El Bar?a tambi¨¦n sufre la sequ¨ªa
Un Bar?a poco brillante se lleva un empate del Reyno de Navarra ante un Osasuna que mereci¨® mejor suerte
Promet¨ªa el partido mucho br¨ªo y revoluciones y as¨ª arranc¨®, con los dos equipos emple¨¢ndose sin reservas, disputando cada bal¨®n como si fuera el ¨²ltimo que fueran a tocar en su carrera; tiene algo el Reyno de Navarra, en fin, el terreno de Osasuna, que impregna a los equipos de cierto estilo “punk”, como si la ¨²nica coreograf¨ªa permitida fuera la de saltos, cabezazos y empellones rebosantes de sudor. El Bar?a no fue menos y se empe?¨® desde el principio en jugar como si fueran los Sex Pistols, y no lo son.
Dispuso Rijkaard un once in¨¦dito, o casi, y muy f¨ªsico, consciente quiz¨¢ del tipo de partido que iban a disputar, con una l¨ªnea defensiva muy conservadora, con Oleguer y Zambrotta en los laterales y M¨¢rquez y Puyol en el centro; Edmilson, incrustado en la medular, acompa?ando a Deco y Xavi. Delante, Ezquerro como delantero centro, flanqueado por Giuly y Saviola, los m¨¢s chiquitos del once. Eto’o, listo en el banquillo.
Avis¨® pronto Osasuna con un estupendo cabezazo de Milosevic al que respondi¨® V¨ªctor Vald¨¦s con solvencia. Los de Ziganda apretaban los dientes como siempre los aprietan en casa y el Bar?a no terminaba de hilar su juego, as¨ª, eran los navarros los que m¨¢s y mejor llegaban a zonas de peligro, los que ten¨ªan una mayor vocaci¨®n ofensiva.
El Bar?a estaba perdiendo el duelo, no todav¨ªa en el marcador, por utilizar las mismas armas que su rival, esto es, garra y empuje, porque a pesar de la indudable calidad de los futbolistas que puso Rijkaard en juego, las ausencias, sobre todo la de Ronaldinho, restaban mucha calidad e ingenio al combinado azulgrana. Adem¨¢s, Iniesta, estaba viendo la primera mitad desde el banquillo. Y se notaba.
Inoperencia ofensiva
No quiso hacer cambios Rijkaard y mantuvo esa versi¨®n militarizada del Bar?a, no en vano, la segunda mitad arranc¨® bajo las mismas premisas que la primera, bajo el mismo ir y venir de patadas y tacos a ras de hierba. El n¨²mero de tarjetas amarillas aumentaba sin cesar y alg¨²n jugador ya corr¨ªa serio riesgo de ver la roja de no calmarse.
El Bar?a estaba consiguiendo equilibrar el partido, al menos en la posesi¨®n y en la iniciativa, y tuvo una muy buena ocasi¨®n por medio de Saviola, que mand¨® fuera, s¨®lo ante Ricardo, un bonito bal¨®n nacido de una jugada entre Xavi y M¨¢rquez. A rengl¨®n seguido, el “conejo” dej¨® paso a Iniesta y Eto’o comenz¨® a calentar.
La entrada de Iniesta, y del iran¨ª Nekounam por Osasuna, le dio m¨¢s calidad y precisi¨®n al juego, sobre todo al del Bar?a, que con el de Albacete en el campo ofreci¨® los mejores minutos y lleg¨® con m¨¢s claridad al ¨¢rea navarra. A falta de cinco minutos para el final y tras cuatro meses de baja, sali¨® Samuel Eto’o, que regres¨® por fin a los terrenos de juego entre los aplausos pamplonicas.
No tuvo apenas tiempo el camerun¨¦s para hacer lo que mejor sabe hacer, en un partido, como tantos otros en la Liga durante las ¨²ltimas jornadas, en los que el f¨²tbol defensivo se est¨¢ terminando por imponer al de ataque. Y si no, hay est¨¢n los goles de los grandes favoritos; Sevilla cero, Real Madrid cero y Bar?a cero. Un cero para todos.
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