Experimento fat¨ªdico de Mourinho

Almer¨ªa, precario baluarte del ¨²ltimo clasificado en la Liga m¨¢s desigual de la historia reciente, fue el lugar elegido por Mourinho para explorar salidas al laberinto en el que se ha metido. Quiz¨¢ especulando con la debilidad del rival, el t¨¦cnico del Madrid encabez¨® la excursi¨®n con la mente alejada de los problemas inmediatos que plantea la competici¨®n. Por una parte, pensando en el futuro, emprendi¨® la b¨²squeda de alternativas t¨¢cticas que no incluyan a Benzema en el ataque. Como no considera al franc¨¦s una referencia ofensiva seria le dej¨® en el banquillo y traslad¨® un mensaje a la directiva que va m¨¢s all¨¢ de la petici¨®n de un fichaje. M¨¢s que encontrar un sustituto a Benzema, el t¨¦cnico pretende conquistar rincones de poder dentro del club que hasta ahora le han vedado. Para estos efectos precisa unas prerrogativas que Florentino P¨¦rez le niega. En estas tensiones andaba el Madrid cuando arranc¨® el partido en el silencioso estadio de los Juegos del Mediterr¨¢neo. La afici¨®n local asisti¨® descre¨ªda a los primeros tanteos. Acostumbrada como est¨¢ a las decepciones no imagin¨® que su equipo estaba a punto de someter al Madrid a una prueba cuyo resultado condicionar¨¢ profundamente lo que queda de Liga.

"En el Madrid se han pasado la semana hablando del delantero centro que les falta", dijo Jos¨¦ Luis Oltra, el entrenador del Almer¨ªa, cuando se iba a su casa, satisfecho con el empate (1-1). "Me ha dado la sensaci¨®n de que no vinieron pensando en el partido".

Mourinho actu¨® como si los problemas del Madrid estuvieran m¨¢s relacionados con el mercado de fichajes que con el Almer¨ªa. De paso, comprometi¨® un partido que, sobre plano, parec¨ªa uno de los m¨¢s sencillos de resolver. La decisi¨®n m¨¢s grave fue situar a Kak¨¢ como hombre m¨¢s adelantado, ocupando el carril central. All¨ª lo rode¨® de colaboradores. A la izquierda, en el costado donde se encuentra m¨¢s c¨®modo, Cristiano. A la derecha, Di Mar¨ªa. Por detr¨¢s, como enganche, ?zil. El desenlace del experimento desacredit¨® al brasile?o, que no aprovech¨® las incursiones de los extremos y se superpuso con ?zil. Hasta ahora, la eficacia del Madrid hab¨ªa dependido de la velocidad de ejecuci¨®n de sus atacantes. La incorporaci¨®n de Kak¨¢ a?adi¨® un factor de confusi¨®n. El equipo gan¨® en precipitaci¨®n y le falt¨® precisi¨®n. Pocas veces en los ¨²ltimos meses ha jugado tan mal el Madrid como en ese tramo inicial del encuentro de ayer.

Kak¨¢ nunca ser¨¢ un 'nueve', pero posee recursos temibles para cualquier defensa. Frente al Almer¨ªa la situaci¨®n le exig¨ªa inteligencia para asociarse, unirse a sus compa?eros, tocar r¨¢pido y llegar por sorpresa. Su fracaso no consisti¨® en no poder rematar ni una vez sino en ser incapaz de establecer l¨ªneas de pase que aclararan las jugadas. Kak¨¢ est¨¢ autorizado a alegar que le falta ritmo de competici¨®n. Pero su entrenador no lo crey¨® as¨ª, y su imprecisi¨®n concedi¨® tiempo a sus adversarios. La defensa del Almer¨ªa aprovech¨® para adelantar la l¨ªnea y contribuir a achicar el campo. Bernardello, el medio centro, estuvo magn¨ªfico coordinando estas labores de barrido y en ellas encontr¨® la colaboraci¨®n abnegada de M'Bami, Crussat y Uche. La falta de espacios desencaden¨® fallos en el Madrid, que comenz¨® por errar el ¨²ltimo pase y termin¨® la primera parte ahogado en su campo, buscando una salida limpia, con problemas para dar el primero.

El desorden aboc¨® al Madrid al juego directo, pero esta v¨ªa, la del pelotazo, es m¨¢s est¨¦ril que nunca cuando no se cuenta con un punta neto. El Almer¨ªa respondi¨® repleg¨¢ndose a toda velocidad, con mucha gente por detr¨¢s de la pelota y cerrando todas las brechas de entrada a su ¨¢rea. Di Mar¨ªa se mostr¨® asfixiado en sus mano a mano con Ortiz y del otro lado Cristiano no pudo con M¨ªchel ni con Uche, que acudi¨® en su ayuda.

Benzema entr¨® al partido despu¨¦s del descanso y Kak¨¢ fue al banquillo. El cambio se pareci¨® mucho a una rectificaci¨®n y tuvo un efecto saludable en el equipo. El franc¨¦s comenzaba a aportar claridad en los ¨²ltimos metros cuando en su retaguardia alguien se distrajo. Piatti hizo un eslalon desde la izquierda, super¨® a Khedira y choc¨® con Ramos antes de dejar el bal¨®n suelto para que Ulloa lo enviara a la red sion oposici¨®n. El moment¨¢neo desajuste defensivo conden¨® al Madrid a media hora de angustia. Mourinho castig¨® a Marcelo por no bascular en la acci¨®n del gol, mand¨¢ndolo a la ducha y sustituy¨¦ndolo por Granero. Entr¨® Carvalho por Albiol y form¨® una l¨ªnea de tres zagueros con Ramos de libre y Arbeloa por la derecha. Reafirmado de esta manera el Madrid lanz¨® una prolongada carga que dur¨® hasta el final. Cristiano la inaugur¨® con un disparo seco al primer palo, bien defendido por Alves, que despej¨® con el pie. El partido se desboc¨® y Alves comenz¨® a sentirse cada vez m¨¢s asediado. Fue en estos minutos cuando Ortiz derrib¨® a Cristiano en el ¨¢rea. El ¨¢rbitro ignor¨® el penalti.

El Madrid involucr¨® a tanta gente en la empresa de la remontada que estuvo cerca de recibir el segundo. Piatti y Bernardello se empe?aron en hacer m¨¢s da?o y en eso estaban cuando Cristiano emprendi¨® un contragolpe. Mourinho le hizo se?as a Granero para que acudiera por el otro lado y el canterano arranc¨®. Cristiano jug¨® para Benzema y el franc¨¦s, de espaldas, con sutileza, habilit¨® a Granero, que entr¨® desde atr¨¢s y emboc¨® un gran disparo. S¨®lo una falta directa lanzada por Cristiano al larguero amenaz¨® con dar la vuelta al resultado. Pero el Madrid acab¨® por perder dos puntos. Dos puntos que le ponen cuesta arriba cuando menos lo esperaba.

Almer¨ªa 1 - Real Madrid 1