Gaza salpica los estadios
La adhesi¨®n de Kanout¨¦ a la causa palestina remite a otros deportistas que se posicionaron pol¨ªticamente
"Salud¨¦ con el brazo en alto porque es un gesto de camarada a camaradas". Este es el banal argumento que utiliz¨® Paolo Di Canio, futbolista del Lazio, para justificar su saludo fascista hacia la grada ocupada por los ultras de su equipo despu¨¦s de un derbi romano disputado en diciembre de 2005. Aquella tarde, el veterano jugador reprodujo un s¨ªmbolo que evocaba directamente a la ¨¦poca m¨¢s oscura y amarga de la historia de Italia. "Es un poco exhibicionista, pero es un buen chico", razon¨® el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. "Fue un gesto de emoci¨®n", aleg¨®, por su parte, el presidente lacial, Claudio Lotito, en defensa de un futbolista que no dud¨® en exponer p¨²blicamente su afinidad hacia el r¨¦gimen pregonado por Mussolini 75 a?os atr¨¢s. Pero el caso de Di Canio no es una excepci¨®n. Han sido muchos los deportistas que se han posicionado a favor de una determinada causa pol¨ªtica o un problema social. El ¨²ltimo, Frederic Kanout¨¦, integrante del Sevilla.
"Soy fascista, no un racista. El saludo con el brazo era un gesto hacia mis camaradas"
El futbolista Lucarelli colabor¨® en la fundaci¨®n de un peri¨®dico comunista en Livorno
Buffon exhibi¨® el eslogan Boia chi molla (Verdugo al que afloja), grito de guerra de Mussolini
Nacido en Francia, pero con pasaporte mal¨ª, el ariete del conjunto andaluz se refugi¨® en el Islam a una edad temprana "porque contestaba a todas mis preguntas". Pero m¨¢s all¨¢ de sus profundas convicciones religiosas y la fe que profesa por Al¨¢, Kanout¨¦ ha demostrado en diversas ocasiones que es una persona comprometida. Pese a haber podido jugar en una referencia futbol¨ªstica como la selecci¨®n francesa, Fredy (as¨ª le conocen sus allegados) opt¨® por Mali como respuesta a su sensibilidad hacia el continente africano. All¨ª, en Bamako, ha desarrollado un proyecto solidario para que los ni?os m¨¢s desfavorecidos del pa¨ªs puedan estudiar y jugar al f¨²tbol. Concienciado por el conflicto que azota a Gaza, el pasado mi¨¦rcoles Kanout¨¦ dio un paso m¨¢s en su lucha. Tras marcar el segundo gol del Sevilla frente al Deportivo en un partido de Copa, exhibi¨® una camiseta reivindicativa a favor de Palestina.
Sobre un fondo negro salpicado de letras blancas y en cuatro idiomas, quiso enviar un mensaje a favor de la hist¨®rica regi¨®n de Oriente Pr¨®ximo, asolada desde finales de diciembre por los continuos bombardeos de Israel. El futbolista no se ha quedado solo. Un d¨ªa despu¨¦s, la embajada palestina en Espa?a respald¨® su acci¨®n. "Es un paso muy importante hacia delante. El delantero del Sevilla ha demostrado ser una persona muy valiente apoyando a nuestro pueblo en un acto p¨²blico. Los deportistas son seres humanos y no pueden reprimir sus sentimientos. Seguro que los ni?os palestinos, que aman el f¨²tbol espa?ol, se alegran por este gesto". Mientras, el t¨¦cnico del Valencia, Unai Emery, reclamaba desde la sala de prensa de la ciudad deportiva de Paterna el final del conflicto. "No s¨¦ si es el lugar apropiado para hacerlo, pero al 2009 le pido que se termine esta guerra, que dura ya demasiados a?os".
La sombra alargada de Di Canio
Como fen¨®menos de masas, la pol¨ªtica y el deporte han mantenido un nexo encubierto, m¨¢s all¨¢ de las gradas, que registra casos especialmente singulares. Deportistas de ¨¦lite que toman partido. La estampa de Di Canio con el brazo alzado en el Ol¨ªmpico de Roma es uno de los exponentes m¨¢s claros en los ¨²ltimos tiempos. Al margen del saludo fascista, el jugador exhibe con orgullo un tatuaje en el que hace referencia al Dux (Duce, caudillo italiano). "Soy fascista, no un racista", declar¨®. "El saludo era para mi gente. Con el brazo en alto no quiero incitar a la violencia y mucho menos al odio racial". Antes de ser futbolista, en plena adolescencia, era ¨¦l quien ocupaba un hueco entre la facci¨®n m¨¢s dura de los ultras del Lazio, adheridos a la extrema derecha. Quiz¨¢ por eso, el partido ultraderechista Alianza Nacional propuso una colecta entre los aficionados para pagar la sanci¨®n que le impuso la federaci¨®n italiana (un partido y 10.000 euros de multa).
