Ronaldo deja a punto su primera Liga
Contundente victoria del equipo blanco, que unido a la derrota de la Real le deja l¨ªder a falta de una jornada
Una serie de circunstancias hac¨ªan que la jornada comenzara con la idea de que muy mal lo ten¨ªa el Madrid para llevarse esta Liga: partido decisivo ante el eterno rival, una Real lanzada a por un t¨ªtulo que no logra desde hace 22 a?os, la perspectiva de una temporada en blanco, am¨¦n de la Supercopa y la Intercontinental, ya muy devaluadas? Sin embargo, tras un partido que ha evidenciado la astron¨®mica distancia que, hoy por hoy, le separa de su vecino, tiene ahora la Liga en la mano. Cuatro, que han podido ser legi¨®n, le ha endosado al hermano pobre, lo que, unido a la derrota de la Real en Vigo, le coloca l¨ªder y encomendado a s¨ª mismo a falta de un partido.
Que el Madrid tiene una pegada apabullante se sab¨ªa de antemano, pero tambi¨¦n se esperaba en las filas colchoneras que el Sabio de Hortaleza se sacara de la chistera una soluci¨®n milagrosa. Sin embargo, la receta de Luis no ha aparecido por ninguna parte y el Madrid se ha dado un fest¨ªn ante un rival que, en su mejor versi¨®n, no pasa de pundonoroso. Nunca ha tenido opciones el Atl¨¦tico y tampoco ha parecido demasiadas veces dispuesto a rebelarse contra el orden que establece la distancia insalvable entre ambas plantillas. Con poco que ofrecer delante -s¨®lo Torres-, todo quedaba encomendado a la defensa. Y pocas veces se habr¨¢ visto una defensa tan lamentable. Coloccini, Garc¨ªa Calvo, Sergi y Contra se han hartado de mirar c¨®mo los delanteros madridistas se la hac¨ªan una y otra vez sin aportar siquiera el argumento de las faltas. Retratada ha quedado la zaga local en el cuarto gol: una falta suavemente tocada por Figo al coraz¨®n del ¨¢rea peque?a, terreno electrificado para cualquier defensa que se precie; por all¨ª pasaba Ra¨²l, m¨¢s listo que nadie, y, ante una pasividad inexplicable, tocaba casi sin querer a la red.
No parec¨ªa tanto al comienzo. Empezaba con ganas el equipo colchonero, que, a falta de calidad, se conduc¨ªa con fiereza y determinaci¨®n. As¨ª ha llegado la m¨¢s clara ocasi¨®n rojiblanca, de Jos¨¦ Mari, que desde fuera del ¨¢rea pon¨ªa en serios aprietos a Casillas. Pero era un espejismo. Pese a que ten¨ªa m¨¢s el bal¨®n, cada vez que el Madrid se asomaba al ¨¢rea de Esteban, cund¨ªa el p¨¢nico y los otrora eficaces Coloccini y Garc¨ªa Calvo se echaban a temblar, seguidos por Contra y Sergi, que no han tapado ninguna de las dos bandas.
Con esa tiritona, Zidane contestaba a la oportunidad de Jos¨¦ Mari regalando el primero a Ronaldo, que delante del portero no suele perdonar. El primero. El Atl¨¦tico insist¨ªa en su d0minio, pero la falta de ideas era patente. As¨ª, Figo, por la derecha, pon¨ªa el segundo para Ra¨²l. Otro arre¨®n atl¨¦tico y el tercero, esta vez por la izquierda de Roberto Carlos, para que Ronaldo la empujara. Y han podido ser m¨¢s, aunque el Madrid ya no ha querido hacer sangre.
Ah¨ª s¨ª se ha acabado definitivamente el Atl¨¦tico, que ya s¨®lo ha asistido a una clase de f¨²tbol grande, pausado, tocado, bonito, demostrando a su vecino que pod¨ªa haberle enterrado en goles, que tiene m¨¢s, mucho m¨¢s. De momento, la Liga en la mano.
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