Messi y Cristiano, puro espect¨¢culo
Argentina derrota a Portugal en un choque para el lucimiento de sus estrellas
La mercadotecnia deja pocas cosas en manos del azar y establece sus propias realidades. Los dos mejores jugadores del momento, Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, ten¨ªan un duelo pendiente. Nunca se hab¨ªan enfrentado con sus selecciones. Las televisiones y los imperios de Adidas y Nike decidieron saldar la deuda reuni¨¦ndoles en un territorio neutral. El estadio de Ginebra se convirti¨® en el escaparate de una tienda de lujo para que Argentina y Portugal midieran sus fuerzas y, sobre todo, lucieran sus joyas. El controvertido M¨¢ximo Busacca dio el pitido inicial justamente despu¨¦s de que el heptacampe¨®n mundial de f¨®rmula 1, Michael Schumacher, realizara el saque de honor que completaba la parafernalia incluida en el lote.
PORTUGAL 1 - ARGENTINA 2
Portugal: Eduardo (Rui Patricio, min. 45); Joao Pereira, Bruno Alves, Rolando, F¨¢bio Coentrao; Carlos Martins (Paulo Machado, min.85) Ra¨²l Meireles (Miguel Veloso, min.79), Joao Moutinho; Nani (Danny, min. 59), Hugo Almeida (Helder Postiga, min.59) y Cristiano Ronaldo (Quaresma, min.59).
Argentina: Sergio Romero; Zanetti (Pablo Zabaleta, min.62), Burdisso, Gaby Milito, Marcos Rojo; Banega (Gago, min.62), Mascherano, Cambiasso; Di Mar¨ªa (Pastore, min. 65), Messi y Lavezzi (Juan Manuel Mart¨ªnez, min.84).
Goles: 0-1: min. 13, Di Mar¨ªa; 1-1, min. 20, Cristiano Ronaldo. 1-2: min. 90, Messi, de penalti.
?rbitro: Massimo Busacca (SUI) amonest¨® a Carlos Martins, Gago, Milito
Incidencias: Encuentro amistoso disputado en el Estadio de Ginebra ante 30.000 espectadores, mayoritariamente portugueses.
La reventa alcanz¨® los 600 euros y las 33.000 entradas se agotaron despu¨¦s de que Batista y Bento confirmaran la presencia en el campo tanto de Messi como de Cristiano durante al menos una hora. Solo fall¨® un detalle. El tapete presentaba un aspecto deplorable con calvas, baches, zonas heladas y un verde alica¨ªdo. Impropio de una cita tan glamurosa. Pero no val¨ªan excusas.
Argentina sali¨® decidida a descorchar el partido y Di Mar¨ªa se col¨® en la fiesta. La fibra del extremo madridista retir¨® de un plumazo la escarcha en la g¨¦lida noche suiza. Primero, con un tiro escorado. Despu¨¦s, poniendo colof¨®n a la primera perla de La Pulga. A los 10 minutos, Messi recogi¨® el bal¨®n en los tres cuartos del campo y, desde el perfil izquierdo, fue sorteando rivales con la pasmosa facilidad de costumbre. Cuando dio por concluido el eslalon, se entreg¨® a la sutileza con un pase picado entre los defensas portugueses para que Di Mar¨ªa cruzara la pelota ante la inconsistente salida de Eduardo.
El diez y el siete se sab¨ªan en el centro de los focos y, una vez asumido el reto personal, el gui¨®n marcaba la r¨¦plica de Cristiano. Esta lleg¨® m¨¢s por casualidad que por la acumulaci¨®n de m¨¦ritos. El caracoleo de Nani en el balc¨®n del ¨¢rea hipnotiz¨® a la curtida zaga albiceleste y el centro del extremo lo descolg¨® el bigardo Almeida. La pelota qued¨® muerta en la boca de gol y Cristiano remach¨® anticip¨¢ndose a la salida de Romero.
Aparc¨® entonces el delantero madridista su gesto crispado: era su primer gol ante Messi despu¨¦s de siete enfrentamientos. Ambos se entregaron al espect¨¢culo. Ninguno quer¨ªa defraudar y, alejados del v¨¦rtigo de la competici¨®n oficial, desplegaron lo mejor de su cat¨¢logo. Galopadas, conducciones academicistas y lanzamientos de falta se suced¨ªan para deleite de una grada que completaba la escenograf¨ªa haciendo la ola.
Los 20 jugadores restantes entendieron su papel secundario en la representaci¨®n y se aplicaron con humildad a la intendencia de sus respectivos genios. Pero, pasados 60 minutos, Bento apag¨® la m¨²sica. Retir¨® a Cristiano, sali¨® Danny y arranc¨® el carrusel de cambios que distingue las pachangas, por lustrosas que parezcan, de los duelos a vida o muerte.
Portugal entendi¨® el mensaje y se repleg¨® para comenzar a recoger los restos de la fiesta. El grupo de Batista, hambriento de prestigio, aprovech¨® la distensi¨®n de las filas lusas para buscar la victoria con Leo apurando hasta el final. Antes de echar el tel¨®n, en el ¨²ltimo minuto, Coentrao cometi¨® un penalti por reiteraci¨®n y dio pie a que Messi otorgara la victoria a Argentina desde los 11 metros. Al tiempo, empataba con Cristiano.
Por encima del resultado, ambas selecciones mantuvieron un vigor y un tono apreciables. El mismo que les permiti¨® zarandear a la campeona del mundo en Buenos Aires y Lisboa. El que dio lustre y boato al verdadero duelo de la noche. Cristiano-Messi. Puro espect¨¢culo.
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