Greipel y Puertollano, fieles a s¨ª mismos
La Vuelta saldr¨¢ el a?o pr¨®ximo de Sevilla con una contrarreloj nocturna y el l¨ªder vestir¨¢ de rojo
Rosendo (Jes¨²s, el ciclista, no Mercado, el cantante) es sevillano, de Carmona, concretamente. Quiz¨¢s esa condici¨®n le impuls¨® a meterse en el cuerpo 142 kil¨®metros de escapada en solitario. Un sevillano valiente el d¨ªa que la Vuelta anunci¨® que el pr¨®ximo a?o partir¨¢ de Sevilla, con una contrarreloj de ocho kil¨®metros nocturna y que el jersey oro se convertir¨¢ en rojo a partir de la pr¨®xima edici¨®n. Todo debi¨® influir en su estado de ¨¢nimo, no en vano Jes¨²s Rosendo fue el farolillo rojo de la pasada Vuelta a Espa?a, as¨ª llamado porque en otro tiempo, en el Tour, el ¨²ltimo de la fila en la general portaba cada etapa un jersey rojo que le distingu¨ªa de los dem¨¢s. ?Premio o castigo? Que cada cual elija.
Ser¨ªa por todo eso que se fue en el octavo kil¨®metro, echando en falta un compa?ero con el que hablar ?"porque llegu¨¦ a aburrirme en algunos ratos", confes¨®?. Y ser¨ªa porque quedan poquitas etapas para los sprinters que lo cazaron cuando ya estaba a punto de desfallecer en el kil¨®metro 152.
Se acab¨® la aventura del pr¨®fugo y comenz¨® la etapa, es decir, la llegada siempre nerviosa a Puertollano, siempre accidentada, resuelta por velocidad. Y todas las previsiones se cumplieron. El neozeland¨¦s Julian Dean se dio un porrazo tremendo al tropezar con una valla y varios corredores se fueron al suelo, entre ellos Weylandt, muy perjudicado. Era la "ca¨ªda de Puertollano", casi en el mismo sitio que el a?o pasado. Y era la antepen¨²ltima oportunidad de sprint (ma?ana y en Madrid puede ocurrir lo mismo) y Greipel, el velocista voraz de un equipo voraz, el Columbia, no dej¨® pasar el tren. Henderson, como siempre, le prepar¨® el sprint, aunque esta vez menos tiempo del esperado. Se apart¨® pronto el neozeland¨¦s (el tema era oce¨¢nico) y Greipel se tir¨® como una bestia en busca de la l¨ªnea de llegada. El franc¨¦s Bonnet y el italiano Bennati olieron el humo del rebufo y quisieron seguirle. Pero una cosa es seguir a Greipel y otra darle alcance cuando echa su corpach¨®n sobre el manillar y se impulsa para ganar. Claro, gan¨®, por tercera vez en esta Vuelta. Todo apunta a que no ser¨¢ la ¨²ltima.
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