Xavi mantiene el encanto
Messi recupera al final la punter¨ªa y el Bar?a supera a un aguerrido H¨¦rcules
El d¨ªa en que el Bar?a estaba casi seco, sin la pegada habitual, Xavi e Iniesta acudieron a rescatarlo. En su festival de pases y control del juego, mantuvieron la cadencia necesaria, la seducci¨®n acostumbrada, hasta que, desfondado el H¨¦rcules, Messi recobr¨® al final la punter¨ªa perdida durante el encuentro. Dos veces marc¨® el argentino, pero, antes, la noticia fue verlo frustrado, lanzando un ara?azo al aire en pleno gesto de desesperaci¨®n, resoplando y mirando al suelo despu¨¦s de su en¨¦simo remate fuera. El H¨¦rcules cay¨® con dignidad, con la organizaci¨®n y la entrega que se le supone en casa, sin defraudar la enorme expectaci¨®n despertada en Alicante y su entorno. Lleno hasta en los pasillos, el Rico P¨¦rez disfrut¨® un ambiente festivo como no se recordaba desde hac¨ªa 14 a?os, en una visita liguera del Madrid.
Enmara?ado el ataque del Bar?a en la frontal del ¨¢rea alicantina, que repel¨ªa la dinamita azulgrana, Xavi despej¨® la cita al filo del descanso. Alz¨® la cabeza, abri¨® a la derecha y dej¨® a Pedro frente a Calatayud. El extremo canario resolvi¨® con un disparo seco, pegado al palo del portero, que disolvi¨® los fantasmas para un Bar?a m¨¢s bien opaco hasta ese momento. Atascado por un H¨¦rcules ordenado y aguerrido, dispuesto a vender muy cara su derrota.
Con su tradicional baile de posiciones, el Bar?a se arm¨® de paciencia para salvar la barrera psicol¨®gica del ¨²nico rival que le gan¨®, y en el Camp Nou, en la primera vuelta. Desde el punto de vista acad¨¦mico, poco que reprocharle. Ensanch¨® el campo, por la izquierda a trav¨¦s de Maxwell y por la derecha con el recuperado Alves. Y trat¨® de hallar los pasillos interiores con los pases de Xavi e Iniesta. Pero le falt¨® finura, sobre todo a Villa y Messi.
Valiente Esteban Vigo, con cuatro hombres preparados para atacar, el H¨¦rcules asumi¨®, sin embargo, que iba a pasarse gran parte de la velada en su propio campo. M¨¢s que nada, porque no sab¨ªa c¨®mo salir de ¨¦l, si al pelotazo o mediante pases frustrados. El resultado era el mismo: el bal¨®n, en los pies azulgrana.
Gracias a la alquimia entre Valdez y Trezeguet, el H¨¦rcules se ha hecho fuerte en su estadio, en el que le basta poner un bal¨®n a¨¦reo al paraguayo para que este lo prolongue hacia el franc¨¦s. Con tal exactitud en ocasiones que el propio Trezeguet no se esperaba esta vez la notable dejada de Valdez, que remat¨® fuera con la planta de los tacos.
El H¨¦rcules se solt¨® tras el descanso, descubriendo una v¨ªa de avance a trav¨¦s de la habilidad de Tote, secundado siempre por los desdoblamientos del lateral Cort¨¦s. Claro que Xavi ya hab¨ªa encontrado el hilo al encuentro y eso le daba a Guardiola mucha m¨¢s tranquilidad.
El Bar?a comenz¨® a tocar con mucha calma y el Rico P¨¦rez entendi¨® que ya no hab¨ªa manera de escapar de ese duermevela en el que hab¨ªa entrado en el partido. Una enso?aci¨®n en la que, tarde o temprano, llegar¨ªa el golpe definitivo. La cadencia suave del encuentro invit¨® al p¨²blico a corear el nombre de Xavi, absoluto dominador del tiempo y el espacio. Y, al regatearse de una tacada a Cristian y Farin¨®s, la grada lanz¨® un profundo suspiro de admiraci¨®n. Farin¨®s, precisamente, acababa de regresar a un campo de juego siete meses despu¨¦s, superada una grave lesi¨®n, a?orado por su equipo todo este tiempo. A pesar de ser expulsado poco despu¨¦s, tras una entrada a destiempo a Abidal, propiciando el hundimiento de un H¨¦rcules muy veterano, ya sin ox¨ªgeno para el ¨²ltimo tramo. Hechizado por el encanto de Xavi y, ahora s¨ª, el guante izquierdo de Messi. Esta vez s¨ª, se escap¨® de un pu?ado de defensas en la frontal del ¨¢rea alicantina y su disparo enrabietado encontr¨® las redes de Calatayud. Poco despu¨¦s, capitulado el H¨¦rcules y el pleno carrusel de cambios de Guardiola, Alves penetr¨® por la derecha y le dio un postrer regalo al argentino. Ya lo quisieran todos los dem¨¢s jugadores del mundo: dos goles en un mal d¨ªa.
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