Urtasun y los toros, entre la ilegalidad, las medias verdades y el abuso de poder
Ning¨²n estamento taurino, incluida la Fundaci¨®n Toro de Lidia, ha manifestado su intenci¨®n de recurrir la supresi¨®n del Premio Nacional de Tauromaquia
No es necesario ser un experto jurista para atisbar la sospecha de que la supresi¨®n del Premio Nacional de Tauromaquia es una flagrante ilegalidad, y que toda su justificaci¨®n est¨¢ basada en cuestiones ideol¨®gicas, medias verdades y abuso de poder.
Y no hay que entender de toros para mostrar incredulidad y asombro ante el silencio del sector taurino por este ataque sin precedentes a la tauromaquia. Nadie, ni los toreros, ni los empresarios, ni los ganaderos, ni los aficionados han levantado la voz; ni siquiera la Fundaci¨®n Toro de Lidia, lo que abre la veda para que cualquier antitaurino cometa una ilegalidad, como acaba de suceder.
En primer lugar, la decisi¨®n del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, contraviene todos y cada uno de los principios de la ley 18/2013 que regula la tauromaquia como patrimonio cultural.
El pre¨¢mbulo de esta norma, publicada en el BOE el 13 de noviembre de 2013, dice que ¡°la Tauromaquia forma parte del patrimonio hist¨®rico y cultural com¨²n de todos los espa?oles¡±, y a?ade que ¡°el car¨¢cter cultural de la Tauromaquia es indiscutible y merece ser preservado como un tesoro propio de nuestro pa¨ªs¡±. Y en el siguiente p¨¢rrafo enfatiza que ¡°la Tauromaquia es una manifestaci¨®n art¨ªstica en s¨ª misma desvinculada de ideolog¨ªas¡±.
La supresi¨®n del Premio Nacional de Tauromaquia contraviene la ley 18/2013 y el art¨ªculo 46 de la Constituci¨®n
M¨¢s adelante, en su art¨ªculo 3, se?ala que ¡°los poderes p¨²blicos garantizar¨¢n la conservaci¨®n de la Tauromaquia y promover¨¢n su enriquecimiento, de acuerdo con lo previsto en el art¨ªculo 46 de la Constituci¨®n¡±, que subraya lo siguiente: ¡°Los poderes p¨²blicos garantizar¨¢n la conservaci¨®n y promover¨¢n el enriquecimiento del patrimonio hist¨®rico, cultural y art¨ªstico de los pueblos de Espa?a y de los bienes que lo integran, cualquiera que sea su r¨¦gimen jur¨ªdico y su titularidad. La ley penal sancionar¨¢ los atentados contra este patrimonio¡±.
Es evidente que el objeto de un premio nacional es conservar, preservar y enriquecer la materia cultural correspondiente, y su eliminaci¨®n pretende justamente lo contrario.
En el caso de la tauromaquia, el ministro no cree que sea cultura, sino maltrato animal y tortura, y, en consecuencia, ha decidido suprimir el premio.
Pero, claro, en un estado de derecho como el nuestro, la ley emana de la soberan¨ªa popular y no admite cambios conceptuales en funci¨®n de la ideolog¨ªa de cada ciudadano. La ley se cumple, sin m¨¢s. Y si no se est¨¢ de acuerdo con su contenido, se arbitran los mecanismos legales para su modificaci¨®n o eliminaci¨®n; pero todo ciudadano debe aceptarla mientras est¨¦ en vigor. Y quien no lo haga no se puede llamar dem¨®crata, vulnera un deber fundamental e incurre en un delito.
Guste o no guste a Ernest Urtasun, la tauromaquia es cultura y no maltrato. Y nadie puede sustituir un concepto por otro; ni siquiera el ministro de Cultura, interpelado, como poder p¨²blico que es, por el art¨ªculo 46 de la Constituci¨®n para promover el enriquecimiento del patrimonio cultural.
Por otra parte, el cambio de la orden ministerial que suprime el Premio Nacional se basa en particulares cuestiones ideol¨®gicas y medias verdades para fundamentar la decisi¨®n.
En un estado de derecho como el nuestro, todos los ciudadanos est¨¢n obligados a cumplir las leyes que emanan de la soberan¨ªa popular
Dice el BOE que la supresi¨®n del Premio se ¡°justifica en la necesidad de adaptarlo a la evoluci¨®n del sector creativo y cultural en atenci¨®n a las demandas sociales¡±; y que determinadas actividades ligadas a la tauromaquia o elementos concretos de las mismas ¡°son rechazados por amplios sectores de la sociedad por considerarse una forma inaceptable de violencia contra los animales¡±.
