La tauromaquia se crece en el castigo de los pol¨ªticos
Los ataques a la fiesta de los toros la revitalizan y han convertido las colas de las taquillas en un acto de rebeld¨ªa
Lo que son las cosas¡ La gran verdad de los ¨²ltimos tiempos sobre la fiesta de los toros la dijo hace ya unos a?os el pol¨ªtico socialista Manuel Chaves, entonces presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, en la entrega de los premios taurinos y universitarios que convoca la Real Maestranza de Sevilla. Despu¨¦s de pedir para la tauromaquia ¡°prudencia y mucho respeto a la hora de opinar sobre un asunto que los andaluces sentimos como un elemento singular e identitario de nuestra cultura¡±, avanz¨® una profec¨ªa: ¡°Los toros solo se acabar¨¢n el d¨ªa que las plazas est¨¦n vac¨ªas¡±.
Es verdad que muchos aficionados han desertado; unos, por hartazgo ante la degeneraci¨®n del espect¨¢culo, y otros, convencidos por los antitaurinos. Pero no es menos cierto que los ataques de los pol¨ªticos han conseguido, por el momento, un efecto contrario al deseado; al menos, en las primeras grandes ferias de la temporada ¡ªy no es el primer a?o que sucede¡ª se nota un aumento del n¨²mero de espectadores.
Pero, ciertamente, los hechos empezaban a darle la raz¨®n al pol¨ªtico andaluz. Antes de la pandemia se notaba cierto abandono de las taquillas, sobre todo, fuera de los ciclos m¨¢s importantes, y, despu¨¦s, la covid se erigi¨® en una muy seria amenaza para la continuidad del espect¨¢culo.
Inesperadamente, se form¨® una tormenta perfecta: la enfermedad cerr¨® sine die las plazas, muchos veteranos aficionados se quedaron en el camino, al tiempo que, otra vez, por la irresponsabilidad de los taurinos, permanecieron enquistados los muchos y graves problemas que amenazan desde tiempo ha la permanencia del espect¨¢culo: la incomprensible desuni¨®n del sector, la creencia de que se trata de un espect¨¢culo anacr¨®nico y rancio, la permanente sospecha de manipulaci¨®n y fraude, la dictadura de las figuras y sus ganaderos afines que apuestan por el aburrimiento antes que por la emoci¨®n, y la incapacidad para detener un profundo cambio social encabezado por una fuerte corriente animalista mundial.
¡°Los toros solo se acabar¨¢n el d¨ªa que las plazas est¨¦n vac¨ªas¡±, Manuel Chaves, expresidente de la Junta de Andaluc¨ªa
Pero cuando el ambiente dibujaba un escenario alarmante resurgi¨® un personaje ansioso de protagonismo: la pol¨ªtica.
No era un advenedizo, ciertamente, porque la mayor¨ªa parlamentaria del Partido Popular aprob¨® la ley 18/2013 que regula tauromaquia como patrimonio cultural; y tres a?os antes, en julio de 2010, el Parlament de Catalu?a aboli¨® los toros en esa Comunidad. El Partido Popular aprob¨® la ley y se olvid¨® de ella, y el Tribunal Constitucional tard¨® seis a?os ¡ªhasta octubre de 2016¡ª en sentenciar que el acuerdo catal¨¢n era ilegal, lo que no devolvi¨® los toros a Barcelona porque la afici¨®n en esa parte de Espa?a hac¨ªa tiempo que era testimonial. En julio de 2017, el Parlamento de Baleares aprob¨® una ley que prohib¨ªa la muerte de los toros en la plaza, y meses m¨¢s tarde fue derogada por el Constitucional.
Cuando lleg¨® la pandemia, los toros en Catalu?a, el no del Parlament y la sentencia del Constitucional eran cosas del pasado. Los graves problemas de la fiesta de los toros eran otros: la ineptitud de los taurinos, el abandono de los pol¨ªticos y el creciente desinter¨¦s del p¨²blico.
Pero en octubre de 2020, el entonces ministro de Cultura, Jos¨¦ Manuel Rodr¨ªguez Uribe, habl¨® p¨²blicamente sobre la fiesta y aviv¨® el fuego: ¡°No debo recomendar ir a los toros¡±, dijo, ¡°pero el teatro es diferente en el sentido de que es una cuesti¨®n pac¨ªfica¡±, y se abri¨® la caja de Pandora.
