Elecciones de ¨¦tica profesional: entre el honor y la informaci¨®n
An¨¢lisis del proceso de publicaci¨®n de dos fotograf¨ªas y un v¨ªdeo que algunos lectores creen que el peri¨®dico no debi¨® haber mostrado
Dos fotograf¨ªas y un v¨ªdeo publicados en las ¨²ltimas semanas en EL PA?S ¨Dlas im¨¢genes de dos soldados norcoreanos apresados en Ucrania y el v¨ªdeo de la declaraci¨®n ante el juez de la actriz Elisa Moulia¨¢, quien ha denunciado al exportavoz de Sumar ??igo Errej¨®n por agresi¨®n sexual¨D han suscitado la protesta de algunos lectores, que creen que el peri¨®dico no debi¨® mostrarlos. Ambos casos comparten las mismas decisiones de ¨¦tica profesional que este peri¨®dico asumi¨® a la hora de publicar las im¨¢genes y por eso merece la pena analizarlos a la vez.
Las fotos de los soldados norcoreanos fueron tomadas por el servicio de inteligencia de Ucrania y distribuidas por su Gobierno. ¡°Seg¨²n la Convenci¨®n de Ginebra, los prisioneros de guerra tienen derecho a un trato humano y justo y a no ser retratados ni grabados con fines propagand¨ªsticos¡±, reprocha el lector ?scar Alonso, que a?ade: ¡°Un medio serio y profesional no puede saltarse a la torera la legislaci¨®n internacional de guerra¡±.
La queja de los lectores Ana G¨®mez y David Nu?o es sobre el v¨ªdeo que revela el pol¨¦mico interrogatorio del juez Adolfo Carretero a Moulia¨¢. En este caso, es una grabaci¨®n oficial del juzgado y la fuente que la filtr¨® est¨¢ protegida por el secreto profesional de los periodistas que firmaban la noticia.
¡°?Qu¨¦ l¨ªmite ponemos a la libertad de informaci¨®n?¡±, escribe Nu?o. ¡°?No hubiera valido con describir por escrito el hecho con las reflexiones oportunas? ?Nos gustar¨ªa ver expuestas as¨ª a nuestras hijas o mujeres queridas? En lo que a m¨ª respecta, no tengo dudas; hay que dar informaci¨®n veraz y exacta con la t¨¦cnica adecuada para mitigar da?os colaterales a personas inocentes¡±.
Y G¨®mez plantea: ¡°Se trata de una grave intromisi¨®n en la intimidad. ?D¨®nde queda el derecho al honor? ?Por qu¨¦ han salido a la luz? ?No hay un libro de estilo que evite que se publiquen estos interrogatorios tan delicados?¡±.
Las dos informaciones tienen un origen similar: quien estaba obligado a no revelar las im¨¢genes decidi¨® entregarlas a los periodistas; solo que el deber de preservarlas era de las fuentes, no de los reporteros.
Por eso, en Espa?a, el C¨®digo Penal castiga a quien revela sin autorizaci¨®n una informaci¨®n, pero no al medio que la publica. Adem¨¢s, la jurisprudencia suele primar el derecho a la informaci¨®n de los ciudadanos cuando este entra en colisi¨®n con otros derechos, como al honor o a la propia imagen. Es la garant¨ªa de que exista una opini¨®n p¨²blica libre y plural. Pero eso no significa que los periodistas de EL PA?S puedan hacer cualquier cosa.
Primero, porque s¨ª existe la responsabilidad civil a la que pueden acudir aquellos que consideren vulnerados sus derechos. Segundo, porque son de obligado cumplimiento los principios ¨¦ticos que el peri¨®dico se ha impuesto y ha recogido en el Libro de Estilo, que indica lo siguiente: ¡°Las informaciones que afecten al honor y la intimidad de las personas solo se publicar¨¢n si, adem¨¢s de estar contrastadas, responden al inter¨¦s p¨²blico, especialmente si sus protagonistas no tienen relevancia p¨²blica¡±.
