Medio mill¨®n de ladrillos hechos a mano con arcilla local: as¨ª se levanta una sede emblem¨¢tica
La nueva f¨¢brica de Herm¨¨s, dise?ada por Lina Ghotmeh en Normand¨ªa reordena las prioridades de los edificios representativos,
Los 500.000 ladrillos con los que est¨¢ levantada la nueva f¨¢brica-taller de la empresa Herm¨¨s en Normand¨ªa fueron hechos a mano. Con arcilla del lugar.
La arquitecta afincada en Par¨ªs Lina Ghotmeh (Beirut, 42 a?os) quiso ser arque¨®loga antes de estudiar arquitectura en Par¨ªs. Hoy, despu¨¦s de dar clase en esa universidad y en la de Yale y tras haber trabajado para Jean Nouvel y Norman Foster, dirige uno de los estudios m¨¢s innovadores de la capital francesa realizando, precisamente, acercamientos arqueol¨®gicos a la memoria de los lugares y los materiales.
Fue el suelo h¨²medo de Normand¨ªa, donde se levanta la nueva sede de 6.200 metros cuadrados de la marca Herm¨¨s, lo que le dio a Ghotmeh la clave para la materialidad del edificio. Quer¨ªa levantar un inmueble pasivo, capaz de acumular la energ¨ªa que consume ¡ªb¨¢sicamente no desperdici¨¢ndola¡ª y, a la vez, quer¨ªa recurrir a los valores de la casa Herm¨¨s ¡ªla cuidad¨ªsima artesan¨ªa, el trabajo manual con pieles y madera¡ª. Decidi¨® que fuera esa relaci¨®n entre el barro y la mano lo que representara a la empresa en su recinto m¨¢s ¨ªntimo: los talleres. Fue as¨ª c¨®mo la combinaci¨®n de arcilla ¡ªlos ladrillos hechos a mano con barro de kil¨®metro cero¡ª encontr¨® un eco en la creatividad de los arcos y los patios.
De planta cuadrada, el edificio parece levantado en torno a un patio. No es as¨ª. Son, en realidad, cuatro patios los que refrescan, y llenan de luz, un inmueble de apariencia ligera y, en realidad, densamente ocupado. Es el cruce de las visuales, y la organizaci¨®n de los arcos, lo que aporta ligereza al edificio. Para conseguirlo, Ghotmeh ¡ªque siempre ha defendido desde su pr¨¢ctica la relaci¨®n entre las artes, el arte y los oficios art¨ªsticos¡ª busc¨® la ayuda de un artista. El escultor Emmanuel Saulnier (Par¨ªs, 70 a?os) dibuj¨® las fachadas de arcos, semejantes pero distintos, para dotar al edificio de un dinamismo que lo aligerara visualmente.
Saulnier se inspir¨® en los caballos. Fueron las sillas de montar lo que dio fama a la casa francesa y ahora es el galope de los caballos lo que dibujan los arcos de las fachadas.
El resultado es una f¨¢brica, una sede empresarial, m¨¢s interesada en comunicar y compartir valores que poder. Todo un cambio de paradigma nutrido con la investigaci¨®n arqueol¨®gica de Ghotmeh: la comprensi¨®n de lo que aport¨® el pasado y lo que significa colaborar y entender el lugar.
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