El partido de su vida
Fisher, en una actuaci¨®n memorable, acerca al Madrid a la 'Final Four'
Fisher. S¨ª, fue Fisher. Ese animoso jugador, m¨¢s pendiente de echar una mano a sus compa?eros que de buscar su lucimiento. Un jornalero cuyo h¨¢bitat se encuentra bajo la canasta y cuya fama de intimidador ha sido puesta en entredicho m¨¢s de una vez. Un hombre de rostro sonriente y, seg¨²n cuentan, de los que hacen vestuario. Bien, ese actor de reparto rob¨® escena, focos y ovaci¨®n a los habituales protagonistas hasta hacerse el amo del cotarro. Ayudado por la clarividencia que invadi¨® a Reyes -otra sorpresa, dada su ofuscaci¨®n anterior-, Fisher revent¨® el partido con 10 minutos antol¨®gicos que pusieron en riesgo los ojos de los espectadores, que no paraban de frot¨¢rselos. Por su estratosf¨¦rica estad¨ªstica del ¨²ltimo cuarto y porque la enjundia de la cita multiplica su valor, se puede afirmar, sin temor a la equivocaci¨®n, que hizo el partido de su vida.
P.E. VALENCIA 66 - R.MADRID 75
Power Electronics Valencia: Cook (10), Mart¨ªnez (11), Richardson (6), Lishchuk (5) y Javtokas (2) -equipo inicial-; Savanovic (21), Pietrus (6), De Colo (5) y Navarro (0).
Real Madrid: Prigioni (8), Llull (5), Su¨¢rez (6), Reyes (5) y Tomic (15) -equipo inicial-; Mirotic (2), Velickovic (2), Tucker (13) y Fisher (19).
?rbitros: Lamonica (Italia), Belosevic (Serbia)y Koromilas (Grecia). Sin eliminados.
Unos 9.200 espectadores en el pabell¨®n Fuente de San Luis.
De alguna manera, el sorprendente desenlace no deja de ser reflejo de lo poco previsible que es este Madrid. Puede ser producto de la biso?ez de alguno de sus jugadores, de los continuos movimientos s¨ªsmicos que rodean a?o tras a?o a la secci¨®n o qui¨¦n sabe si lo que se achaca a la juventud es ya una marca de la personalidad de buena parte de sus componentes. El caso es que, para lo bueno y para lo malo, no hay mejor equipo para esperar lo inesperado. El Madrid revent¨® el partido con cinco jugadores que en el momento m¨¢s complicado se dieron la vuelta como un calcet¨ªn, aparcando sus titubeos hasta rondar la excelencia.
En el puesto de mando andaba Llull, que viv¨ªa destemplado. Una de las armas que ha intentado con bastante ¨¦xito el Valencia era buscar su incomodidad. Soportando la persecuci¨®n de sus marcadores y enredado en su dicotom¨ªa base-alero, se ha visto en bastantes ocasiones lastrado por las dudas. De aleros estaban Tucker y Su¨¢rez, que hab¨ªan mostrando m¨¢s ansiedad que templanza. De p¨ªvots, Reyes, intrascendente hasta ese momento, y Fisher, del que se puede esperar muchas cosas salvo que se hinche a meter canastas en un cuarto decisivo. Este quinteto levant¨® un asfixiante 51-43 a falta de un minuto para el final del tercer cuarto y a partir de entonces empez¨® a hilvanar un baloncesto fluido, vistoso y extremadamente inteligente para aprovechar la ventaja que ten¨ªa Reyes con Sivanovic, ante el que empezaba casi todo para terminar una y otra vez en Fisher. S¨ª, Fisher. Ese que hay d¨ªas en los que le cuesta un mundo meter una canasta. Pues anoche, nueve de nueve.
Si lo del Madrid fue inesperado por lo bueno, el hasta entonces competente Valencia tambi¨¦n mud¨® de piel en el peor momento. Toda su entereza salt¨® en pedazos y fue reduci¨¦ndose hasta la m¨ªnima expresi¨®n con cada mazazo de Fisher. Esta vez no hubo salvadores. Ni Cook, ni De Colo ni Mart¨ªnez. Solo Savanovic lo intent¨® con cierto sentido, pero no lo suficiente para compensar el roto que le estaba haciendo Reyes en la otra canasta. Desenlace tan radical empeque?ece su trabajo anterior, que en muchos momentos result¨® mod¨¦lico. El Valencia es un equipo muy bien trabajado t¨¢cticamente. Sus buenos resultados llegan por la suma de muchos efectivos ¨²tiles, pero ayer se qued¨® en nada con el paso del hurac¨¢n Fisher.
Por muy sorprendente que fuese el camino, el Madrid recupera la iniciativa, la moral y la tranquilidad. Tiene dos oportunidades para sellar por fin, 16 a?os despu¨¦s, su presencia en la final a cuatro. Es m¨¢s, en estos momentos es el ¨²nico equipo de los cuatro espa?oles que puede presumir de ello. Pero el Valencia y su propia imprevisibilidad hacen conveniente que no lo celebre por adelantado. Despu¨¦s de ver lo que hizo Fisher, todo es posible.

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.