El compositor Alberto Iglesias, una cuarta candidatura al Oscar con aire de reivindicaci¨®n
El m¨²sico acudir¨¢ a los premios, aunque el galard¨®n a su categor¨ªa, junto a otros siete, se entrega antes de la ceremonia televisada: ¡°Me enorgullece ser parte de esos trabajadores¡±. Por primera vez es finalista con una partitura para Pedro Almod¨®var, por ¡®Madres paralelas¡¯, tras 12 pel¨ªculas juntos
Debe de ser complicado que Alberto Iglesias (San Sebasti¨¢n, 66 a?os) eleve la voz. En su estudio, una estancia en forma de L, a?adida en lo alto de su casa a las afueras de Madrid, reina la calma. La moqueta del suelo transmite calma y limpieza. En un extremo, la parte m¨¢s tecnol¨®gica, un teclado, pantallas y ordenadores. En el otro, el piano. ¡°Paso muchas horas en ¨¦l, ah¨ª arrancan las piezas¡±, cuenta. En medio, equidistante en el v¨¦rtice de la L, la mesa donde transcurre la entrevista, y cerca, un sill¨®n con una l¨¢mpara para leer y una mesita con algunos libros. Ese refugio de la tranquilidad se ve alterado por la entrevista y porque es martes, el d¨ªa de la calima, del polvo del S¨¢hara que ha logrado pringar hasta ese suelo impoluto. Iglesias, adem¨¢s, se confiesa ilusionado por la gala de los Oscar del pr¨®ximo domingo 27: ¡°Es mi cuarta nominaci¨®n, pero la primera que he logrado con una pel¨ªcula de Pedro [Almod¨®var]¡±. En la sala vibra una efervescencia inusitada. Y el donostiarra sonr¨ªe de oreja a oreja.
Hace ya una d¨¦cada de la ¨²ltima candidatura de Iglesias a los Oscar: en 2012 estuvo nominado por El topo. Previamente, hab¨ªa llegado a la gala de las estatuillas de Hollywood con El jardinero fiel (2006) y Cometas en el cielo (2008). ¡°Son partituras muy distintas, ?verdad?¡±, sonr¨ªe. ¡°Nunca pens¨¦ que el cine me iba a llevar a este poliestilismo. Nunca he querido tener un sonido propio, aunque con el tiempo he acabado teniendo ciertas... limitaciones¡±. A esas limitaciones otros le llaman estilo. ¡°Bueno, eso. No ambiciono escribir de mil maneras, sino profundizar en la m¨ªa, adapt¨¢ndome al encargo. El cine te ofrece esa apuesta: acom¨®date a la pel¨ªcula, haz que sea m¨¢s verdadera. Cuando conoc¨ª a John le Carr¨¦ autor de El jardinero fiel, me dijo: ¡®Tr¨¢enos ?frica¡¯. Y me qued¨¦ espeluznado porque yo no hab¨ªa estado en ?frica, ni hice el esfuerzo por viajar. Eso s¨ª, me document¨¦ mucho, me empap¨¦, como siempre hago con cada trabajo. Me transformo. Los compositores somos como los actores, nos tenemos que situar en otro lugar¡±.
El sonido lo percibimos con los o¨ªdos, pero lo sentimos con el cuerpo. Todas las c¨¦lulas vibran. De ah¨ª que una sala es el ¨²nico lugar donde el espectador es pleno¡±
Tampoco pens¨® que ser¨ªa premio Nacional de Cinematograf¨ªa, ni que ganar¨ªa tres galardones de la Academia del Cine Europeo, ni 11 premios Goya de 18 nominaciones (la ¨²ltima, este a?o, por Maixabel), o que tras sus inicios con varios directores vascos compondr¨ªa 12 bandas sonoras para Pedro Almod¨®var, con quien comenz¨® a trabajar en La flor de mi secreto. ¡°Fue hacia 1994 o 1995. Esta nominaci¨®n, siento, es a toda nuestra trayectoria, a esa cosa tan singular de trabajar tantas veces con el mismo director. Hemos desarrollado una manera de hacer m¨²sica en el cine¡±, explica. ¡°Vale, la candidatura es por Madres paralelas, pero es un reconocimiento a nuestra fidelidad, a una labor de laboratorio continuo¡±.
Sobre esa colaboraci¨®n, Iglesias explica que suelen repetir esquema. ¡°Pedro es muy abierto. ?l espera que yo tire la primera piedra. Y yo, como uno de los primeros espectadores de la pel¨ªcula, reacciono ante ella. De ah¨ª Pedro entiende c¨®mo pueden recibirla otros espectadores. ?l tambi¨¦n cree en otros valores como la inspiraci¨®n. Hablamos, reflexionamos y seguimos r¨¢pido¡±.
