La puerta blanca de Andaluc¨ªa
Lugar estrat¨¦gico desde el que organizar excursiones a las grandes ciudades de la regi¨®n, el que con criterio destina tiempo a Antequera se queda hechizado por su sierra del Torcal, su alcazaba y su parador, donde sirven todo lo rico que la ha convertido en candidata a Capital Espa?ola de la Gastronom¨ªa en 2025
No se puede vivir de espaldas a Antequera (M¨¢laga), una ciudad monumental que pasa desapercibida. Hace llamarse el centro de Andaluc¨ªa por su ubicaci¨®n y sus buenas comunicaciones, que la sit¨²an a una hora en autob¨²s de Granada y C¨®rdoba y a menos de dos horas de Sevilla (el centro geogr¨¢fico est¨¢ en Monturque, C¨®rdoba). Hay quien se aloja en Antequera, en su parador blanco en armon¨ªa con el resto de las casas, para hacer excursiones a las capitales de Andaluc¨ªa, o incluso a Ronda, pero se olvida de visitar en profundidad este pueblo grande de interior que produce molletes con sello de protecci¨®n IGP y dulces de Navidad con aceite de oliva; y, ?ay!, luego llegan los lamentos. 33 iglesias y conventos tiene, repiten los antequeranos como si fuera una letan¨ªa, y una alcazaba en lo m¨¢s alto. Y la sierra del Torcal, donde el ¨¢cido carb¨®nico disuelve la roca caliza y crea unas formaciones geol¨®gicas que parecen un tornillo de dos metros o un camello o un caracol (cada uno que vea en ellas lo que quiera). Antequera no es tur¨ªstica ¨Ctampoco quiere serlo¨C, lo que la convierte en un lugar propicio para la llegada de nuevos turistas.
Dentro del parador
Un grupo reducido de surcoreanos y otro de estadounidenses con gran inter¨¦s en el patrimonio de la zona ¨Ctoman m¨¢s notas que fotos¨C se encontraban en el parador un d¨ªa entre semana de finales de octubre. Los primeros hab¨ªan reservado para comer (una paradita); los americanos estaban alojados y visitaron varias capitales, pivotaban desde Antequera hasta la Alhambra de Granada o la mezquita de C¨®rdoba. Suman el 35% de los hu¨¦spedes de este hotel de dos alturas. El resto, cuenta Abigail Mor¨¢n, su directora, son clientes de empresa (esta ciudad de 41.178 habitantes opera como centro log¨ªstico) y nacionales que buscan ¡°una escapada¡± de fin de semana, lo m¨¢s j¨®venes, o de diario, jubilados activos, con inquietudes.
El antequerano se asoma m¨¢s en verano, por la terraza, y el resto del a?o, cuando tiene algo que celebrar. Mor¨¢n quiere acercar el parador al pueblo y contribuir al crecimiento econ¨®mico de la comarca. ¡°La idea es aumentar los proveedores locales¡±, dice en un sof¨¢ al lado de la cafeter¨ªa, donde los hu¨¦spedes toman un agua con gas (o un gin tonic) a esa hora un poco tonta que precede a la cena, cuando ya es de noche en noviembre y los museos han cerrado, pero todav¨ªa no se tiene hambre ni ganas ya de andar. Mor¨¢n, en su inclinaci¨®n por el producto local, se re¨²ne con proveedores de la zona para que formen parte de la carta del parador. Un ejemplo: el chivo lechal malague?o.
Actividades para todos en un entorno natural
Visitas culturales, turismo sostenible, dinamizaci¨®n de la zona¡
C¨®mo sacarle el m¨¢ximo partido a la zona en la que se ubica el parador de Antequera
De la comida local como atractivo se hablar¨¢ m¨¢s adelante. Tiene identidad el lugar, hay platos y productos t¨ªpicos. Antequera ha llegado a la final junto con Alicante para ser elegida Capital Espa?ola de la Gastronom¨ªa 2025 (el 26 de noviembre se conocer¨¢ el resultado). Pero lo que gusta de verdad a los que destinan un d¨ªa a este municipio y sus alrededores es la sierra del Torcal. El punto m¨¢s alto se encuentra a 1.345 metros, informa el ge¨®logo David Gonz¨¢lez, por lo que existe una subida pronunciada desde Antequera (525 metros). ¡°Luego arriba es llano, es un laberinto k¨¢rstico¡±, define este especialista en geomorfolog¨ªa.
El Torcal son rocas. Las aguas ¨¢cidas disuelven el carbonato c¨¢lcico de las piedras y se produce la erosi¨®n, lo que da lugar a formaciones geol¨®gicas caprichosas. El tornillo es el m¨¢s conocido porque se trata de una torre de dos metros formada por piedras planas desiguales que parecen superpuestas y porque, dice Gonz¨¢lez (sin desmerecer a este monumento natural declarado en 2001), est¨¢ al lado del camino principal y se llega muy f¨¢cil a pie por un sendero prolijo para verlo y fotografiarlo. Pero hay decenas de formaciones rocosas con nombre de animales u objetos cotidianos. ¡°Se llaman imitativas¡±, apunta el ge¨®logo como concepto. No es ning¨²n juego, sirve para orientarse. ¡°Es muy f¨¢cil perderse de los senderos marcados¡±, asegura Gonz¨¢lez. No con ¨¦l, que se sale de las rutas verde y amarilla que recorre el p¨²blico general. El ge¨®logo se hace un fuera de pista porque conoce tan bien el terreno que ha creado un mapa y ha puesto nombre a calles (senderos) y a barrios (zonas). Con gu¨ªa o sin ¨¦l, debido al laberinto k¨¢rstico, se camina a 1,5 kil¨®metros por hora, muy lejos de los 5 o 6 km/h que alcanzan los andarines en los paseos urbanos.
