El Athletic demuestra que sabe tirar de oficio

Tan malito est¨¢ el Racing, es tan poquita cosa, que consigui¨® demostrar algo que nadie hab¨ªa conseguido hace mucho: que el Athletic, tan visceral, tan fiel a la arqueolog¨ªa y sin Llorente, resulta que tiene oficio para gestionar un partido al que le puso muy poca calidad, pero la energ¨ªa suficiente para abochornar al contrario. Mas all¨¢ del sistema de juego, de su poca predilecci¨®n por el toque y el control del bal¨®n, de su abuso del pelotazo, el Athletic enervaba a su afici¨®n con su poco oficio para gestionar los partidos, para mantener las victorias, para jugar cuando hab¨ªa que jugar y que no se jugase cuando no se ten¨ªa que jugar. A?os hace que el Athletic tiene suspendida esa asignatura que tiene m¨¢s que ver con el coraz¨®n que con la cabeza. El Racing le puso ayer el aprobado encima de la mesa, s¨®lo para que firmase y se lo llevase a casa, de una vez por todas. No le exigi¨® ni combinaciones ni paredes ni ejercicios de tac¨®n a lo Ibrahimovic, s¨®lo le ped¨ªa eso que en el argot m¨¢s amarillento del f¨²tbol se denomina "un partido serio", como si hubiera partidos de broma (bueno, algunos lo parecen, ciertamente). Y el Athletic se puso serio, ni sonri¨® ni siquiera, al amparo de la mejor versi¨®n de Amorebieta (qu¨¦ lastima para ¨¦l, para el Athletic y para el f¨²tbol que este chico no encuentre su personalidad para siempre) y el m¨²sculo intratable, esta vez de Gurpegui, indiferente a que Caparr¨®s lo pegara a la banda derecha, donde pod¨ªa sufrir m¨¢s que gozar tapando a Serrano. El miedo no existe en el diccionario de Gurpegui. Fren¨® a Serrano y se fue para adelante con la misma determinaci¨®n. Y el gol premio su tes¨®n, aunque fuera un gol que desnud¨® a un equipo tanto como revisti¨® al otro. Un cabezazo que suspendi¨® de ra¨ªz a un defensa negado, Christian, y a un portero asustado, To?o. Entre la indolencia de ambos surgi¨® Gurpegui que ser¨¢ cualquier cosa menos indolente para mandar a la red un centro bien puesto de Castillo, quiz¨¢s el primer libre indirecto que ejecuta en el Athletic, sometido a la dictadura de los veteranos.

El Racing le puso ayer el aprobado encima de la mesa, s¨®lo para que firmase

Castillo demostr¨® que saca las faltas mejor muechos y mejor que centra en carrera

Amorebieta exhibi¨® su mejor versi¨®n y Gurpegui, en la derecha, su musculatura

Ese gol, tan circunstancial como expresivo, no s¨®lo hundi¨® a los jugadores del Racing, huecos de juego y vac¨ªos de ideas, sino que acab¨® por confundir a su cuestionado t¨¦cnico, Mandi¨¢, con poca capacidad de reacci¨®n para ver los defectos de su equipo: falta de hilaz¨®n y una defensa que se apa?a por el centro pero que tiene dos v¨ªas de agua en los costados por las que transit¨® el Athletic sin necesidad de hacer encajes de bolillo. Si el Athletic hubiera mandado sus pelotazos en vez de al centro, donde sobresal¨ªa el joven Osmar, a su costado izquierdo, el partido se hubiera roto en diez mil pedazos. Era tan brutal la superioridad de Susaeta sobre el veteran¨ªsimo Pinillos que de haberle atacado sin descanso, se hubiera marchado voluntariamente al vestuario, harto de verle el n¨²mero en la espalda. Eso le cost¨® el primer gol de Gurpegui, y eso, su mala defensa, le cost¨® el clar¨ªsimo penalti de Lacen a Ion V¨¦lez, que transform¨® Iraola.

Sin Llorente, y jugando mucho tiempo como si estuviera sobre el terreno de juego (que resisti¨® dignamente el temporal), el Athletic demostr¨® su capacidad para saber ganar, quiz¨¢s m¨¢s que para saber jugar, ante un rival poco exigente, aturdido y abucheado por su p¨²blico que ya pide la cabeza de Mandi¨¢, pero que quiz¨¢s debiera pensar m¨¢s en la configuraci¨®n de su plantilla. Ni Tchit¨¦ es un killer ni Luis Garc¨ªa es aquel que se march¨® a Liverpool. En Santander tira las faltas y los c¨®rners y poco m¨¢s. Demasiado poco para quien se siente mucho. Ion V¨¦lez y De Marcos, sin aspavientos, apelan a su velocidad, el primero, y su descaro el segundo para entre ambos acoquinar a la defensa rival. Eso ya es algo. O mucho, en seg¨²n que casos.

El Athletic hizo ayer los deberes con nota en El Sardinero, pero bien es cierto que tuvo un examen facil¨®n, de esos que pon¨ªan los maestros cuando se pon¨ªan bizcochones tras su aniversario de boda. Pero al menos encontr¨® el camino. El oficio es la mejor garant¨ªa de no perder lo que uno siente que ha merecido ganar. Y de paso resolvi¨®, de momento, la duda de jugar sin Llorente, su referencia, al que Caparr¨®s quiz¨¢s no quiso arriesgar en un campo reblandecido y pesado por la lluvia y en previsi¨®n de un partido tenso que luego no lo fue.

El de ayer en El sardinero son de esos encuentro que permiten, por ser livianos, casi ensayos te¨®ricos, sacar algunas conclusiones. Por ejemplo: que Castillo saca las faltas mejor que muchos, y desde luego, qmejor que centra en carrera; que Amorebieta, cuando no saca los ojos de las ¨®rbitas, juega much¨ªsimo mejor, que Orbaiz, muy arropado, es algo m¨¢s que un sacafaltas (dicho sea en el sentidpo deportivo de la palabra) y que De Marcos tiene el atrevimiento que antecede al ¨¦xito, aunqwue a veces abuse de s¨ª mismo. Bien es cierto que nunca tendr¨¢ enfrente un Racing tan malito, ni a Tchit¨¦, ni a Christian, ni a Morat¨®n de medio centro ni a Luis Garc¨ªa tan apocado.