Alemania no se reconoce
Serbia da la sorpresa ante una selecci¨®n germana que perdi¨® pronto a Klose, expulsado por el espa?ol Undiano, y luego un penalti por medio de Podolski
No solo Espa?a descarrila de forma imprevista. Tambi¨¦n la maquinaria alemana es capaz de griparse unos d¨ªas despu¨¦s de fulminar a Australia. En un Mundial nadie est¨¢ a salvo . Serbia, que se peg¨® un tiro en el pie ante Ghana, seg¨® a Alemania, sacada de quicio por el espa?ol Undiano Mallenco, que expuls¨® a Klose a los 36 minutos y cambi¨® por completo el discurso del partido. En un encuentro con muchas cicatrices y algo convulsionado, los serbios a punto estuvieron de entregar de nuevo la cuchara cuando el viento soplaba a su favor. Si frente a los africanos fue Kuzmanovic el que confundi¨® el voleibol con el f¨²tbol y de un manotazo llev¨® a Ghana a un penalti triunfal, ayer le lleg¨® el turno a Vidic. El central del United, tambi¨¦n proclive a los juegos de mano, regal¨® otro penalti. Esta vez, para fortuna de Radomir Antic y los suyos, Podolski fall¨®. Stojkovic, el ex guardameta del Getafe, acert¨® y Serbia logr¨® su primera victoria mundialista como pa¨ªs independiente. Alemania queda en una situaci¨®n delicada, en alerta ante el Ghana-Australia.
Alemania 0 - Serbia 1
Alemania: Manuel Neuer; Lahm, Mertesacker, Arne Friedrich, Holger Badstuber (Mario G¨®mez, m.77); Mesut Ozil (Marko Marin, m.71), Bastian Schweinsteiger, Sami Khedira, Thomas M¨¹ller (Cacau, m.70); Miroslav Klose y Lukas Podolski.
Serbia: Vladimir Stojkovic; Branislav Ivanovic, Neven Subotic, Nemanja Vidic, Aleksandar Kolarov; Milos Krasic, Milos Ninkovic (Gojko Kacar, m.70), Zdravo Kuzmanovic (Radosav Petrovic, m.75), Dejan Stankovic, Milan Jovanovic (Danko Lazovic, m.79); Nikola Zigic.
Goles: 0-1, m.38. Jovanovic.
?rbitro: Alberto Undiano Mallenco (Espa?a). Tarjetas amarillas a Klose (2, la segunda en el m.37, por lo que fue expulsado), Khedira, Lahm y Schweinsteiger por Alemania, y a Ivanovic, Kolarov, Subotic y Vidic por Serbia.
Incidencias: partido del grupo D, disputado en el estadio Nelson
Mandela de Puerto Elizabeth ante unos 40.000 espectadores.
Del impacto causado por Alemania en el primer encuentro, a estar colgada del alambre. Nada hac¨ªa presagiar el traspi¨¦ germano. El arranque del encuentro subray¨® el nuevo estilo alem¨¢n, m¨¢s proclive al juego pausado, sin excesivos abusos de su habitual supremac¨ªa f¨ªsica. El f¨²tbol escultural que desde hace siglos distingue a Alemania, era ahora cosa de jugadores con menos esqueleto, como ?zil, M¨¹ller y Marin. Con Serbia cautelosa, el equipo de L?w llevaba el mando sin apretones, con la intenci¨®n de dar fluidez a la pelota, nada que ver con su vocaci¨®n por el combate a¨¦reo y el juego pedreguero. Solo una circunstancia alteraba la producci¨®n alemana. A la media hora, en un duelo sin navajas, Undiano ya hab¨ªa multado a Klose, Ivanovic, Kolarov, Khedira y Lahm. Todos amonestados ante la contrariedad general. Undiano y el peso de la ley, nada de contemplaciones o ese templar gaitas que distingue a otros colegas arbitrales m¨¢s conciliadores. El ¨¢rbitro espa?ol mantuvo el list¨®n y con el mazo judicial en alto alguien ten¨ªa que ser condenado. Klose intent¨® ara?ar una pelota por detr¨¢s a Stankovic, sin mala intenci¨®n, pero el serbio cay¨® trastabillado por el roce. A golpe de reglamento, a la calle. Nada de un poco de flexibilidad cuando no hay canalladas mediantes, as¨ª es el arbitraje espa?ol -Undiano mostr¨® nueve amarillas y una roja, el partido con m¨¢s amonestaciones del Mundial-.
Con Klose sin tiempo para llegar al purgatorio, Serbia, rancia hasta entonces en el ataque, se sacudi¨® por primera vez los complejos. Krasic, un extremo muy revoltoso y con ma?a, sac¨® de rueda a Badstuber. Su centro al ¨¢rea fue mal defendido por Mertesacker, que quiso imponer su techo frente al gigant¨®n Zigic, escoltado a media altura por Lahm. A cambio, Jovanovic qued¨® aislado en el ¨¢rea peque?a. La dejada del p¨ªvot serbio fue aprovechada por su compa?ero. En un suspiro, Alemania con diez y un gol contra. Pero la rendici¨®n germana nunca fue algo parvulario.
En ventaja en el marcador, Serbia, pese a su superioridad num¨¦rica, se mantuvo precavida, distante de Neuer, el meta alem¨¢n. Todo lo contrario que su adversario, que agit¨® cuanto pudo a la defensa balc¨¢nica. Podolski remataba una y otra vez, Lahm percut¨ªa sin cesar por la derecha, Khedira, autor de un remate al larguero en el primer tiempo, ya sin Klose, se descolgaba con ah¨ªnco y M¨¹ller iba y ven¨ªa. La tricampeona del mundo echaba de menos a ?zil, mucho m¨¢s apagado que en el estreno ante Ghana.
Serbia, por su parte, es un equipo con gran esp¨ªritu gremial, muy voluntarista, que impone su talla en las dos ¨¢reas, su mejor virtud. Ivanovic, Vidic y Subotic descorchan con su altura cada pelotazo que llega por los cielos; en ataque, el asunto es cosa de Zigic, al que el larguero frustr¨® un cabezazo poco despu¨¦s de que a Krasic le ocurriera lo mismo con un poste.
El ¨ªmpetu alem¨¢n, su car¨¢cter, le llev¨® a once metros del empate. El absurdo desliz de Vidic, su palmeo innecesario, dej¨® a Podolski frente a Stojkovic. No era el d¨ªa del extremo de origen polaco, que no hizo diana pese a sus siete disparos a lo largo del encuentro. Al fallo de su jugador reaccion¨® L?w con todas las bater¨ªas: el joven Marin, al que su levedad no le delata como futbolista alem¨¢n, Cacau, un brasile?o nacionalizado muy veloz, y Mario G¨®mez, un tanque que oculta bajo su corpach¨®n su ascendencia espa?ola. Alemania no encontr¨® remedio. Del todo a la nada. Lo contrario que Serbia, resucitada. El grupo se enreda, una angustia inesperada para la tricampeona. Una se?al de humo para la nueva Serbia.
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