Arbeloa. Y Mayor Oreja
?lvaro Arbeloa, salmantino, 28 a?os, defensa derecho del Real Madrid, represent¨® el mi¨¦rcoles pasado, en el partido de la final de la Copa del Rey frente al FC Barcelona, el m¨¢s llamativo aspecto del villano, ¨¦se que con tanto empe?o persigue como referente, honra y prez de su concepci¨®n del f¨²tbol, y me temo que de la vida, ese personaje abyecto que es Jos¨¦ Mourinho, portugu¨¦s de Set¨²bal. Con las c¨¢maras de televisi¨®n teledirigidas a los pies de Arbeloa, se vio a la perfecci¨®n c¨®mo este agradable muchacho, de aspecto distinguido y maneras educadas, hund¨ªa con sa?a, a la vez que disimulaba con alevos¨ªa, los tacos de su bota en la pierna de David Villa, 29 a?os, para m¨¢s deshonra compa?ero suyo en la selecci¨®n nacional. ?Obnubilaci¨®n? En la segunda parte, en la l¨ªnea de banda que le correspond¨ªa por alineaci¨®n, golpe¨® en la pierna, al descubierto, al brasile?o Adriano que, asombrado, vio c¨®mo el joven Arbeloa, ya hemos dicho que distinguido y educado, sub¨ªa a continuaci¨®n la pierna y le propinaba una ominosa patada en salvas sean las partes. De nuevo, la televisi¨®n nos mostr¨® la cara del agresor -"esto es la guerra", dec¨ªa- y la del agredido, que apenas si pod¨ªa salir del asombro que le caus¨® el comportamiento de su contrincante.
Podr¨ªamos se?alar, por el contrario, c¨®mo el malencarado Javier Mascherano, 27 a?os, navajero de pro como mandan los c¨¢nones en cualquier mediocampista argentino, que ha dejado la muesca de sus tacos en media Liga inglesa, hizo en todo el partido del mi¨¦rcoles, 120 minutos, ?una sola falta!, y eso que jug¨® de defensa central, el puesto m¨¢s proclive a reba?ar tibias, tobillos y lo que se tercie, como bien saben y todo el mundo reconoce, excepto los ¨¢rbitros, Pepe o Sergio Ramos. Lo demag¨®gico ser¨ªa decir que un joven de buena familia y mejores sentimientos se convierte en un ¨¦mulo de Hannibal Lecter porque tiene al aut¨¦ntico Hannibal Lecter de entrenador, guarda de la jaula y sic¨®logo conductista. Alguien que le inocula ¨¢nimo de victoria, dice Lucifer, aires sanguinarios dice cualquiera con dos dedos de frente. Por contra, el sicario Mascherano, dientes y tacos afilados, se mueve desde que lleg¨® al equipo donde ahora milita en un entorno m¨¢s civilizado, donde se hacen faltas, claro, y en ocasiones horrorosas, pero que no se jalean con grandes alharacas por el jefe de la cuadrilla de la porra como demostraciones de hombr¨ªa y valor. ?Demag¨®gico? Cierto, por lo menos, ya es.
?Es Mourinho, ese tipo despreciable que corrompe todo lo que toca, desde el f¨²tbol 'a la italiana' a las reacciones descontroladas de los jugadores, desde el sentido del deporte al victimismo rid¨ªculo, de la actitud chulesca e intimidante con los ¨¢rbitros a las relaciones con la prensa, a la que humilla y degrada? Tal que Jaime Mayor Oreja con sus toneladas de despreciable basura en los volquetes que llena para descargarlos en los alrededores del ministro del Interior y, por extensi¨®n, en los del Gobierno en pleno. Recluido ya en los medios de extrema derecha, el exministro del Interior, tan dem¨®crata y tan cristiano, no tiene el menor empacho en utilizar el terrorismo como arma de destrucci¨®n del enemigo. Que para ¨¦l no hay adversarios.
Y si en ambos casos los ejecutores del tajo y la bazofia son quienes hemos citado con nombre y apellido, qu¨¦ duda cabe, muchos les acompa?an en la complacencia del silencio, cuando menos, o del apoyo m¨¢s o menos directo cuando m¨¢s. Florentino P¨¦rez, Jorge Valdano o los jugadores que no recriminan a Pepe la entrada alevosa a Messi deben llevarse la parte al¨ªcuota de la verg¨¹enza. Como Mariano Rajoy o Dolores de Cospedal, tan contentos y sonrientes de que sus lic¨¢ntropos les hagan el juego sucio mientras ellos fungen, o lo intentan, que ya no cuela, de amigables centristas.
C¨®mplice, RAE: "Participante o asociado en crimen o culpa imputable a dos o m¨¢s personas".
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