El pivote el¨¢stico
Pepe, de central a medio, se multiplica en todas las direcciones del juego
Pocas veces estuvo tan alta la hierba del Bernab¨¦u. Cuando entraron al campo, los primeros jugadores dejaron una huella como si pisaran un trigal. El t¨¦cnico madridista, Jos¨¦ Mourinho, debi¨® de pedir a los jardineros que dejasen crecer la vegetaci¨®n para frenar un poco la circulaci¨®n del bal¨®n del Bar?a. Fue la primera se?al de que el choque se librar¨ªa en la espesura. A la guerra de movimientos le suced¨ªa la guerra de estancamientos. Con la finalidad de proveer a la interrupci¨®n de las v¨ªas de pase en el medio del campo y en previsi¨®n de acciones de juego simplificado, de transiciones a¨¦reas, Mourinho despleg¨® a K¨¦pler Laveran Lima Ferreira, m¨¢s conocido como Pepe, por delante de los centrales. Entonces, Pepe, este zaguero de origen, hizo en el Madrid lo que ya comenz¨® a hacer en San Mam¨¦s hace una semana. Su transformaci¨®n t¨¢ctica y f¨ªsica fue evocadora del Hombre Goma.
Dec¨ªan los jugadores del Madrid, antes del partido, que la prioridad de Mourinho era evitar una cat¨¢strofe como el 5-0 del Camp Nou. Eso es lo que pareci¨® intentar cuando sacrific¨® a su jugador m¨¢s inventivo, ?zil, a cambio de un portento del atletismo. La irrupci¨®n del brasile?o nacionalizado portugu¨¦s tuvo un impacto decisivo en el desarrollo del partido. Pepe tiene el f¨ªsico de un corredor de 1.500 y la resistencia de un keniano. De entrada, se parapet¨® entre Messi y sus pasadores dejando al argentino desconectado.
Messi debi¨® dar rodeos para encontrarse con las jugadas y cada vez que toc¨® la pelota sinti¨® la presencia pegajosa de su marcador. Pepe fue tenaz en la persecuci¨®n del jugador m¨¢s desequilibrante del rival y supo anticiparse porque ley¨® bien las jugadas. Hasta el 0-1, la mayor¨ªa de los contragolpes del Madrid partieron de robos de Pepe, que se multiplic¨® partiendo de la frontal de su ¨¢rea hasta alcanzar el campo contrario, donde ofici¨® de pivote adelantado en las acciones a bal¨®n parado.
"?Nos parece fenomenal!", dijeron unos hinchas madridistas apostados en el gallinero cuando les preguntaron por la t¨¢ctica de Mourinho de jugar con tres pivotes. "?Lo importante es ganar!", afirmaban. Ni los 500 millones en fichajes que ha invertido el club en los ¨²ltimos cuatro a?os ha modificado la corriente de pensamiento que triunfa en el Bernab¨¦u: la subsistencia, ante todo. Mourinho, muy apreciado por la grada, interpreta a la perfecci¨®n estas vibraciones. Como ¨¦l suele decir: "Soy pragm¨¢tico".
M¨¢s all¨¢ de la extra?a presencia de Khedira, invisible durante casi toda la noche, la elecci¨®n de Pepe como medio centro fue un ¨¦xito. Hizo un esfuerzo tit¨¢nico que influy¨® decisivamente en la contenci¨®n del Bar?a durante una hora. Pepe no solo ayud¨® a quitar y lanzar contragolpes con pases a Cristiano y Di Mar¨ªa. Tambi¨¦n se traslad¨® al campo contrario para servir de diana de los balones largos. Cada vez que hubo una falta, un c¨®rner o un saque de banda, levant¨® el brazo se?alando su posici¨®n y gan¨® casi siempre los duelos a¨¦reos con Piqu¨¦ y Puyol, lo que a Benzema le result¨® imposible el d¨ªa del Camp Nou. Supo aguantar de espaldas, bajar los balones de cabeza, prolongar a los atacantes y luchar por los rechaces presionando a la salida del Bar?a para neutralizar posibles contragolpes.
A Mourinho le debi¨® de gustar tanto el experimento que, cuando el equipo se qued¨® con uno menos y obligado a remontar, prefiri¨® quitar a Xabi Alonso antes que mover a Pepe de su flamante posici¨®n axial. Antes que sacar a Pepe del medio, el t¨¦cnico opt¨® por reestructurar su defensa con el ingreso de Arbeloa en el lateral derecho y el desplazamiento de Ramos al centro de la zaga. El gran damnificado por el ¨¦xito de Pepe fue ?zil, que no sali¨® del banquillo hasta el minuto 56. Mientras tanto, en el fondo norte y antes del empate, los pocos hinchas del Bar?a presentes en Chamart¨ªn, gritaban: "?Campeooones, campeooones, o¨¦-o¨¦-o¨¦!".
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