Un espejismo en el desierto
Un gol de Roberto Carlos permite al Real Madrid mantenerse a 11 puntos del Barcelona, pero con una jornada menos para el final de la Liga. La victoria fue merecida, pero no debe ocultar las deficiencias de un conjunto que sufre mucho para ganar, juega a un ritmo baj¨ªsimo y cada vez se parece menos a su ilustre historia.
El entorno del Real Madrid se hab¨ªa encargado en los ¨²ltimos d¨ªas de desviar la atenci¨®n, con oficio e inteligencia, todo hay que decirlo, para intentar proteger al equipo y aislarlo de las cr¨ªticas despu¨¦s de sus derrotas en Tur¨ªn y Getafe. Se habl¨® de cambios, de revoluciones, de fichajes y despidos, de cualquier cosa menos de f¨²tbol, que es lo verdaderamente importante. La maniobra puede resultar eficaz al final de temporada, cuando no hay partidos por delante, porque cuando el equipo tiene que jugar quedan en evidencia todas sus miserias futbol¨ªsticas. Olvidada su idea del rombo, Vanderlei Luxemburgo volvi¨® a mandar a Figo a la derecha, Zidane ocup¨® la izquierda y Guti comparti¨® el doble pivote con Beckham. El t¨¦cnico del M¨¢laga, Antonio Tapia, sacrific¨® a Miguel ?ngel para que fuera la sombra de Guti y con esa simple maniobra t¨¢ctica ahog¨® al Madrid. Con Guti anulado, Beckham debi¨® asumir la iniciativa y el ingl¨¦s qued¨® en evidencia. Es incapaz de organizar nada y todas sus carencias futbol¨ªsticas quedan al descubierto.
Controlado por el centro, su principal v¨ªa de ataque, y como las bandas apenas las utiliza, el Madrid, que cada d¨ªa juega m¨¢s lento, se qued¨® en nada. S¨®lo reaccion¨® en los ¨²ltimos diez minutos, cuando Guti se liber¨® algo del marcaje de Miguel ?ngel y M¨ªchel Salgado, que regresaba tras su lesi¨®n, se decidi¨® a explorar la banda derecha, un territorio desconocido ya para Figo. Se reclam¨® un posible penalti a Helguera poco antes del descanso. Una reclamaci¨®n exagerada.
El Madrid mostr¨® otra cara tras el descanso, una imagen m¨¢s digna, que es lo m¨ªnimo que se puede pedir a este equipo. El M¨¢laga busc¨® con m¨¢s inter¨¦s la porter¨ªa de Casillas, pero se descosi¨® su entramado defensivo y el Madrid lo aprovech¨®. Aparecieron los espacios que no existieron en el primer tiempo y Roberto Carlos comenz¨® a abrir el campo por la izquierda. Ra¨²l y Ronaldo tambi¨¦n se encontraron y un pase del capit¨¢n dej¨® al brasile?o solo delante de Arnau. Fue una de esas ocasiones que antes nunca fallaba Ronaldo y que ahora siempre le sacan los porteros. En medio de la confusi¨®n, y sin que el juego del Madrid mejorara demasiado, apareci¨® Roberto Carlos para decidir el encuentro en una acci¨®n aislada. Agarr¨® el bal¨®n en la zona media y desde el borde del ¨¢rea sorprendi¨® a Arnau. Fue un espejismo en el desierto que se ha convertido el Santiago Bernab¨¦u. Vivi¨® entonces sus mejores minutos el equipo de Luxemburgo y el M¨¢laga vio c¨®mo se desmoronaba su planteamiento. Con el marcador en contra nunca tuvo recursos para reaccionar. Y eso salv¨® al Madrid, que pese a tod termin¨® encerrado en su campo, achicando como pod¨ªa los balones colgados por el M¨¢laga.
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