La ley de los m¨¢s fuertes
El primer mensaje lo mand¨® Caparr¨®s antes de partir para Bruselas. David L¨®pez, que se hab¨ªa mostrado timorato con la psicosis del miedo que rodea al partido se qued¨® en Bilbao, con sus familiares y amigos. Quiz¨¢s lo ten¨ªa previsto por razones t¨¢cticas, pero aquello, sin duda, ayud¨® a comprender que Caparr¨®s sabe que hoy se juega un partido visceral, cargado en el ambiente y cargado en el terreno de juego, entre dos equipos que hacen la mayor parte de su apuesta con los m¨²sculos. Son dos equipos grandes, en el sentido f¨ªsico de la palabra, y son dos clubes grandes en el sentido hist¨®rico de su biograf¨ªa. Ambos adem¨¢s necesitan de esta competici¨®n para pasear su historia por Europa y ambos entienden que el calor del encuentro ha subido desde lo sucedido en Bilbao al t¨¦rmino del partido. Caparr¨®s apostar¨¢ por los m¨¢s fuertes, a sabiendas de que el Anderlecht exhibi¨® en San Mam¨¦s una musculatura que seguramente se hace m¨¢s temible en el Cosntant Vanden Stock Stadium de Bruselas. No parece el equipo belga un colectivo muy dispuesto a especular con resultados apretados, m¨¢s all¨¢ de la prevenci¨®n que le procura saberse por delante en la eliminatoria gracias al gol logrado en Bilbao. Tampoco el Athletic sabe de manejar los tiempos y apela con mucha asiduidad a su esp¨ªritu visceral, ese que lo mismo da para resolver los encuentros en un santiam¨¦n o para complic¨¢rselos despu¨¦s de haber parecido que los tiene resueltos. Un equipo de rachas, que dice Caparr¨®s, cuando nadie puede explicar esos cambios de actitud. El cambio deber¨¢ hoy ser radical. Para ello, el t¨¦cnico sevillano recupera a sus medios centros habituales, Orbaiz y Javi Mart¨ªnez, dos tipos bragados, a los que seguramente acompa?ar¨¢ Gurpegui, en la m¨¢s fiel versi¨®n de Caparr¨®s para sujetar el centro del campo y partir desde ah¨ª hacia el futuro. El cuarto integrante es la duda. Susaeta no fue titular ante el Tenerife, lo que se antoja una premonici¨®n para hoy. En su defecto ser¨ªa Yeste el ocupante de su demarcaci¨®n. Alguien de toque nunca viene mal para abrir la dura lata de la defensa p¨²rpura. Toquero, el alma mater, y Llorente, el killer, se antojan pareja de hecho en la delantera y los de atr¨¢s s¨®lo mantienen la pugna habitual entre Castillo y Koikili, con ventaja para el primero, vistas las rotaciones de Caparr¨®s. Ya no hay misterios entre ambos equipos aunque se antoja que Lukaku, el ¨ªdolo local, ser¨¢ m¨¢s peligroso en su territorio, menos est¨¢tico de lo que parec¨ªa en San Mam¨¦s.
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