En la pr¨¢ctica, se analiza caso por caso. Los redactores comprueban primero los hechos y, despu¨¦s, la cadena de mando pondera si la informaci¨®n que ofrece la imagen es relevante, si no hiere la sensibilidad del lector o si resulta innecesaria. No siempre el proceso requiere de un profundo debate, porque el h¨¢bito lleva a que muchas de estas elecciones ¨¦ticas sean autom¨¢ticas.
Hay muchas situaciones en las que se descartan fotos o v¨ªdeos por estas razones. Por ejemplo, cada d¨ªa llegan im¨¢genes muy duras a la Redacci¨®n de la guerra en Gaza, pero no se publican por su brutalidad. En cambio, en las dos situaciones tratadas, la conclusi¨®n fue que las im¨¢genes documentaban unos hechos relevantes y, por tanto, ten¨ªan un alto valor informativo.
Para evaluar el caso de los soldados norcoreanos, acud¨ª a los redactores jefes Luc¨ªa Abell¨¢n, de Internacional, y Moeh Atitar, de Fotograf¨ªa. Ambos defienden que las fotos mostraban por primera vez la presencia de militares de Corea del Norte en la guerra entre Rusia y Ucrania, como este ¨²ltimo pa¨ªs hab¨ªa denunciado. Por tanto, la imagen prueba la participaci¨®n de un tercer pa¨ªs con soldados en zona de combate. Tambi¨¦n se tuvo en cuenta que no eran im¨¢genes desagradables o que mostraran a los prisioneros en una situaci¨®n humillante, m¨¢s all¨¢ de su condici¨®n de presos de guerra.
Ahora que se han conmemorado los 80 a?os de la liberaci¨®n del campo de Auschwitz-Birkenau viene a la memoria c¨®mo las fotograf¨ªas de los internos de este campo sacudieron la conciencia internacional sobre la pol¨ªtica de exterminio de los jud¨ªos a manos de los nazis. Como entonces, la Convenci¨®n de Ginebra obliga a los pa¨ªses combatientes, pero no a los medios de comunicaci¨®n cuando la informaci¨®n es relevante.
Tambi¨¦n la secci¨®n de Sociedad, explica su redactor jefe, Pablo Guim¨®n, tuvo claro que el v¨ªdeo de la declaraci¨®n de Moulia¨¢ es de inter¨¦s p¨²blico. No solo por el tono de las preguntas del juez Carretero y el diferente trato a la denunciante que al acusado ¨Del Consejo General del Poder Judicial le ha abierto al magistrado una investigaci¨®n tras recibir miles de quejas por su intervenci¨®n¨D, sino porque el interrogatorio ha reforzado un argumento clave en el caso Errej¨®n.
El pol¨ªtico dimiti¨® tras una denuncia an¨®nima en Instagram sobre su comportamiento sexual, que abri¨® un debate en la opini¨®n p¨²blica acerca de las acusaciones fuera de los tribunales. Sin embargo, el v¨ªdeo con el testimonio de la ¨²nica mujer que se atrevi¨® a presentar una denuncia formal ilustra por s¨ª solo por qu¨¦ muchas v¨ªctimas de agresi¨®n sexual desconf¨ªan de los procedimientos judiciales para encontrar una reparaci¨®n.
En este caso no hubiera bastado, como sugiere el lector, con haber relatado lo ocurrido en la sala del juzgado. Hay matices que dif¨ªcilmente se pueden reflejar con una narraci¨®n escrita, aunque sea literal. La mayor¨ªa de las veces resulta necesario mostrar los hechos en toda su crudeza para explicar lo que ocurre. La imagen no deja lugar a las dudas; es una prueba irrebatible. Por eso, en mi opini¨®n, la elecci¨®n en ambos casos es la correcta: no quedaba m¨¢s que publicar.
Para contactar con la defensora puede escribir un correo electr¨®nico a defensora@elpais.es o enviar por WhatsApp un audio de hasta un minuto de duraci¨®n al n¨²mero +34 649 362 138 (este tel¨¦fono no atiende llamadas).
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