Normalmente, el d¨²o necesita dos meses para rematar la banda sonora. De ah¨ª que Iglesias mire de reojo el ordenador: ¡°Intento no cebarme con ¨¦l. Por eso grabo mis partituras con m¨²sicos en directo. Combino lo org¨¢nico con lo procesado porque me gusta la electr¨®nica, cierto, aunque tambi¨¦n lo anal¨®gico. La respiraci¨®n de alguien mientras toca provoca una emoci¨®n ¨²nica¡±. Y graba sus bandas sonoras en unos 15 d¨ªas. ¡°Y tengo suerte. Otras industrias piden que lo hagas en cuatro d¨ªas. Incluso hay m¨²sicos que se enorgullecen de lograrlo. A m¨ª me parece que as¨ª te repites¡±. ?Cambia mucho sus partituras atendiendo a peticiones del director? ¡°Ocurre m¨¢s veces que he empezado a componer con el guion, y cuando veo la pel¨ªcula entiendo que mis decisiones no eran las apropiadas¡±. Y remata la reflexi¨®n: ¡°A todos nos duele cuando te rechazan ideas. Nunca te acabas de acostumbrar a eso. Esos descartes los guardo en el caj¨®n por si otra vez me sirven¡±.
Hans Zimmer, el favorito
El franc¨¦s Alexandre Desplat, otro de los grandes de la m¨²sica cinematogr¨¢fica contempor¨¢nea, contaba hace unos meses lo que pensaba del espa?ol: ¡°Alberto es un grande¡±. Y alababa la complicidad entre Iglesias y Pedro Almod¨®var. El aludido se sonroja: ¡°?l s¨ª que es imbatible. Ha hecho piezas extraordinarias¡±. ?Es el m¨¢s cercano entre los compositores actuales a Iglesias? ¡°Yo s¨ª creo que hay una diferencia entre los europeos y los estadounidenses. No solo en el sonido, sino en la educaci¨®n musical, en la que tenemos muy presente a m¨²sicos del cine franc¨¦s e italiano. Yo me siento muy europeo. Aunque me voy a contradecir. Con la globalizaci¨®n las influencias llegan de cualquier parte. A m¨ª me gustan mucho los compositores de Hollywood de los a?os dorados, los que crearon la base de la m¨²sica en el cine¡±. En esta edici¨®n el favorito es el alem¨¢n deseado por el cine m¨¢s musculado de Hollywood, Hans Zimmer, 12 veces candidato, una vez ganador por El rey le¨®n, y que ahora compite por Dune. ¡°Bueno, juega con las im¨¢genes de otra manera. En esta dimensi¨®n de la ciencia ficci¨®n en la que ¨¦l trabaja, la m¨²sica ocupa un enorme espacio. Y Zimmer ah¨ª se desenvuelve muy bien¡±. Y del resto de los rivales, apunta que le interesa mucho ¡°el camino hacia el cine¡± de Jonny Greenwood, procedente de la banda Radiohead.
La candidatura es por ¡®Madres paralelas¡¯, pero es un reconocimiento a nuestra fidelidad, la de Pedro y la m¨ªa, a una labor de laboratorio continuo¡±
Su Oscar se entregar¨¢ en la ceremonia previa a la gala, no se retransmitir¨¢ en directo esa estatuilla, al igual que otras siete, seg¨²n la Academia de Hollywood ¡°para ganar en agilidad¡±. Iglesias dud¨® si asistir o no. ¡°Todos los apartados en la gala B somos cineastas, formamos parte de esa comunidad. Y desde luego, que entre los marginados est¨¦n los montadores... Si un artista crea el cine, son ellos. Dejan la huella final. Me indign¨® esta decisi¨®n¡±, apunta alej¨¢ndose de su cautela acostumbrada. ¡°Quita emoci¨®n al espect¨¢culo. Me pens¨¦ si ir. Y al final lo hago para estar con los m¨ªos: los montadores, los cortometrajistas, maquilladores y peluqueros... Me enorgullece ser parte de esos trabajadores¡±. De los otros candidatos, Iglesias habl¨® con Nicholas Britell (No mires arriba) para coordinar la respuesta: ¡°Por eso no fuimos al almuerzo de los nominados¡±.
Con todo, a Iglesias le preocupa m¨¢s otra cosa: ¡°Me da miedo que la gente se habit¨²e a ver el cine en casa. Porque entonces la industria puede que piense que si se va a haber una tele, para qu¨¦ dedicar esfuerzos a la m¨²sica. Y la m¨²sica requiere tiempo y medios¡±. Piensa y analiza: ¡°El sonido lo percibimos con los o¨ªdos, pero lo sentimos con el cuerpo. Todas las c¨¦lulas vibran. De ah¨ª que la m¨²sica importe en la parte metaf¨®rica, subjetiva, de una pel¨ªcula, y solo lo entiendes en una sala, el ¨²nico lugar donde el espectador es pleno¡±.
Para salir de la guarida musical de Iglesias, hay que pasar por una escalera con una de las estatuas de Juan Mu?oz, su cu?ado, fallecido en 2001, asomada a una ventana. Al inicio de esos escalones, una enorme pieza de su hermana, Cristina Iglesias, est¨¢ rodeada de pegatinas y cajas de los Superthings de los hijos peque?os del compositor. Arriba queda el m¨²sico, que prepara un disco con piezas para contratenor, porque nunca se ha encorsetado en el cine, sino que ha compuesto para ballets, piezas de c¨¢mara... ¡°Es que yo no estudi¨¦ para esto¡±, r¨ªe. Y vuelve a su calma habitual.
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