Osasuna desdibuja al Sevilla
Un gol de Soldado permite adjudicarse el primer asalto a los navarros, que pasaron por encima de un flojo Sevilla
Fieles a las buenas tradiciones, Osasuna y Sevilla disputaron un partido dotado de gran intensidad. En los ¨²ltimos a?os, los choques entre navarros y andaluces se han caracterizado por la entrega, la garra y el empuje de ambos equipos. Y como no pod¨ªa ser de otro modo, las semifinales de la Copa de la UEFA eran el pretexto perfecto para una nueva contienda. Un h¨¢bitat en el que los dos conjuntos se sienten c¨®modos, un terreno en el que no existen t¨¦rminos medios. Los de Ziganda pasaron por encima del Sevilla, que deber¨¢ aferrarse a la heroica para voltear la eliminatoria en el S¨¢nchez Pizju¨¢n.
El partido comenz¨® con much¨ªsima fuerza. Osasuna, arropado por una bella estelada de camisetas rojas en la grada, tom¨® la iniciativa. La supuesta superioridad sevillista qued¨® relegada a un segundo plano y los hombres de Juande Ramos tuvieron que emplearse a fondo para despojarse del dominio navarro. No obstante, el primer remate del encuentro lleg¨® de las botas de Kanout¨¦, el argumento ofensivo m¨¢s poderoso del Sevilla, que golpe¨® la pelota en semibolea para cubrir el coliseo pamplonica de un helador silencio.
Desde ese instante, el partido entr¨® en los par¨¢metros habituales de un Osasuna - Sevilla. Poulsen, aut¨¦ntico pulm¨®n de la medular sevillista, breg¨® contra todo el centro del campo osasunista. Quien tampoco renunci¨® a al batalla fue el asiduo Javi Navarro, que se enfrent¨® al ¨ªmpetu de Soldado y el fuerte temperamento de Milosevic. En medio de la refiega, David L¨®pez exhibi¨® su calidad al confeccionar una gran jugada que culmin¨® con un ajustado tiro de Pu?al. Acto seguido, fue Ra¨²l Garc¨ªa quien prob¨® fortuna con un lanzamiento muy lejano que se perdi¨® en la grada.
Osasuna cedi¨® moment¨¢neamente el control del partido al Sevilla. Sin embargo, el cuadro de Juande Ramos se mostr¨® espeso, trabado, muy lejos de aquella maquinaria bien engrasada que acostumbra a sentenciar a las primeras de cambio. Tan s¨®lo las jugadas a bal¨®n parado, donde los metros de Kanout¨¦ comandan todas las acciones, sembraron algo de peligro. En una de ellas, Escud¨¦ supo escabullirse de una mel¨¦ para buscar el remate, que no encontr¨® la porter¨ªa de Ricardo. Osasuna reaccion¨® con fiereza y firm¨® las dos mejores ocasiones antes de encarar el t¨²nel de vestuarios. En la primera, los reflejos de Cobe?o evitaron el gol de Ra¨²l Garc¨ªa, y posteriormente, fue Cruchaga el que pudo desnivelar el marcador con un preciso remate que sali¨® muy cerca del arco sevillista.
Ofensiva rojilla
Lejos de perder fuelle, el envite mantuvo un intenso ritmo en el segundo acto. Definitivamente, Osasuna se lanz¨® en busca del gol, cotizado a precio de oro. El Sevilla, agazapado, desdibujado y contra las cuerdas, se convirti¨® en testigo del vigoroso empuje de los de Ziganda. Una generosa apuesta que obtuvo su premio en el 54', cuando Soldado marc¨® los tiempos en un excelente remate de cabeza ante el que nada pudo hacer Cobe?o. La algarab¨ªa se apoder¨® de las gradas del Reyno de Navarra, consciente de la importancia de ese tanto, el equipo navarro se hizo due?o y se?or de la partida.
La superioridad rojilla se tradujo en un carrusel de oportunidades que pudieron noquear al Sevilla. David L¨®pez, soberbio durante todo el choque, fall¨® en un claro remate a bocajarro, y a continuaci¨®n, Soldado pudo redondear una gran actuaci¨®n si su disparo hubiese encontrado la escuadra de la porter¨ªa hispalense. Un breve respiro para los andaluces, que se prolong¨® cuando el colegiado Eric Braamhaar, lesionado, detuvo el partido.
En la reanudaci¨®n, el Sevilla apel¨® a su condici¨®n de campe¨®n para buscar la igualada. Un esfuerzo est¨¦ril, vac¨ªo, exento de argumentos de peso. Tan s¨®lo un ef¨ªmero fogonazo de Kerzhakov y un t¨ªmido disparo de Kanout¨¦ desestabilizaron la serenidad de los navarros. Osasuna, por derecho propio, se adjudic¨® el primer asalto en su prop¨®sito de llegar a la gran final del Glasgow. Antes, el Pizju¨¢n dictar¨¢ sentencia.
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