Mari Carmen, Pedro y Encarni recomiendan
A seis kil¨®metros de Antequera se encuentra el nacimiento del r¨ªo de la Villa, donde se ve brotar el agua procedente de la sierra. Tiene merenderos, hay un lago, mucho espacio al aire libre. Es un sitio muy bueno para echar el d¨ªa con la familia.
Mari Carmen Pel¨¢ez
Gobernanta 20 a?os en Paradores
A 25 kil¨®metros en direcci¨®n Granada est¨¢ el pueblo de Archidona, que tiene una plaza ochavada con mucha historia en la que realizan todo tipo de espect¨¢culos. Recomiendo visitar su ermita. Es un pueblo blanco muy bonito y que no est¨¢ masificado.
Pedro Serrano
Segundo de Recepci¨®n 44 a?os en Paradores
Hay una ruta por las afueras que te lleva hasta el convento de la Magdalena. Hay que coger el sendero de las Almenillas. El entorno es muy bonito, caminas entre olivos. Hay que subir un repecho al principio. Se ve Antequera desde lo alto. Es una hora de ida y otra de vuelta.
Encarni Mu?oz
Jefa de Recepci¨®n 20 a?os en Paradores
Ese d¨ªa no hab¨ªa ninguna cabra mont¨¦s. Solo un buitre en el aire. Tampoco es ¨¦poca de orqu¨ªdeas. ¡°23 tipos diferentes de esta planta tengo registradas¡±, cuenta. ¡°Y 126 simas¡±, apunta al lado de un pil¨®n en la piedra, que acumula agua de la lluvia para los animales y antes para los humanos. La espeleolog¨ªa es minoritaria comparada con echarse a andar, pero cuenta como ocio. Tambi¨¦n las actividades astron¨®micas por la pureza de su atm¨®sfera. Tiene mucho Antequera, ciudad conventual en el siglo XVIII, llena de casas se?oriales tambi¨¦n, pero no suele conformar la lista de lugares a visitar: les pasa lo mismo a Lorca, a Cazorla, a Talavera de la Reina; les llegar¨¢ su momento.
Da las claves de por qu¨¦ no es tur¨ªstica Gonz¨¢lez, ya desde la alcazaba, que ofrece una panor¨¢mica a esta ciudad uniforme en la que apenas sobresalen los campanarios y los cenadores de algunas casas. ¡°La log¨ªstica y la agricultura son muy importantes en Antequera, por lo que no se ha formado una econom¨ªa fuerte en torno al turismo¡±, cuenta. No hay tiendas de souvenirs, dice. Tampoco se ha instalado una terraza en las inmediaciones de la plaza de los Escribanos, en la que se levanta la colegiata.
Esa agricultura que menciona Gonz¨¢lez, ese aceite de oliva y esas verduras, contribuyen a que la gastronom¨ªa se convierta en otra raz¨®n para visitarla. Con manteca de cerdo se elaboran los mantecados del Obrador San Pancracio. Pilar Aguilera, su propietaria, lleva dos d¨¦cadas amasando. Ha creado ahora una opci¨®n vegana con aceite de oliva, que abunda en la zona. ¡°Bocaditos los llamo¡±, cuenta en su obrador. Sus padres ten¨ªan ya un negocio de dulces navide?os. Sus abuelos eran panaderos. ¡°Vengo de f¨¢brica¡±, dice con gracia. ¡°Hago mis recetas. Todo es artesanal¡±, a?ade entre canastos llenos de polvorones. Dos trabajadoras l¨ªan (envuelven) a toda velocidad unos cortadillos de cabello de ¨¢ngel para ponerlos a la venta.
¡ª?Hace falta aplastar el polvor¨®n o el mantecado antes de comerlo?
¡ªTch.
Aguilera chasca la lengua y se revuelve medio desesperada por esa tradici¨®n. Cierto es que si no se aplasta se desmenuza un poco, pero ese paso previo modifica su textura, su presentaci¨®n, la forma en la que lo han concebido: se desaconseja. Tampoco hace falta tostar los molletes, aunque lo habitual es darle calor para que cruja y lo de dentro se funda. Miriam Garc¨ªa, una de las propietarias del horno especializado en molletes Dulce Nombre, asegura que su hijo se lo come blanco, sin nada, sin calentar, seco, tal cual viene en la bolsa. Es de calidad, no ha sido congelado, venden por la tarde lo que producen por la ma?ana. Estos bollos de desayuno est¨¢n presentes en todo Antequera. Tambi¨¦n en el parador, que siempre ubica a su cliente desde primeras horas del d¨ªa, le deja claro d¨®nde est¨¢, aunque luego tenga previsto desplazarse a Granada.