Parec¨ªa que med¨ªan tres metros
Alemania aplasta a Arabia Saud¨ª con ocho goles y un f¨²tbol arrollador
Alemania se pareci¨® a la idea que se tiene de su f¨²tbol. Al menos, de su ¨²ltimo f¨²tbol. Con un juego marcial, aplast¨® con ocho goles a Arabia Saud¨ª, que no encontr¨® la manera de defenderse de un rival que le doblaba en kilos y cent¨ªmetros. Los ¨¢rabes jugaron con un sentimiento de inferioridad tan grande que Carsten Jancker dio la impresi¨®n de medir tres metros. O m¨¢s. En su figura de replicante se observ¨® la implacable voluntad de los alemanes por arrollar a los depreimidos ¨¢rabes, que parec¨ªan bajos, flaquitos y asustados. Son las sensaciones que proporciona el f¨²tbol cuando hay una distancia tan enorme entre dos equipos.
Un d¨ªa despu¨¦s de la sorprendente victoria de Senegal sobre Francia, se produjo algo parecido a la regresi¨®n en el f¨²tbol. Si los senegales representaron el crecimiento de selecciones de segunda o tercera fila, Arabia Saud¨ª dio un pas¨® atr¨¢s. Volvi¨® a los tiempos en que unos equipos abusaban de otros en el Mundial. Hizo el papel de v¨ªctima con tanta convicci¨®n que no lanz¨® un remate en el primer tiempo y recibi¨® cuatro goles. El dato es de una contundencia insuperable. Hac¨ªa muchos a?os que un equipo no obligaba a la gente a preguntarse por las razones de su presencia en la Copa del Mundo. Lo que es evidente es la devaluaci¨®n de Arabia Saud¨ª: nunca fue una potencia, pero manten¨ªa el tipo en los Mundiales. Sol¨ªa contratar a alg¨²n entrenador brasile?o con inter¨¦s por ganar buenos petrod¨®lares, perd¨ªa con decoro y se iba del Mundial sin ruido.
Parece que ahora se ir¨¢ a gorrazos. Los alemanes pasaron el rodillo sobre ellos con un juego que intimid¨® a los ¨¢rabes.
Todo comenz¨® con cuatro pelotazos sobre Jancker. Gan¨® los cuatro frente a su atribulado marcador, que no sab¨ªa si agarrarse a su cuello o pedir el cambio. Nunca pudo mover al armario. Jancker recib¨ªa de espaldas y a su alrededor comenzaban a caer rivales como bolos. Fue un arranque estrictamente disuasorio. Arab¨ªa Saud¨ª supo desde entonces lo que se le ven¨ªa encima, p¨¦sima noticia para un equipo sin ninguna posibilidad para resistir. Simplemente acept¨® su sacrificio: no ten¨ªa nada que oponer. Alemania no tuvo piedad con este equipo de aspecto amateur. Por abultado que fuera el resultado, los alemanes no hicieron nada novedoso. Hay algunos nombres nuevos, como el delantero Klose -autor de tres goles- y algunos defensas sin demasiado nombre internacional, caso de Frings o Metzelder. Pero no se ven demasiadas maneras, excepto en Ballack, que estuvo sensacional. El partido le vino tan peque?o que lo domin¨® cuando quiso.
Ballack tiene el defecto de la intermitencia, pero sus condiciones son notables. Gran pegados con la derecha y con la izquierda, excelente en el pase largo, extraordinario en el juego alto, Ballack es el jugador m¨¢s interesante que ha producido Alemania en los ¨²ltimos diez a?os. Le falta algo de acompa?amiento en la selecci¨®n, donde el resto funciona en otra onda. Son jugadores con un tremendo poder¨ªo f¨ªsico, abnegados para correr, saltar y chocar. La clase de equipo que provoca el p¨¢nico se impone su estilo. Y contra Arabia Saud¨ª lo impuso de un plumazo.
No hay un centro que no les guste a los alemanes. Y todos los centros disgustan a los defensas saud¨ªes. Entre lo que quer¨ªan unos y lo que tem¨ªan los otros, comenz¨® la cuenta de goles. Los dos primeros fueron de la misma ganader¨ªa: estupendo centro de Ballack desde la izquierda y cabezazo de Klose en los dos casos. El tercero se lo reserv¨® Ballack en otro cabezazo, como correspond¨ªa. El cuarto fue raro: lo marc¨® Jancker con el pie. Jancker es de esos jugadores que desear¨ªan lanzar un penalti con la cabeza, pero el hombre empuj¨® la pelota con el pie y se sinti¨® feliz.
Todo esto ocurri¨® en la primera parte. En la segunda los alemanes siguieron su aplastante ofensiva. Marc¨® Klose su tercer gol, por supuesto en un cabezazo. Anot¨® Linke, de cabeza, claro. Y comenz¨® a crecer la idea de un atropello monumental. Finalmente fue un 8-0, ins¨®lito casi a estas alturas de la historia. El resultado tendr¨¢ un efecto euf¨®rico sobre una selecci¨®n que ha ca¨ªdo en cierto descr¨¦dito en los ¨²ltimos a?os. Ahora regresa la Alemania arrolladora que siempre intimid¨® en el f¨²tbol. Si es ficci¨®n -porque Arabia probablemente no sirve como demasiada referencia- o realidad se ver¨¢ a partir de ahora. Pero el murmullo est¨¢ ah¨ª: los alemanes vienen con toda la caballer¨ªa al galope.
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