La muerte del inodoro, tal y como lo conocemos
El colectivo finland¨¦s The Dry Collective presenta en la Bienal de Arquitectura de Venecia una exposici¨®n que es una idea: el fin de la cisterna por falta de agua
El diagn¨®stico lo conocemos: por un lado est¨¢ el uso del agua, de dif¨ªcil acceso para 2.700 millones de habitantes de un planeta que, s¨ª, est¨¢ compuesto de agua en un 70%, pero en el que s¨®lo un 3% de ese agua es potable. Por otro lado est¨¢n todos los nutrientes naturales que desperdiciamos precisamente porque hemos dejado de utilizar los desechos humanos como abono. Finalmente est¨¢ la necesidad de la tierra de cultivo de utilizar fertilizantes como abono. A partir de esa paradoja, o de ese...
El diagn¨®stico lo conocemos: por un lado est¨¢ el uso del agua, de dif¨ªcil acceso para 2.700 millones de habitantes de un planeta que, s¨ª, est¨¢ compuesto de agua en un 70%, pero en el que s¨®lo un 3% de ese agua es potable. Por otro lado est¨¢n todos los nutrientes naturales que desperdiciamos precisamente porque hemos dejado de utilizar los desechos humanos como abono. Finalmente est¨¢ la necesidad de la tierra de cultivo de utilizar fertilizantes como abono. A partir de esa paradoja, o de ese absurdo, el colectivo The Dry Collective, un grupo de arquitectos, artistas y dise?adores finlandeses, ech¨® mano de la tradici¨®n. Y recurri¨® junto al comisario de su pabell¨®n en la Bienal de Venecia de Arquitectura, Arja Renell, al mundo rural finland¨¦s para pensar en el retrete del futuro. Esa es la idea que desarrollan.
En Finlandia el contraste entre urbano y rural es muy marcado. Lo urbano es c¨®modo y r¨¢pido; lo rural, primitivo, escaso. Es tambi¨¦n el escenario de una aventura, y tal vez de una verdad mayor. Por eso es el lugar de los retos personales para quienes no viven all¨ª. As¨ª, con frecuencia, las segundas residencias son peque?as, poco c¨®modas, sin electricidad ni calefacci¨®n. El mundo rural finland¨¦s conoce bien lo que es un huussi, un inodoro que funciona con tierra en lugar de con agua y que recicla los desechos humanos como abono para las plantas y las cosechas. Se ubica fuera de la casa, en una peque?a cabina de madera y rodeado de vegetaci¨®n: la que crece con los desechos.
Ya en tiempos del Imperio Romano, las heces y la orina se separaban y las heces se vend¨ªan como abono. Las letrinas, donde se pod¨ªan juntar m¨¢s de 75 personas haciendo sus necesidades, eran, en realidad, un privilegio. La mayor¨ªa de los romanos hac¨ªa sus necesidades donde pod¨ªa. Sabemos que la ¨¦poca medieval fue m¨¢s sucia que la romana. Las heces animales y humanas se recog¨ªan en los mercados y en las calles de las ciudades donde se llegaba para comprar y vender porque solo viv¨ªa en las ciudades un 10% de la poblaci¨®n. Las calles no pavimentadas se convert¨ªan entonces en fangales apestosos tras las lluvias y daban lugar no solo a ciudades pestilentes, tambi¨¦n a epidemias.
La conexi¨®n entre suciedad y mortalidad es, como sabemos, estrecha. Leonardo da Vinci desarroll¨® un plan para mejorar el sistema de salud p¨²blica a partir de la invenci¨®n de sanitarios. Pero, aunque el primer retrete date del siglo XVI, fue en los siglos XVIII y XIX cuando el inodoro se desarroll¨®. Y se expandi¨® por Europa, China, Estados Unidos y Jap¨®n.
En Venecia, explica la arquitecta Barbara Motta, la ciudad estaba m¨¢s sana cuando las heces se vert¨ªan a la laguna que cuando se dejaban por las calles. En el siglo XVI se desarrollaron cloacas de ladrillo o cemento que sirvieron hasta que, en los a?os sesenta del siglo XX, el uso de lavaplatos y lavadoras colaps¨® el sistema. En 1990 se instalaron algunas plantas purificadoras en la ciudad, pero s¨®lo se moderniz¨® el sistema de cloacas en la periferia. El resto depende de cada edificio, u hotel, con centros de purificaci¨®n. En la ciudad hay m¨¢s de 7.000 fosas s¨¦pticas. De modo que no s¨®lo est¨¢ construida sobre el agua.
En realidad, el rechazo y la verg¨¹enza o el pudor ante los excrementos es algo relativamente reciente. Se inici¨® en el siglo XIX y a principios del XX, justamente cuando se extendi¨® el uso del inodoro y se pas¨® a defecar en porcelana y a limpiar el w¨¢ter con agua potable. Ah¨ª comenzaron muchos problemas que tienen, solo con mirar atr¨¢s, varias v¨ªas de soluci¨®n. As¨ª, la discusi¨®n entre la incomodidad pero el ahorro econ¨®mico y ecol¨®gico del retrete de tierra (earth closet) frente al water closet es hoy la misma que en el siglo XIX. El inodoro que conocemos era la marca del progreso y de la riqueza. El retrete de tierra podr¨ªa ser ahora la marca de la responsabilidad: evita vertidos en r¨ªos y lagos, reutiliza los desechos como abono y evita as¨ª fertilizantes qu¨ªmicos en las cosechas. La b¨²squeda del futuro en el pasado es una de las propuestas del laboratorio de futuro que Lesley Lokko ha llevado a la Bienal de Venecia.