41 puntos de consumo r¨¢pido

Dicen que los estadios tienen alma y que cada hinchada comparte una misma sensibilidad. Dicen que el Bernab¨¦u es un campo solemne, poblado de aficionados de paladar negro de tanto comer caviar. Eso dicen. Pero a veces las creencias populares se vac¨ªan de sentido. Despu¨¦s de partidos como el de ayer, despu¨¦s de temporadas como ¨¦sta, habr¨ªa que apuntar hacia un nuevo paradigma. Todo se transforma. A veces para peor. Porque hoy los hinchas del Madrid observan los acontecimientos con la mirada ausente de los consumidores compulsivos. Nadie levanta la voz. Nadie se queja ante lo que parece un bodrio. El ruido de la calle contrasta con la resignaci¨®n de las gradas, que se conforman con sumar puntos pero recuerdan muy poco que sea digno de incorporar a la memoria de los ¨²ltimos hechos futbol¨ªsticos. Desde hace a?os, con o sin t¨ªtulos, los partidos de Chamart¨ªn se suceden con una monoton¨ªa creciente. Lo m¨¢s grande que pas¨® ayer fue que Ra¨²l meti¨® un gol con la oreja. Fue suficiente para doblegar al triste Deportivo.

La grada se conforma con los puntos, pero recuerda muy poco que sea digno

El conjunto de Juande se aplac¨® con el gol y decidi¨® especular y contragolpear

El capit¨¢n celebr¨® su conquista con la vehemencia habitual porque le gusta tanto la estad¨ªstica como dar palmas. Las cuentas son su debilidad. Acaricia sus acumulaciones con un ardor met¨®dico. Est¨¢ encantado de sumar 306 goles porque, de alguna manera, eso lo equipara a Di St¨¦fano, que hizo 307. El argentino lo consigui¨® en siete a?os menos. Pero ¨¦se es un c¨¢lculo que pasa m¨¢s inadvertido. El Depor salt¨® al campo m¨¢s preocupado de escalonar la defensa para frenar a Robben que de rodear de colaboradores a Valer¨®n. El arquitecto del Deportivo no est¨¢ para multiplicarse, pero eso le pidi¨® Lotina. Obediente, Valer¨®n se camin¨® todo el campo. Pis¨® todas las rayas. Se ofreci¨® a todos sus compa?eros. Brind¨® a Bodipo dos pases que obligaron a la defensa del Madrid a exigirse al m¨¢ximo. La aportaci¨®n del mediapunta canario mantuvo vivo a su equipo. Se pas¨® la primera parte gritando: "?Tranquilos!". Quiso poner pausa y ritmo para sacar al Madrid de su elemento. Casi lo consigue. Cuando tuvo el bal¨®n, Lass y Gago lo sufrieron. Cuando no lo tuvo, se agrandaron porque el Deportivo resolvi¨® replegarse.

Demasiados metros. Incluso para este Madrid sin genio creativo, que, tras un c¨®rner, mand¨® el bal¨®n a la red de un orejazo. El gol aplac¨® al Madrid, que decidi¨® especular y contragolpear. En esta faceta, lo ¨²nico que vali¨® la pena ver fueron las aventuras solitarias de Robben. Poco para el precio de las entradas, cuyo est¨¢ndar ronda 100 euros.

De Guzm¨¢n, Lafita y Valer¨®n se fueron apropiando del campo a medida que transcurr¨ªa la segunda parte. Casillas desvi¨® con un manotazo fabuloso un zurdazo de Lafita. Con su pobreza a rastras, el Deportivo al menos intent¨® darle coherencia a la obra. Para eso se vali¨® de las anticipaciones de sus centrales y de la maestr¨ªa de Valer¨®n. El Madrid fatig¨® con menos criterio. A r¨¢fagas. Sin sorpresa. Fiel al perfil de su plantilla, producto incierto de la pol¨ªtica de fichajes de Pedja Mijatovic, que gast¨® 300 millones de euros para que Juande dijera hace dos d¨ªas que Guti es el ¨²nico que le puede brindar inventiva al equipo.

A diez minutos del final los vomitorios se fueron llenando de gente que se marchaba. Deb¨ªan ser abonados espoleados por el fr¨ªo, o consumidores de tiques decepcionados con el producto. Porque el Madrid sum¨® 41 puntos y es segundo. Pero, ?qui¨¦n paga para ver sumar puntos? ?Cu¨¢nto vale un orejazo?

Jornada 20: Ya s¨®lo queda el Madrid