El tendido 7 envuelto en el esc¨¢ndalo de Las Ventas: no por ser intransigente se es mejor aficionado
La monumental bronca que se mont¨® el domingo en la plaza de Madrid tras la cogida de Roca Rey muestra que la fiesta est¨¢ viva, pero que el acoso a los toreros no es el camino
Este domingo se organiz¨® en la plaza de Las Ventas una marimorena de ¨®rdago. Estaba anunciado el peruano Andr¨¦s Roca Rey, indiscutible primera figura del toreo actual, y, desde que hizo acto de presencia en el ruedo, cont¨® con la animadversi¨®n del tendido 7, famoso por la defensa del toro ¨ªntegro y su constante exigencia.
Roca Rey era el blanco perfecto. Su primer toro, el segundo de la tarde, de nombre Sopl¨®n, 557 kilos de peso, de la ganader¨ªa de Fuente Ymbro, de seria presencia, astifino, fiero, encastado y exigente, era una papeleta dif¨ªcil. Pero el torero peruano, valeroso donde los haya, le hizo frente con una gallard¨ªa inusual y se jug¨® el tipo a carta cabal desde que tom¨® la muleta y lo recibi¨® de rodillas en el tercio, hasta que el toro muri¨® y el torero acudi¨® por su propio pie a la enfermer¨ªa.
La pel¨ªcula que se desarroll¨® en poco m¨¢s de diez minutos fue de una acci¨®n trepidante entre un toro indomable, combativo y ¨¢spero, un torero heroico y arrollador, una mayor¨ªa de la plaza entusiasmada y conmovida ante el singular espect¨¢culo y un peque?o grupo de espectadores empe?ados en romper la magia del momento con palmas y protestas airadas contra el torero.
Roca Rey puede gustar o no, y hay que ser exigente con ¨¦l, pero no es justificable la cr¨ªtica permanente por el hecho de ser quien es
Y en el momento m¨¢s apasionante de aquella pelea sin cuartel lleg¨® la tremebunda voltereta, dram¨¢tica, brutal y pavorosa; en el inicio de un pase de pecho, Sopl¨®n levant¨® al torero por el trasero, lo estamp¨® de cabeza contra la arena, lo busc¨® con rabia, el pit¨®n izquierdo hizo carne en la chaquetilla dorada del torero y balance¨® con furia su cuerpo como un pelele en una escena violenta y dantesca.
Roca a¨²n tuvo agallas para recuperar el resuello y volver a la cara del toro antes de perfilarse para la suerte suprema. En esos instantes, la acci¨®n se traslad¨® a los tendidos. Miles de gargantas estallaron de rabia (los gritos de ¡°fuera, fuera¡± parec¨ªan ensayados) contra el tendido 7 al que culpaban de la cogida sufrida por el torero a causa de la presi¨®n soportada. La trifulca fue muy gorda, de las m¨¢s ruidosas que se recuerdan en esta plaza en los ¨²ltimos tiempos.
Seamos claros. Primero, la pol¨¦mica y la divisi¨®n de opiniones son consustanciales a la fiesta de los toros, se?ales inequ¨ªvocas de que la fiesta est¨¢ viva. A garrotazo limpio solucionaban nuestros antepasados su fanatismo por uno u otro torero. Y segundo: el sector cr¨ªtico del domingo no fue el culpable de la cogida de Roca Rey, responsabilidad exclusiva del toro y el torero.
Pero ni es admisible la ignorancia de los p¨²blicos modernos que cuestiona los cimientos cl¨¢sicos de la tauromaquia, ni la imposici¨®n por decreto de quienes se consideran depositarios de las esencias taurinas.
Roca Rey puede gustar o no, y hay que ser exigente con ¨¦l por su condici¨®n de figura relevante, pero no es justificable la cr¨ªtica permanente por el hecho de ser quien es. El pasado domingo no la mereci¨®; ni estuvo vulgar, ni ventajista, como en otras ocasiones; por el contrario, su faena a ese toro Sopl¨®n fue una muestra incontestable de por qu¨¦ ocupa un lugar de privilegio en la tauromaquia moderna. Y la cogida que sufri¨®, la consecuencia de su compromiso. Adem¨¢s, todo torero merece un respeto cuando est¨¢ en la cara del toro, y no las burlas o las recomendaciones extempor¨¢neas y rid¨ªculas de quienes se creen Joselito y Belmonte desde el anonimato de su zona de confort. ¡°A m¨ª el que me gusta es el p¨²blico del tenis¡±, dijo una vez Curro Romero.
Los protestones del tendido 7 se equivocaron y merecieron, ellos s¨ª, la reprimenda del resto de la plaza.
En ese lugar se sientan un peque?o grupo de reventadores ¡ªal igual que sucede en otras zonas de la plaza¡ª y, en general, buenos aficionados de diverso conocimiento y condici¨®n, entre los que destacan los miembros de la Asociaci¨®n El Toro de Madrid, defensores a ultranza del protagonista de la fiesta y comprometidos con la integridad de la misma ante la autoridad, los empresarios de Las Ventas y los taurinos. Estos protestan con frecuencia, unas veces con raz¨®n y otras sin ella, escriben cartas a los responsables de la tauromaquia en Madrid, organizan interesantes jornadas invernales, exhiben pancartas cuando la ocasi¨®n lo requiere, y editan una revista en papel en la que repasan de modo exhaustivo la temporada en la capital y ponen a caldo a todos los estamentos relacionados con los toros, incluidos los periodistas.
Todo torero merece un respeto, y no las burlas o las recomendaciones rid¨ªculas de quienes se creen Joselito y Belmonte desde el anonimato de su zona de confort
Es imposible discernir si los de las palmas de tango contra Roca proced¨ªan o no de la Asociaci¨®n El Toro, pero es normal que el p¨²blico cargara contra todo el 7, pues de all¨ª surgieron las discrepancias.
No conozco a nadie del 7 que se alegre de la cogida de un Torero. Y parece que somos los culpables,como si lo pretendi¨¦ramos. Hoy se nos ha echado la plaza encima: insultando, amenazando y culpabilizando de la cogida. Alucinante. Seguiremos siendo exigentes y con las figuras m¨¢s.
— Roberto Garcia Yuste (@garcia_yuste) October 6, 2024
La misma noche del domingo, el presidente de este grupo de aficionados, Roberto Garc¨ªa Yuste, se quejaba en la red X del trato recibido: ¡°No conozco a nadie del 7 ¡ªdec¨ªa¡ª que se alegre de la cogida de un torero. Y parece que somos los culpables, como si lo pretendi¨¦ramos. Hoy se nos ha echado la plaza encima: insultando, amenazando y culpabilizando de la cogida. Alucinante. Seguiremos siendo exigentes, y con las figuras m¨¢s¡±.
Claro que s¨ª, exigentes siempre, pero no intransigentes; defensores del toro y de la pureza, s¨ª, pero no acosadores de algunos toreros.
Es de buen aficionado saber cu¨¢ndo y c¨®mo protestar, y tambi¨¦n aceptar de buen grado las cr¨ªticas. Y si no, que aprendan de los picadores que no hacen su labor correctamente y deben aguantar cabizbajos ese insulto habitual a voz en grito que suele salir del tendido 7: ¡°Picadoooor¡¡±, y los dem¨¢s responden: ¡°?Qu¨¦ malo eres...!¡±, a sabiendas de que el piquero no suele ser responsable de la p¨¦sima ejecuci¨®n de un tercio en desuso.
Apl¨ªquense la m¨¢xima: ¡°?Aficionados¡, que no por ser intransigente se es m¨¢s puro y entendido en tauromaquia!¡±
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