Diogo corre, Ponzio resuelve

Ha olvidado sus complejos el Zaragoza, que ataca desde las alas y que define con los laterales. Diogo cubri¨® el carril derecho y Ponzio solt¨® un zapatazo que dobleg¨® al M¨¢laga, sin car¨¢cter ni pie en La Romareda, con el inc¨®modo anuncio de alg¨²n que otro apuro en la Liga si no espabila a tiempo.

El Zaragoza ya no es lo que era. Pusil¨¢nime y sin apenas juego, el equipo blanquillo realiz¨® una paup¨¦rrima primera vuelta, escudado en el patad¨®n y fiado a la punter¨ªa de los hombres avanzados. Ahora tiene una propuesta de f¨²tbol de asociaci¨®n dentro de sus medidas, con sencillez pero con intenci¨®n. Aunque se resiste a mezclar en campo ajeno y se atrabanca en la construcci¨®n, se las ingenia para sacar el cuero desde atr¨¢s. Bien con pases directos; bien con las subidas de Diogo, un lateral en efervescencia. Arriba se desgasta con generosidad Suazo, un torbellino de desmarques, de arrastres y de posibilidades. En una de ¨¦sas, se abri¨® a la banda, recibi¨® el cuero y se invent¨® un centro al segundo palo, donde entraba Arizmendi, que remat¨® con la cresta y el bal¨®n sopl¨® al poste por el lado equivocado.

Desnortado porque corri¨® detr¨¢s de la pelota y no con ella, el M¨¢laga sud¨® tinta china para fabricar f¨²tbol. Le falt¨® toque atr¨¢s, ingenio en la medular y remate en el ¨¢rea opuesta. Demasiadas deficiencias para poner en aprietos al Zaragoza, que ha encontrado en Contini y Jarosik a dos centrales tan expeditivos como eficaces. Ayer, por ejemplo, desactivaron con m¨²ltiples cabezazos de recuperaci¨®n el ¨²nico recurso del rival, los balonazos kilom¨¦tricos, eternos y, de paso, poco lacerantes. Se qued¨® en un s¨®lo remate de Baha desbaratado por Roberto. As¨ª que la pelota y la iniciativa corr¨ªan por cuenta del Zaragoza.

Como Edmilson ha dotado de equilibrio al equipo, que ya no se rompe en las transiciones, los laterales pueden subir porque saben que el medio centro de turno les cubrir¨¢ las espaldas. Diogo, por ejemplo, sac¨® varios centros malintencionados que no encontraron rematador. Y Ponzio, de gatillo f¨¢cil, recogi¨® un bal¨®n en el borde del ¨¢rea, lo pinch¨® y solt¨® un latigazo a la escuadra contraria. Golazo. La guinda la puso Suazo, que empalm¨® un bal¨®n tras una dejada con la cabeza de Arizmendi. Sentencia que desahoga al Zaragoza en la tabla clasificatoria. Resulta que el juego de los laterales, sorpresivo pero solvente, fue demasiado para el M¨¢laga, sin desparpajo ni argumentos.

El Zaragoza castiga al M¨¢laga