Los prehist¨®ricos del Estrecho de Gibraltar que sab¨ªan navegar hace 6.000 a?os

El principio de la navaja de Ockham dicta que la explicaci¨®n m¨¢s probable es, a todas cuentas, la m¨¢s veraz. As¨ª que si unas pinturas rupestres, halladas en una oquedad de Jimena de la Frontera (C¨¢diz), resulta que est¨¢n hechas todas con pigmentos similares, en un contexto arqueol¨®gico coincidente con otros yacimientos de la pen¨ªnsula y la prueba del carbono 14 lo confirma, la conclusi¨®n parece evidente: son de entre el 4000 y 3000 antes de Cristo. Por mucho que esas representaciones sean siete barcos a vela y a remo que llevan trayendo de cabeza a diversos investigadores que llevan medio siglo intentando darles sentido. As¨ª que el hallazgo, tan evidente como extra?o, trae un hito m¨¢s bajo el brazo: esas naves de trazos rojizos de la Laja Alta de Jimena son las representaciones de embarcaciones m¨¢s antiguas del Mediterr¨¢neo occidental.

Es justo lo que sostiene un equipo multidisciplinar de investigadores de la Universidad de Granada en su art¨ªculo Las representaciones prehist¨®ricas del abrigo de Laja Alta (Jimena de la Frontera, C¨¢diz). Controversias y datos cient¨ªficos, publicado en el n¨²mero de enero de la revista cient¨ªfica Pyrenae. ¡°Ante los datos que hay no cabe otra. Lo nuestro es una evidencia, el un resultado de una investigaci¨®n¡±, explica el profesor del departamento de Prehistoria y Arqueolog¨ªa de la UGR y coordinador de la investigaci¨®n, con la esperanza de cerrar un debate cient¨ªfico que ha tenido idas y venidas, desde que aparecieron esas pinturas rupestres en los a?os 70 del siglo XX, en la Laja Alta de Jimena, una oquedad rocosa ubicada en el Parque de los Alcornocales, muy cercana al Estrecho de Gibraltar.

Muchos han sido los arque¨®logos que han intentado trazar una explicaci¨®n plausible a qu¨¦ hac¨ªan esos siete barcos ¡ªalgunos con velas, otros con remos¡ª pintados en trazos rojos sobre la piedra junto a otras figuras de estilo rupestre esquem¨¢tico, como figuras antropomorfas o ¨ªdolos oculados (con rasgos antropomorfos muy esquem¨¢ticos). Lleg¨® a existir cierto consenso en que era una representaci¨®n de los primeros encuentros entre ind¨ªgenas y fenicios en el Bronce Final (del 1250 al 850 antes de Cristo). Fue en 2018 cuando Morgado y su equipo presentaron la prueba del carbono 14 ¡ªrealizado sobre la muestra de pigmento negro de un oculado¡ª que confirm¨® la dataci¨®n del conjunto al periodo del Neol¨ªtico, entre el 4000 y el 3000 a.C, una hip¨®tesis ya planteada anteriormente, pero que no enraiz¨®. Sin embargo, de nuevo la controversia surgi¨® despu¨¦s de que la arque¨®loga Ana Mar¨ªa Gomar Barea plantease en 2022 que los dibujos de los barcos eran pinturas de embarcaciones medievales, entre los siglos XII y XIV, y muy posteriores a los elementos esquem¨¢ticos centrales.

El nuevo estudio de Morgado parte de toda esa controversia anterior para criticar c¨®mo todos los an¨¢lisis sobre la Laja Alta han estado siempre cargados, a su juicio, de ¡°sesgos interpretativos¡±, debido a que se han apoyado en estudios estil¨ªsticos centrados solo en los barcos, sin tener en cuenta el resto de dibujos. Y, en contraposici¨®n, el equipo integrado por seis investigadores desarrolla con detalle los datos cient¨ªficos obtenidos con t¨¦cnicas avanzadas como espectroscopia FORS, modelos digitales 3D y las dataciones absolutas de carbono 14 y termoluminiscencia. Todas ellas combinadas trazan dos argumentos claves: la dataci¨®n neol¨ªtica ¡ªgracias a ese oculado de trazo negro realizado sobre los tonos rojos¡ª y la interrelaci¨®n de esos motivos esquem¨¢ticos centrales con los barcos que lo circundan.

Pero, ?qu¨¦ hac¨ªan unos barcos en mitad del Estrecho de Gibraltar en pleno Neol¨ªtico? Aunque Morgado cree que se abre una veta interpretativa a¨²n por analizar, en su estudio defiende que no son objetos fuera de tiempo. ¡°Estos barcos tienen m¨¢stiles b¨ªpodes y tr¨ªpodes para armar el izado de la vela que ya aparecen en el mundo egipcio. Es adem¨¢s una arquitectura naval arcaizante con hom¨®logos en naves del IV al II milenio a.C.¡±, apunta Morgado. Como recuerda el estudio, las representaciones m¨¢s antiguas de embarcaciones se encuentran en los petroglifos de Gobust¨¢n ¡ªAzerbaiy¨¢n¡ª pertenecientes a los cazadores-recolectores mesol¨ªticos, mientras que los primeros dibujos de barcos de popa curvada datan del IX-VIII milenios a. C., en la zona del Mar Caspio.

Las embarcaciones de la Laja Alta gaditana, con sus velas y formas arcaizantes, se insertan en esa l¨ªnea temporal del ¨¢mbito euromediterr¨¢neo entre el V y II milenio a. C. sin aspavientos. Pero suponen un hito para la zona, ya que las ubica como una de las representaciones m¨¢s antiguas del Mediterr¨¢neo occidental, sin tener en cuenta los grabados de la cueva de ?sfendos, en Creta, debido a la dificultad de la dataci¨®n de estas ¨²ltimas. Sin embargo, Morgado no atribuye a las naves de la Laja Alta un car¨¢cter for¨¢neo: ¡°No presupondr¨ªa que sean orientales, sino que pueden ser ind¨ªgenas porque son sociedades que demandaban elementos singulares. Yo apostar¨ªa que son embarcaciones ind¨ªgenas, una innovaci¨®n propia, dentro de su complejizaci¨®n social¡±.

De hecho, el arque¨®logo de la UGR cree que ya es momento de abandonar interpretaciones ¡°colonialistas ya superadas¡± para abordar el conocimiento de los pobladores del sur de la pen¨ªnsula del momento como sociedades m¨¢s complejas de lo que se cre¨ªa en el pasado. ¡°Son sociedades emergentes abiertas en unos contactos con otras poblaciones¡±, apunta el investigador. Morgado apoya su aseveraci¨®n en hallazgos como los fragmentos de cer¨¢mica mic¨¦nica del Llanete de los Moros de Montoro (C¨®rdoba) fechadas en el 2000 a.C. o el taller de marfiles de procedencia asi¨¢tica de Valencina (Sevilla) datado en el 3000 a.C.

¡°El veh¨ªculo para la conexi¨®n era el mar. Ten¨ªamos sospechas, pero no evidencias. No se conocen pecios prehist¨®ricos, pero tenemos elementos para pensar que esta sociedad estaba en contacto allende los mares¡±, se atreve a avanzar Morgado. Aunque eso, seg¨²n explica el investigador, ya no es su tarea. ¡°Ahora queda el siguiente paso de la interpretaci¨®n. Primero ten¨ªamos que tener la evidencia¡±, zanja orgulloso.