El fin de Dunga
El seleccionador de Brasil, discutido desde su nombramiento, abandona el cargo despu¨¦s de que su equipo fuera eliminado por Holanda en los cuartos del Mundial
Mucho le ha cambiado la vida a Dunga en estos ¨²ltimos 16 a?os. El 17 de julio de 1994 el mundo gir¨® a su alrededor. Hoy tambi¨¦n, pero por motivos muy diferentes. Aquel d¨ªa de verano, levant¨® la Copa de campe¨®n del Mundo en Los ?ngeles y esta tarde, en la otra punta del planeta y en invierno, su equipo ha ca¨ªdo en cuartos de final del Mundial, una verdadera tragedia para un pa¨ªs que gira en torno al bal¨®n de f¨²tbol. A los pocos minutos de que el colegiado japon¨¦s Nishimura pitara el final del partido, Dunga comparec¨ªa ante los medios para anunciar que dejaba el cargo.
Nadie quiere ser hoy Carlos Caetano Bledorn Verri, aquel ni?o al que su t¨ªo apod¨® Dunga en honor a su parecido con uno de los enanitos de Blancanieves. Ni siquiera el propio Dunga, que sonre¨ªa aliviado cuando Robinho abri¨® el marcador ante una Holanda que, por entonces, se mostraba c¨¢ndida. Criticado y cuestionado desde su falta de experiencia hasta su concepci¨®n del juego y su estilismo poco trabajado, solo una victoria incontestable en el Mundial hubiera amainado los ¨¢nimos en torno a su gesti¨®n.
Su conflictiva relaci¨®n con la prensa viene de su ¨¦poca de jugador. Diferente en sus cualidades f¨ªsicas y t¨¦cnicas del futbolista tipo brasile?o, su destreza defensiva y su capacidad para robar balones le acabaron dando un puesto destacado en la selecci¨®n, con la que jug¨® 91 partidos. Muchos de ellos fueron como capit¨¢n de la canarinha. De aquella ¨¦poca viene su buena relaci¨®n con Carlos Alberto Parreira, t¨¦cnico del que hered¨® el cargo en 2006 y algunas de sus ideas del juego. "?l es firme, no cambi¨®. Sin principios no se llega a ninguna parte", dijo de ¨¦l el propio Parreira hace unos d¨ªas.
A Dunga nadie le ha hecho mirar a su Brasil de otra manera. ?l la construy¨® desde atr¨¢s, a su imagen y semejanza. Arm¨® una defensa ordenada y una disposici¨®n r¨ªgida que ha dejado pocas concesiones al famoso jogo bonito. El estilo con Dunga ha sido m¨¢s bien el del jogo feo pero efectivo. Pero ha ca¨ªdo. Fiel a sus principios de juego, aunque le ha costado el cargo y un disgusto nacional que, con toda seguridad, traer¨¢ cola en Brasil. Con ¨¦l ha arrastrado a Felipe Melo, su apuesta personal y muy discutida (como todas sus decisiones) para sustituir hoy a Ramires. El pivote defensivo ha dado un pase de gol pero ha detonado el encuentro con una expulsi¨®n bien sucia e infantil, adem¨¢s de un gol en propia puerta.
Hasta hoy, solo los resultados y la confianza de la Federaci¨®n manten¨ªan a Dunga aferrado al cargo. Pese a su juego aburrido, que Johan Cruyff critic¨® diciendo que no val¨ªa ni el precio de una entrada, Brasil ha sido con Dunga campe¨®n de la Copa Am¨¦rica 2007 y de la Copa Confederaciones 2009. Con ¨¦l se acabaron las concentraciones de puertas abiertas, las virguer¨ªas de los delanteros y la poca atenci¨®n a la defensa. Ahora, tambi¨¦n los resultados. Demasiado para Dunga.
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