Su compatriota Gianluigi Buffon fue menos expresivo, pero m¨¢s enigm¨¢tico. En el inicio de su carrera, en las filas del Parma, el flamante portero de la selecci¨®n italiana mostr¨® una camiseta en la que se pod¨ªa leer el eslogan Boia chi molla (Verdugo al que afloja), el grito de batalla preferido por Mussolini y los camisas negras. Ante el aluvi¨®n de acusaciones que le relacionaban con el fascismo, ¨¦l apel¨® a la cotidianeidad de la expresi¨®n entre los habitantes de su regi¨®n de origen (la Emilia Romagna), aunque poco despu¨¦s, Buffon no tuvo mejor idea que escoger el dorsal 88 para su camiseta, un n¨²mero que los neonazis alemanes emplean para expresar Heil Hitler! (la h es la octava letra del alfabeto).
Frente a la ambig¨¹edad del guardameta y el patriotismo exacerbado de Di Canio, en Italia existe otro futbolista de gran calado pol¨ªtico que festeja sus goles pu?o en alto. Cristiano Lucarelli es uno de los estandartes del comunismo en el Calcio. Nacido en Livorno, cuna del Partido Comunista italiano, mostr¨® la efigie del Che Guevara en 1997 tras marcar un gol con la selecci¨®n sub21'. Jam¨¢s volvi¨® a ser convocado. En 2003, a Lucarelli se le present¨® la oportunidad de jugar para el equipo de sus amores. A pesar de tener sobre la mesa ofertas de otros equipos de la Serie A y contratos con muchos ceros, ¨¦l se decant¨® por el Livorno, la Serie B y un salario muy inferior al que le ofrec¨ªan en otros sitios. All¨ª, en su ciudad natal, colabor¨® en la fundaci¨®n de un peri¨®dico con el objetivo de generar empleo y difundir ideas. "Mi ciudad est¨¢ en crisis y mi deseo siempre ha sido crear puestos de trabajo. S¨®lo con el diario ya suman dieciocho", expuso.
El 'Black Power' se reivindica en M¨¦xico
Alejados de los terrenos de juego, sobre las pistas de atletismo, Tommie Smith y John Carlos, atletas estadounidenses de raza negra, convulsionaron al mundo con su protesta contra el racismo en los Juegos Ol¨ªmpicos de M¨¦xico de 1968. La estampa de los dos velocistas en el podio con sus pu?os enfundados en dos guantes negros pasar¨¢ a la historia como uno de los grandes iconos del Black Power. Smith, motor de la reivindicaci¨®n, era el s¨¦ptimo hijo de los doce que ten¨ªa un recogedor de algod¨®n de Texas. Hastiado de los abusos, la discriminaci¨®n y las vejaciones que tuvo que padecer su familia, encontr¨® en el deporte el canal id¨®neo para expandir su mensaje. "John, ha llegado el momento. Aqu¨ª est¨¢n todos estos a?os de sufrimiento, de miedo. Yo voy a hacerlo. T¨² decides lo que quieras", dijo. "Tommie, si alguien dispara, ya conoces el sonido. Mu¨¦vete r¨¢pido", respondi¨® Carlos.
En las elecciones americanas de este a?o, Smith pidi¨® el voto para Obama, al igual que muchos otros deportistas afroamericanos del pa¨ªs. En Eindhoven, el nadador serbio Milorad Cavic fue expulsado de los Europeos de nataci¨®n por lucir una camiseta con el lema "Kosovo es Serbia". M¨¢s cercano, el conflicto de las selecciones auton¨®micas experiment¨® un nuevo episodio en diciembre cuando 165 futbolistas y ex futbolistas vascos firmaron un manifiesto para jugar bajo la denominaci¨®n de Euskal Herria. La ofensiva de Israel sobre Gaza tampoco ha quedado al margen de las canchas de baloncesto. El pasado martes, el partido entre el Turk Telecom y el equipo israel¨ª Bnei Hasharon tuvo que ser suspendido debido a los incidentes protagonizados por el p¨²blico turco, que profiri¨® gritos como "?Dios es grande!" o "?Israel asesino!". Los jugadores visitantes tuvieron que abandonar el pabell¨®n entre insultos y escoltados por las fuerzas de seguridad.
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