El Atl¨¦tico es una ruina
Un Osasuna magn¨ªfico baila al equipo rojiblanco ante la indignaci¨®n del Calder¨®n
Lo que queda del Atl¨¦tico acab¨® ayer hecho trizas ante un Osasuna que le dio una soberana lecci¨®n de principio a fin, del primer al ¨²ltimo minuto, de la pizarra al banquillo pasando por el c¨¦sped. Como si los papeles estuvieran cambiados, el equipo de Abel pareci¨® un privilegiado candidato al descenso, mientras el de Camacho se asemej¨® a un dign¨ªsimo aspirante a la Champions. Fue tal el repaso que el p¨²blico, tras cargar contra los inquilinos del palco, acab¨® aplaudiendo a los jugadores de Osasuna, con Masoud a la cabeza, ejecutor de un partido formidable y de un gol, el cuarto, de museo. Dec¨ªa Abel a su llegada al banquillo que muchas cosas iban a cambiar en el Atl¨¦tico. Y as¨ª ha sido. Antes al equipo le goleaba el Bar?a. Ahora le golea Osasuna.
Atl¨¦tico 2 - Osasuna 4
Atl¨¦tico de Madrid: Leo Franco; Perea, Pablo, Ujfalusi, Pern¨ªa (Seitaridis, m. 46); Sinama Pongolle (Luis Garc¨ªa, m. 66), Assuncao (Banega, m. 51), Ra¨²l Garc¨ªa, Simao; Forl¨¢n y ''Kun'' Ag¨¹ero.
Osasuna: Roberto; Azpilicueta, Sergio, Josetxo, Monreal; Juanfran (H¨¦ctor Font, m. 86), Vadocz, Nekounam, Plasil (Delporte, m. 80); Masoud (Hidalgo, m. 89) y Pandiani.
Goles: 0-1, m. 7: Pandiani cabecea solo en el ¨¢rea tras un saque de falta de Nekounam. 1-1, m. 14: Forl¨¢n, de disparo raso y ajustado desde el borde del ¨¢rea. 1-2, m. 44: Vadocz aprovecha un fallo de Ujfalusi en el ¨¢rea. 1-3, m. 47: Pandiani culmina un centro de Plasil. 1-4, m. 69: Masoud regatea a Pablo y bate a Leo Franco. 2-4, m. 73: Pablo remata con el pie tras el despeje de Roberto a un cabezazo de Ra¨²l Garc¨ªa.
?rbitro: Fernando Teixeira Vitienes (C. C¨¢ntabro). Amonest¨® al local Pablo (m. 17) y al visitante Nekounam.
Incidencias: partido correspondiente a la vig¨¦simo novena jornada de Liga en Primera Divisi¨®n, disputado en el estadio Vicente Calder¨®n ante unos 54.000 espectadores. Antes del inicio del partido, el argentino Sergio ''Kun'' Ag¨¹ero recibi¨® el Trofeo Comunidad Iberoamericana de los Premios Nacionales del Deporte de las manos de Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte. El juvenil A del Atl¨¦tico de Madrid, adem¨¢s, ofreci¨® el t¨ªtulo de Liga conquistado en el grupo 5 de Divisi¨®n de Honor.
Tras aterrizar en el puesto, Abel prometi¨® una revoluci¨®n que result¨® en los primeros tiempos ser m¨¢s sentimental que t¨¢ctica. Ya est¨¢ muerta la supuesta revoluci¨®n. Porque nada ha cambiado sobre el c¨¦sped y, en cuanto a jugadores, s¨®lo Maniche ha sido defenestrado por motivos que se desconocen. As¨ª las cosas, al equipo se le han seguido viendo los costurunes, que los tiene a manta. De vez en cuando ha sobrevivido porque alguna que otra estrella tiene, aunque ¨²ltimamente s¨®lo Forl¨¢n merezca tan luminoso calificativo.