Por esas fechas, el partido de ultraderecha Vox recogi¨® el des¨¢nimo taurino, su l¨ªder, Santiago Abascal, se dej¨® ver junto al torero Morante de la Puebla, y se constituy¨® en el ¨²nico partido ¡®taurino¡¯ del panorama pol¨ªtico del pa¨ªs.
Al mismo tiempo, varias comunidades aut¨®nomas ¡®taurinas¡¯ tomaron nota y se ofrecieron como defensoras del drama ganadero y torero producido por la pandemia, con Madrid y Andaluc¨ªa a la cabeza. Los respectivos presidentes, Isabel D¨ªaz Ayuso y Juan Manuel Moreno se vistieron de luces, y en la capilla de la virtual plaza de la pol¨ªtica coincidieron con los socialistas Emiliano Garc¨ªa Page, castellano manchego, y el extreme?o Guillermo Fern¨¢ndez Vara, entre otros l¨ªderes auton¨®micos.
En el verano de 2020, Yolanda D¨ªaz, a la saz¨®n ministra de Trabajo, entra tambi¨¦n en liza y decide negar a los toreros su condici¨®n de artistas, y, en consecuencia, el acceso a las ayudas que los trabajadores del sector cultural ten¨ªan derecho a causa de la pandemia, que, posteriormente, fue reconocido por los tribunales de justicia.
Un a?o m¨¢s tarde, en octubre de 2021, Miguel Iceta, ministro de Cultura, excluye los toros del bono cultural, una medida que fue anulada posteriormente por el Tribunal Supremo, y oblig¨® a rectificar al Gobierno.
Y, por ¨²ltimo, la reciente eliminaci¨®n del Premio Nacional de Tauromaquia, precedida de la no concesi¨®n de una medalla a las Bellas Artes de 2023 a ning¨²n representante de la tauromaquia, por decisi¨®n del actual ministro de Cultura, Ernest Urtasun.
Los nuevos espectadores han conseguido taponar por el momento la hemorragia de la tauromaquia, y, a cambio, los toros han perdido parte de su identidad
La corriente animalista, por un lado, y la pol¨ªtica, por otro, pretenden convertir la afici¨®n a los toros en una pr¨¢ctica marginal, en un elemento incorrecto, y han dividido la sociedad entre los ¡°retr¨®grados¡± que acuden a las plazas de toros y los ¡°progresistas¡± que consideran la fiesta una forma de tortura animal. Pero ni lo uno ni lo otro; en una plaza, solo hay amantes de los toros con el alma pol¨ªtica en su armario.
En consecuencia, ponerse en la cola de una taquilla viene a ser hoy algo as¨ª como un acto de rebeld¨ªa y de reivindicaci¨®n de la libertad.
Pero, ?ha cambiado el p¨²blico de los toros desde la irrupci¨®n de la pol¨ªtica?
Sin duda. Son menos los aficionados sabios, exigentes y generosos de anta?o, y prevalece el triunfalismo de un p¨²blico de aluvi¨®n, jaranero, desconocedor de la lidia y ¨¢vido de diversi¨®n y trofeos, pero la fiesta de los toros parece parcialmente recuperada de sus graves dolencias gracias a los ataques de sus enemigos. Los nuevos espectadores han conseguido taponar por el momento la hemorragia por donde se le escapaba la vida a la tauromaquia, y, a cambio, los toros han perdido parte de su identidad, pureza e integridad.
?Se ven m¨¢s j¨®venes en los tendidos? Menos de los que dicen los empresarios del sector, porque los precios no permiten alegr¨ªas a los menos pudientes, pero en Madrid se han inventado una discoteca en Las Ventas que se llena todos los d¨ªas de feria; en Sevilla, unas jornadas escolares en el ruedo de la Maestranza, y la Fundaci¨®n Toro de Lidia publica unos videos para que aprendan de toros quienes no los han podido ver por televisi¨®n en su infancia.
Aludiendo a Manuel Chaves, habr¨ªa que concluir que la pol¨ªtica ha revitalizado la fiesta de los toros. Estar¨¢ m¨¢s descafeinada, puede parecer, incluso, una caricatura de la que vivieron nuestros mayores, pero permanece viva porque las plazas no est¨¢n vac¨ªas.
S¨ªguenos en Twitter
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.