Todo un campe¨®n

Eto'o, siempre Eto'o, dio la campanada en el Allianz Arena. Marc¨® el primer gol cuando se abr¨ªa el partido y cocin¨® el tercero cuando se cerraba. El camerun¨¦s fue decisivo de principio a fin. Su idilio con la Champions parece inacabable: tantos a?os de gloria primero en el Bar?a y ahora en el Inter, el campe¨®n que se resiste a entregar la corona. El cuadro de Leonardo, tan vulnerable e inferior en la primera parte, se recompuso en la segunda. Le bast¨® con que el t¨¦cnico italiano diera paso a jugadores m¨¢s creativos. Coutinho, especialmente, anim¨® a Sneijder y Eto'o a que creyeran en la remontada. Y la consiguieron cuando Pandev, a servicio de Eto'o, coloc¨® el bal¨®n en la escuadra derecha de Kraft. La locura se apoder¨® del banquillo italiano: el elegante Leonardo se revolc¨® por el suelo mientras los miles de neroazzurri desplazados a M¨²nich lo celebraban a lo grande en las gradas b¨¢varas. El Inter, de paso, salv¨® el honor del calcio siendo el ¨²nico superviviente italiano en una competici¨®n europea.

Por su inconsistencia defensiva, el Bayern dilapid¨® en la segunda parte todo el caudal de la primera. Algunos momentos excelsos. Como ese sutil toque, ligeramente con el exterior del pie derecho, que permiti¨® a Thomas M¨¹ller superar a Julio C¨¦sar en su salida. Era el segundo tanto del cuadro alem¨¢n y eso liber¨® la imaginaci¨®n de Rib¨¦ry, preparado para asociarse con Robben y M¨¹ller y fabricar entre los tres media docena de ocasiones de gol. Favorecidas por una defensa sorprendentemente vulnerable.

El Inter se hab¨ªa roto por donde menos lo esperaba. Las manos blandas de su portero, el brasile?o Julio C¨¦sar. Quiso blocar un disparo lejano, a media altura y centrado de Robben, y el bal¨®n le salt¨® del pecho como un conejo. Al rechazo acudi¨® Mario G¨®mez, que remat¨® por arriba de espaldas a la porter¨ªa en una acci¨®n de habilidad en contraste con la rigidez de algunos de sus movimientos. G¨®mez se puso, con ocho dianas, a la cabeza de los goleadores de la Champions, junto a Messi y Eto'o. El camerun¨¦s sigue, a los 30 a?os, con la misma velocidad de hace una d¨¦cada y esa capacidad de desmarque tan demoledora para centrales corpulentos como Breno y Van Buyten. Se les col¨® y, aunque en fuera de juego, anot¨® con la izquierda un servicio entre l¨ªneas de Pandev. El Inter crey¨® tener el partido donde quer¨ªa, con la ventaja que igualaba el choque de ida y la defensa muy cerrada, al estilo del curso pasado en el Camp Nou. Las ayudas defensivas de Sneijder pretend¨ªan suponer un obst¨¢culo m¨¢s en la previsible carrera zigzagueante de Robben. El holand¨¦s, sin embargo, abandon¨® el extremo derecho y pulul¨® por la izquierda o el centro, a su libre albedr¨ªo, convirti¨¦ndose en un fantasma.

A Leonardo no le quedaba m¨¢s remedio que librarse de uno de sus tres mediocentros matraca, Stankovic, y apostar por un mediapunta mucho m¨¢s atrevido, Coutinho. El joven brasile?o fue d¨¢ndole m¨¢s combinaci¨®n al conjunto nerazzurro Sneijder se sinti¨® mucho m¨¢s.

El Bayern se hab¨ªa dedicado a administrar su ventaja y ahora se encontraba con un final de partido imprevisible, taquic¨¢rdico para la hinchada del Allianz Arena. El Inter iba creciendo y Eto'o sab¨ªa que tarde o temprano tendr¨ªa la oportunidad de marcar. O de abrir el espacio para que Pandev colocara el interior de la zurda y enviara la pelota a un rinc¨®n inalcanzable. El Inter, sentenci¨® Eto'o, sigue siendo el campe¨®n.