Guti se consume en la hoguera
El Madrid se rompi¨® cuando su capit¨¢n dio s¨ªntomas de cansancio
Guti sali¨® andando y jug¨® andando. La parsimonia del media punta, que ayer fue capit¨¢n, respondi¨® a un plan. Un poco por las lesiones, otro poco por la edad, y otro poco por su indolencia po¨¦tica, el media punta lleva meses sin jugar con continuidad, y ayer sali¨® con el dep¨®sito medio vac¨ªo. Esto represent¨® un problema para Pellegrini, que resolvi¨® poner a su jugador bandera de entrada, a riesgo de que se quedara sin energ¨ªa antes de que la eliminatoria estuviese resuelta. Para alargar su permanencia en el campo, Guti se dosific¨®. Levant¨® el pie del acelerador y se mantuvo alejado de la l¨ªnea de presi¨®n francesa. Cuando el Madrid tuvo el bal¨®n, el Olympique se concentr¨® en su campo. As¨ª es que Guti dio unos pasos atr¨¢s y esper¨®. Apenas toc¨® la pelota en los primeros minutos. Estuvo tan tapado que Gouvou, Pjanic y Makoun se olvidaron de buscarlo. Por un momento le perdieron el rastro. Fue en el minuto cinco. Guti recibi¨® el bal¨®n en el carril del diez, en su propio campo. Sus adversarios debieron pensar que estaba lejos para preocuparse. Que sus misiles estaban fuera de alcance. Guti levant¨® la cabeza tranquilamente, golpe¨® el bal¨®n con el interior de la bota, plano, con el movimiento pendular de un hierro de golf. La pelota sali¨® recta, paralela a la raya del lateral izquierdo. Ronaldo la acompa?¨®, la control¨®, y vol¨® tirando la diagonal al primer palo. Cuando Cris le sali¨®, se lo quit¨® de en medio como a un mueble. Ante el peligro inminente, Lloris hizo lo que deb¨ªa: se puso de cuclillas y tap¨® su palo. Ronaldo remat¨® con la zurda y la pelota pas¨® por entre las piernas del portero. Fue el primer gol que recib¨ªa el Olympique desde el 30 de enero.
El partido estaba empatado seg¨²n el gui¨®n previsto, y con los actores esperados. El p¨²blico rugi¨®. Despu¨¦s de mucho tiempo, la hinchada empez¨® a sentir que en los momentos decisivos las fuerzas providenciales volv¨ªan a operar a favor de los blancos. Esa invocaci¨®n a la diosa Cibeles que hizo la gente, con la pancarta monumental desplegada sobre el fondo sur, pareci¨® surtir efecto. A falta de fe en el juego, ¨²ltimamente el personal se ha mostrado proclive a creer en esp¨ªritus, dioses paganos, sortilegios, e incluso futbolistas de 100 millones de euros, o de 65. Todo ha sido arrojado a la marmita de los conjuros, bien revuelto, a ver si es posible por alg¨²n medio alcanzar los cuartos de final de la 'Champions'. Nadie m¨¢s empe?ado en esta tarea que Florentino P¨¦rez, el presidente, que ayer cont¨® en el palco con el apoyo moral de un viejo detractor suyo, el seleccionador Vicente del Bosque. Que Del Bosque estuviera para ver el partido demuestra en parte lo que significaba para el madridismo remontar el 1-0 al Lyon.
El barrio de Chamart¨ªn vibr¨® desde ayer por la ma?ana. La cita agit¨® a la gente, que andaba con gorros blancos e insignias pocas veces vistas a la luz del d¨ªa en los hinchas del Madrid. La avenida Concha Espina estuvo embotellada todo el d¨ªa y cuando los equipos entraron al campo las gradas temblaron como hac¨ªa a?os que no lo hac¨ªan. Con el 3-2 al Sevilla, la hinchada hab¨ªa pasado del entusiasmo a la euforia. Ayer, antes del partido los viandantes repet¨ªan: "?Les vamos a meter cinco!". "?Les vamos a meter cuatro!". "Les vamos a meter...!". Cada pron¨®stico era una goleada. Tal es la condici¨®n inflamable de la imaginaci¨®n colectiva cuando hay un motivo para creer. En Chamart¨ªn la gente quer¨ªa creer. Y el Bernab¨¦u, durante unos minutos fue un volc¨¢n de fanatismo.
El gol de Ronaldo pareci¨® el anuncio de los sue?os hechos realidad. Pero la realidad, normalmente, es otra cosa. A veces incluso se parece mucho a una pesadilla. El partido se complic¨®. Los balones dejaron de entrar y a Guti le empez¨® a faltar el aire. Cuando Guti dio s¨ªntomas de fatiga el Madrid dej¨® de jugar bien. Sin el toque fluido del capit¨¢n, el equipo perdi¨® hasta la pegada.
Pellegrini mantuvo a Guti hasta el final. El viejo rockero se consumi¨® en el escenario. Junto con Ra¨²l, que entr¨® en la segunda parte para participar del aquelarre emprendi¨¦ndola a patadas con Cris. El partido fue incendiario y quem¨® a mucha gente. Kak¨¢, para variar, se fue pitado. Se?alado como el principal culpable por el p¨²blico, que, en general, asisti¨® a los minutos finales con distancia e incredulidad.
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