales agentes de la producci¨®n discogr¨¢fica en Espa?a desde los a?os 60.
En el listado de la web, tan solo aparecen tres nombres femeninos: Raquel Fern¨¢ndez, Salom¨¦ Lim¨®n y Maryn¨ª Callejo. Esta ¨²ltima fue la productora, entre otros, de Los Brincos, y seg¨²n Espiga ¡°fue una mujer hipermoderna para la ¨¦poca, que haciendo un paralelismo ser¨ªa como la George Martin espa?ola, pero ha sido muy marginada y apenas se conoce su figura¡±. Espiga reconoce que hay muchas m¨¢s mujeres de las que se muestran en su archivo, sin embargo ¡°es un trabajo en construcci¨®n¡±. Una de las fuentes de su investigaci¨®n es la web Discogs, aunque admite que el problema es que ¡°todo lo anterior a los 2000 apenas est¨¢ subido a la plataforma, existe un vac¨ªo documental tremendo¡±.
Lo m¨¢s probable es que muchas productoras ni tan siquiera est¨¦n acreditadas como tal, pues todav¨ªa se asocia la figura de la mujer al plano exclusivamente compositivo y no tanto al tecnol¨®gico o directivo. Morena lo cuenta de primera mano: ¡°Me cost¨® mucho empezar a producir a otras personas porque la gente con la que he intentado trabajar no me consideraba productora¡±. Algo similar vive Paola Rivero (Tacoronte, 29 a?os), productora e integrante del grupo Cari?o: ¡°Durante los seis a?os que llevo en activo con Cari?o, he tenido la oportunidad de estar bastante en estudios, y es complicad¨ªsimo que siendo mujer te identifiquen como productora o ingeniera. Cuando eres mujer y est¨¢s en un estudio se va a dar por sentado que tu trabajo es la composici¨®n, los caf¨¦s o la gesti¨®n¡±.
Esto fue lo que le sucedi¨® a Zahara con su disco Puta (2021), pues con la publicaci¨®n de dicho ¨¢lbum era f¨¢cil encontrar por internet la atribuci¨®n de todo el trabajo a Mart¨ª Perarnau: ¡°Yo tom¨¦ la decisi¨®n de que Mart¨ª fuese el productor, porque ¨¦l descubre el sonido del disco y yo quiero reivindicar su figura¡±. Aun as¨ª, considera que el sonido final surge de ¡°las ideas conjuntas y nuestra sinergia, pero no pusimos que hab¨ªa dos productores y reivindicarlo a posteriori ha sido imposible. En ese momento en el que yo empiezo a alzar a Mart¨ª, comienzo a desaparecer de la ecuaci¨®n¡±.
As¨ª, las cuatro productoras entrevistadas, pese a sus diferencias contextuales, tienen tres cosas en com¨²n: la primera y m¨¢s obvia es que todas empiezan a producir con el fin de trabajar en sus propios proyectos. Alba Morena, Zahara y Ganges son cantantes y compositoras de sus propias canciones, mientras que Paola adopta, en Cari?o, los roles de guitarrista y corista. Todas ellas ven la producci¨®n, en primera instancia, como un arma para lograr autonom¨ªa, si bien est¨¢n de acuerdo en que necesitan validarse constantemente dentro de dicho entorno. Un pensamiento ir¨ªa de la mano del siguiente, pues la falta de legitimaci¨®n en entornos externos como el estudio de grabaci¨®n es una posible causa por la cual las artistas toman los mandos y se recluyen en un entorno m¨¢s privado. Rivero lo considera as¨ª: ¡°Esa inseguridad es propia de la mujer dudando sobre sus propias capacidades. Yo siento que antes de empezar a estudiar ten¨ªa la urgencia de aprender absolutamente todo sobre sonido y audio para matar a ese s¨ªndrome del impostor que ten¨ªa dentro de m¨ª¡±.
Alba Morena cree que ¡°todas tenemos ese s¨ªndrome de la impostora, aunque seamos productoras con reconocimiento nos quedar¨¢ esa losa¡±. Para Ganges, el s¨ªndrome aparece ¡°no con lo m¨ªo, sino cuando se me ha planteado producir un proyecto externo¡±. Si bien actualmente se encuentra trabajando para otras formaciones musicales, afirma: ¡°Jam¨¢s me vendo como productora, es algo que hago solo cuando me preguntan¡±. Ese temor de firmar como una misma la direcci¨®n art¨ªstica de un proyecto es algo que Zahara ha catalogado como ¡°ser invisible y yo misma invisibilizarme¡±.
De este modo, el principal problema reside en la falta de referentes y/o la falta de confianza para que las mujeres se acrediten como productoras, pese a encontrarse al frente de la toma de decisiones: lo m¨¢s probable no es que haya menos productoras, sino que las que se dedican a ello (de forma m¨¢s o menos consciente) no figuran en los cr¨¦ditos con dicho rol. En un nuevo paradigma en el que la producci¨®n musical engloba otra suerte de aspectos compositivos, la mayor¨ªa de artistas independientes ser¨ªan, en este caso, sus propias productoras. El objetivo futuro es, ahora, que contraten a aquellas que quieran trabajar con algo m¨¢s que su propio proyecto.
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