El Atl¨¦tico mejora para seguir igual

La vida sigue igual en el Atl¨¦tico, al que ni siquiera mejorar en su juego, aunque sin exagerar, le sirve para ganar. Visitaban los de Aguirre al M¨¢laga, el equipo revelaci¨®n que ha firmado una primera vuelta formidable. Fue superior el Atl¨¦tico, pudo y debi¨® ganar, pero le falt¨® lo que hace bien poco le sobraba: la pegada. El M¨¢laga se conform¨® con la igualada, que le permite seguir so?ando, un resultado que, sin embargo, para el Atl¨¦tico supone un borr¨®n m¨¢s en un a?o repleto de ellos. Y lo que es peor, en el equipo rojiblanco la inspiraci¨®n ha volado y tipos como Ag¨¹ero o Forl¨¢n, que lo son todo (y m¨¢s) en este equipo, se han quedado secos de golpe y porrazo.

Y eso que el Atl¨¦tico empez¨® acorde con la tarde: como un hurac¨¢n. Cuarenta segundos se llevaban de partido cuando un bal¨®n largo lo arrastr¨® el viento hasta llevarlo a los dominios de Ag¨¹ero, que ya pisaba el ¨¢rea. El Kun atrap¨® el bal¨®n y lo pic¨® ante Goitia, que sac¨® una mano salvadora. Casi de inmediato, Sinama se encontr¨® frente al portero, que rechaz¨® su disparo con la pierna derecha. A¨²n m¨¢s, Ag¨¹ero y Sinama se asociaron en un par de paredes y el argentino se dej¨® birlar el bal¨®n cuando se quedaba solo. Todo ello ocurri¨® en poco m¨¢s de diez minutos, los mejores que ha firmado el Atl¨¦tico en los ¨²ltimos y denostados tiempos.

Eran momentos en los que el M¨¢laga, apocado, apenas entraba en contacto con el bal¨®n, desatado como estaba su rival. Y para desatado, Forl¨¢n, que se llev¨® el bal¨®n rebasando una legi¨®n de rivales para lanzar alto por muy poco.

El Atl¨¦tico, aunque cueste creerlo, dominaba el juego y trataba con cierto criterio el bal¨®n, el criterio que le dejaba el fuerte aire que gobern¨® el partido. Ni siquiera sufr¨ªa en defensa, que ya es noticia, en una tarde con pinta de pl¨¢cida. Hasta que dej¨® de serlo. Fue acercarse una vez el M¨¢laga a la porter¨ªa de Leo Franco y armar el taco. Heitinga despej¨® un bal¨®n que ven¨ªa del c¨®rner y cay¨® aqu¨¦l en los pies de Apo?o, que dispar¨® con la izquierda y se encontr¨® con un aliado inesperado, la espalda de Assun?ao, donde rebot¨® la pelota para salir escupida hacia la porter¨ªa de Leo, que no lleg¨® al disparo.

El Atl¨¦tico se encontr¨® con un castigo excesivo, adem¨¢s de inmerecido, y se desarm¨®. Todo lo que hab¨ªa mostrado hasta entonces pas¨® a mejor vida, el equipo se aceler¨® y cada cual empez¨® a hacer la guerra por su cuenta. Vamos, lo habitual. Nada bueno hubiera salido de all¨ª de no ser porque en una falta lateral el bal¨®n le cay¨® a Heitinga, que se vio ante el portero para rematar de mala manera, con la suerte de que la pelota rebot¨® en la pierna de Goitia, luego en la suya y se fue dentro.

Ese gol rompi¨® el partido, que se volvi¨® de ida y vuelta. Helder sac¨® bajo palos un disparo de Simao y Leo Franco rechaz¨® con el pie un disparo del solitario Baha. Pero el juego era del Atl¨¦tico, que por una vez impuso su ritmo (otra noticia), lo que deber¨ªa haberle bastado para vencer a un M¨¢laga conformista que bien pudo caer en el minuto 92. Fue entonces cuando Antonio L¨®pez lanz¨® una falta que cabece¨® con todo Ujfalusi para que Goitia se luciera, injusta resoluci¨®n a un partido que mereci¨® ganar un Atl¨¦tico al que, por lo visto, no le basta ni con jugar bien o acercarse a ello.