Italia evita males mayores
De Rossi empata para los 'azzurri' ante Paraguay en un partido duro y poco vistoso
Todo sucedi¨® a bal¨®n parado. El gol de Alcaraz, para Paraguay , y la r¨¦plica de De Rossi, para Italia . Muchas patadas y pocas alegr¨ªas. Un empate que conforma a dos culturas futbol¨ªsticas habituadas mucho m¨¢s a sufrir que a disfrutar. Pero un futuro incierto para una Italia de escasos recursos obligada a defender el t¨ªtulo mundial y en la que la mejor noticia fue la prometedora actuaci¨®n de Montolivo en el puesto del a?orado Pirlo.
A Italia, b¨¢sicamente, le faltan jugadores. Otras veces apelaron los transalpinos a su esp¨ªritu competitivo y rindieron por encima de sus posibilidades. En la cita triunfal de Alemania 2006, por ejemplo, las gotas de calidad de Totti y Del Piero resultaron decisivas, aunque ambos estuvieran ya en la fase crepuscular de sus respectivas carreras. Los analistas italianos piden que Gilardino cumpla la funci¨®n de Paolo Rossi en el Mundial de Espa?a 1982, en el que los azzurri tambi¨¦n fueron campeones, pero es un abismo lo que los separa. Adem¨¢s de un goleador, Rossi fue un delantero complet¨ªsimo tanto t¨¦cnica como t¨¢cticamente. Gilardino se qued¨® en un apunte.
Italia 1 - Paraguay 1
Italia: Buffon (Marchetti, m.46), Zambrotta, Cannavaro, Chiellini, Criscito; Montolivo; De Rossi, Pepe, Marchisio (Camoranesi, m.58), Iaquinta y Gilardino (Di Natale m.73).
Paraguay: Justo Villar; Bonet, Antol¨ªn Alcaraz, Da Silva, Morel; Vera, C¨¢ceres, Riveros, Torres (Santana, m.60); Nelson Haedo (Santa Cruz, m.68) y Lucas Barrios (Cardozo, m.76).
Goles: 0-1, m.39: Alcaraz; 1-1, m.63: De Rossi
?rbitro: Benito Archundia (MEX), Mostr¨® tarjeta amarilla a V¨ªctor C¨¢ceresd (m.62), a Camoranesi (m.70)
Incidencias: encuentro correspondiente a la primera jornada del Grupo F de la primera fase del Mundial de Sud¨¢frica 2010 disputado en el estadio Green Point, de Ciudad del Cabo ante 66.000 espectadores.
Al concluir la primera parte, los jugadores paraguayos se reunieron en el centro del campo y formaron un corro de unidad y de fuerza. La voz cantante, el cham¨¢n que hac¨ªa llegar las consignas, era Haedo Valdez, el m¨¢s visceral de los albirrojos, el que con m¨¢s pasi¨®n hab¨ªa cantado el himno.
Era un partido para tipos duros y ellos hab¨ªan cumplido su objetivo: una defensa de acero y el golpe inesperado en el momento oportuno. Lo dio Alcaraz, un defensa central aparentemente torpe que, sin muchas luces, se ha labrado una carrera en Argentina, Italia, Portugal y ahora en B¨¦lgica, en el Brujas. Apenas hace unos meses que ha entrado en el grupo. El suyo fue un cabezazo poco ortodoxo, casi con la cocorota, pero el bal¨®n sali¨® cruzado, lejos del alcance de Buffon.
Lo meritorio fue el salto, valiente y poderoso, por encima de una defensa paralizada. De Rossi encogi¨® la cabeza y Cannavaro se dej¨® a la espalda al hombre al que marcaba: Alcaraz, en su primer gol con la albirroja.
El invierno entr¨® de golpe en el Mundial, sin llamar, y se convirti¨® en lluvia torrencial y en fr¨ªo, mucho fr¨ªo. El Tata Martino no pudo contenerse bajo la cubierta del banquillo. Sali¨® al campo y se empap¨® todo, el abrigo negro y los cristales de las gafas.
Partido duro de pelar: para pelear, para resistir, para sufrir. Riveros, el mediocentro del Cruz Azul, clav¨® los tacos a Montolivo en la primera acci¨®n del encuentro. Poco despu¨¦s, C¨¢ceres le solt¨® una patada muy c¨ªnica por detr¨¢s a De Rossi, cuando el mediocentro italiano ya hab¨ªa soltado el bal¨®n. El propio De Rossi entr¨® con todo con el objetivo de demostrar que los italianos tambi¨¦n tienen dientes. Y tacos. Se advert¨ªa que el juego a bal¨®n parado iba a entra?ar el mayor peligro. A Paraguay no le importa jugar hundido en su propio campo. Ha formado parte de su gen¨¦tica futbol¨ªstica. Tiene defensas fuertes y combativos, adem¨¢s de centrocampistas que dar¨ªan un brazo por recuperar el bal¨®n. La calidad viene arriba. La pareja de delanteros del Borussia de Dortmund, Barrios y Haedo Valdez, se la juega contra cualquier defensa a pesar de que ayer pasara un tanto inadvertida.
Italia perdi¨® la fe que tuvo en la primera hora. Jug¨® con cierta jovialidad por las asociaciones de Criscito, Montolivo y Marchisio, apuntalados por el empuje de De Rossi. Pero el castillo se le vino abajo tras el gol de Alcaraz. Le entraron las dudas: no sab¨ªa si llevar la iniciativa o todo lo contrario.
Lippi movi¨® el ¨¢rbol en el descanso. Obligadamente en el caso de Buffon, aquejado de una ci¨¢tica, dando entrada a Marchetti. Y, ya por iniciativa propia, el t¨¦cnico italiano cambi¨® a los dos extremos de banda: Pepe, ahora a la izquierda, e Iaquinta, a la derecha. Italia tampoco mejor¨®, pero se encontr¨® con un regalo imprevisto. Justo Villar, el portero del Valladolid, dio un manotazo al aire en vez de despejar un centro de c¨®rner de Pepe que cay¨® al segundo palo a los pies de De Rossi. Premio a un trabajador infatigable.
Camoranesi hizo acto de presencia con un pisot¨®n a Vera que le cost¨® la tarjeta amarilla. El italo-argentino le dio m¨¢s sentido al ataque azzurro. Despu¨¦s Di Natale, el pichichi del calcio, ocup¨® el puesto de un floj¨ªsimo Gilardino. Tras los cambios, Italia se sinti¨® m¨¢s c¨®moda con la pelota.
Martino, por su parte, introdujo a los dos delanteros que le faltaban, Roque Santa Cruz y Cardozo en vez de los titulares del Dortmund. Con la misma irrelevancia de los anteriores. Los 22 jugadores acabaron abrazados y satisfechos. No hab¨ªan perdido. Hab¨ªan cumplido su objetivo.
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