Ser¨¢ verdad si lo dice el BOE, pero no toda la verdad. ?Cu¨¢l es la evoluci¨®n del sector creativo? ?Qui¨¦n determina lo que demanda la sociedad? ?En base a qu¨¦ argumento afirma el ministerio que la tauromaquia es rechazada ¡®por amplios sectores¡¯? (¡°Si no puedes convencerlos, conf¨²ndelos¡±, dijo un presidente norteamericano.)
Y es el propio ministerio el que contesta.
En el pasado mes de mayo, cuando Ernest Urtasun anunci¨® su intenci¨®n de suprimir el premio, fuentes de Cultura se?alaron a este peri¨®dico que ¡°solo el 1,9 por ciento de la poblaci¨®n espa?ola hab¨ªa asistido a alg¨²n festejo taurino entre 2021 y 2022. Lo que no aclararon es que, primero, el trabajo de campo se realiz¨® entre marzo de 2021 y febrero de 2022, seg¨²n se recoge en la Encuesta de H¨¢bitos y Pr¨¢cticas Culturales perteneciente a ambas anualidades, editada por el propio Ministerio; y, segundo, esas fechas coinciden con la pandemia del COVID-19, periodo en el que se celebraron pocos festejos y los aforos de las plazas estaban muy limitados.
Es cierto, no obstante, seg¨²n la misma encuesta, que la asistencia a los toros baj¨® de un 9,8 por ciento en el periodo 2006-2007 hasta el 8 por ciento en 2018-2019, y todav¨ªa no se conoce el dato correspondiente a 2023.
Entre marzo de 2021 y febrero de 2022 solo el 1,9 por ciento de la poblaci¨®n asisti¨® a alg¨²n festejo taurino, pero a causa de la pandemia del Covid-19
A¨²n hay un argumento m¨¢s: se jacta el ministro de que su decisi¨®n ha recibido m¨¢s del 90 por ciento de ¡°apoyo ciudadano¡±. Pero no se refiere a una consulta nacional sobre la cuesti¨®n, sino a las 3.268 comunicaciones, primero, y a las 215, despu¨¦s, que se recibieron en el ministerio durante el periodo de informaci¨®n p¨²blica a la que se debe someter toda elaboraci¨®n de una nueva normativa. Es decir, ¡®el apoyo ciudadano¡¯ oficial de la orden de supresi¨®n se limita a m¨¢s del 90 por ciento de 3.483 comunicaciones de personas f¨ªsicas y jur¨ªdicas.
Resulta muy sorprendente y atrevido que un responsable p¨²blico valide este dato como un argumento de autoridad para refrendar la modificaci¨®n de una orden ministerial.
Pero este asunto encierra otra sorpresa no menos llamativa: la supresi¨®n ha pasado pr¨¢cticamente desapercibida para el mundo de los toros. Ning¨²n estamento profesional representativo, con la Fundaci¨®n Toro de Lidia a la cabeza, ni organizaci¨®n de aficionados, ha expresado su intenci¨®n de recurrir esta orden ministerial. Es decir, que el Premio Nacional de Tauromaquia les importa mucho menos que al ministro, que, al menos, se ha tomado la molestia de buscar argumentos para convertir su antitaurinismo militante en una conquista contra el sector. Ya lo dijo el fallecido pol¨ªtico Antonio Garc¨ªa-Trevijano: ¡°Los pol¨ªticos hacen lo que quieren porque el pueblo no hace lo que debe¡±.
La realidad es que a la tauromaquia se le ha hurtado un premio nacional que ten¨ªa justamente adjudicado por su condici¨®n de car¨¢cter cultural. Y el asalto lo ha perpetrado un ministro que antes de prometer su cargo sab¨ªa de la existencia de una ley protectora que ¨¦l ha decidido ignorar. Un ministro que no tiene empacho en saltarse la ley a la torera con una faena corta y medida, que tiene toda la pinta de un abuso de poder; y ya se sabe que quien act¨²a con exceso de autoridad o abusa de ella es un autoritario, que es sin¨®nimo de desp¨®tico, tirano y totalitario.
Los pol¨ªticos hacen lo que quieren porque¡
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