Osasuna era el ¨²nico equipo que no hab¨ªa ganado un partido fuerta de casa, un asunto insignificante cuando uno llega al Caledr¨®n, que es un chollo. Veinte segundos tard¨® en asustar. Le bast¨® colgar un bal¨®n al borde del ¨¢rea grande. Vol¨® aqu¨¦l y all¨¢ que corrieron Ujfalusi y Pern¨ªa, a la saz¨®n compa?eros de equipo, que lucharon por ¨¦l, saltaron con todo y estrellaron sus cabezas sin que ning¨²n jugador de Osasuna les obligara a semejante esfuerzo, tan racial como torpe. Pasado el dolor, ambos volvieron a sus puestos para ver, sin inmutarse, c¨®mo Pandiani se quedaba por vez primera en solitario y marcaba un gol anulada por fuera de juego.
No decay¨® Osasuna, que sigui¨® con su mon¨®logo. As¨ª que Masoud, que fue un tormento para el Atl¨¦tico, estrell¨® un cabezazo en el larguero, pre¨¢mbulo del primer gol, de esa falta que Masoud mand¨® al ¨¢rea, poblada de jugadores del Atl¨¦tico, o de sus sombras, mejor dicho. Porque ninguno movi¨® un m¨²sculo, lo que aprovech¨® Pandiani para lanzarse en plancha y marcar de cabeza.
La puesta en escena de Osasuna abri¨® todas las heridas del Atl¨¦tico. Que se rehizo un instante, cuando tras una combinaci¨®n el bal¨®n cay¨® a pies de Forl¨¢n, que lo col¨® de forma primorosa junto al palo con un zurdazo desde el borde del ¨¢rea. Era la primera llegada del Atl¨¦tico y ese gol debi¨® atemperar al equipo. Pues no. Al instante Pablo lleg¨® tarde e hizo una entrada brutal a Juanfran, prueba de que la defensa rojiblanca viv¨ªa en estado de excpeci¨®n. Porque de excepcional, en cuanto a que ocurre rara vez, se puede calificar el segundo gol de Osasuna, nacido de un c¨®rner que Plasil sac¨® como se sacan tantos, al coraz¨®n del ¨¢rea, sin que ning¨²n defensa acertara siquiera a amagar con el despeje. Se encontr¨® Ujfalusi con que el bal¨®n se dirig¨ªa a sus tripas e intent¨® proteger tan sensible zona amortiguando aqu¨¦l, de tal guisa que lo dej¨® suelto y saltar¨ªn a pies de Vadocz, que fusil¨®.
Quedaba tiempo, medio tiempo, suficiente tiempo para que el Atl¨¦tico reaccionara. No le dio tiempo. Fue iniciarse la segunda parte y enhebrar Osasuna un contragolpe de manual, que acab¨® con Plasil centrando desde la izquierda y Pandiani rematando con todo.
Comenz¨® la bronca en el Calder¨®n. Contra el palco, contra Abel, contra los futbolistas. El p¨²blico no cre¨ªa en la remontada y mucho menos el equipo. Un tirito de Ag¨¹ero que sac¨® Roberto y un cabezazo fuera de Sinama fueron sus escasos argumentos en ataque. Abel movi¨® ficha pero lo m¨¢s parecido a un revulsivo que tiene en el banquillo es a Sabas, su ayudante. Osasuna, mientras, se entreten¨ªa tocando la pelota. Y ah¨ª Masoud se doctor¨® tras una jugada maravillosa. Recibi¨® el bal¨®n en la zona derecha del ataque, al borde del ¨¢rea grande. Con un toque elimin¨® a Perea, que cay¨® como si se hubiera roto la cadera. El iran¨ª se vio ante Pablo, al que amag¨®, una, dos, tres veces, amenazando con irse por la derecha, por la izquierda , el bal¨®n cosido al pie, Pablo reculando, a punto de caer, trastabillado, perplejo ante aquella obra de arte que culmin¨® Masoud con un zurdazo a gol.
Ah¨ª se acab¨® el partido por mucho que Pablo empujara el bal¨®n a la red a la salida de un c¨®rner, una an¨¦cdota en un partido que saca a Osasuna del infierno, un equipo fant¨¢stico como fue ayer, valiente, perfectamente ensablado y convencido de lo que hac¨ªa. Un equipo grande ¨¦ste que dibuj¨® Camacho y que bail¨® al Atl¨¦tico, a un Atl¨¦tico sin orden, sin criterio, sin f¨²tbol y con miedo, con mucho miedo, que ha pasado de prometer grandes gestas a la m¨¢s absoluta de las ruinas.
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