Histeria y vandalismo en El Monumental
Se desata la locura en el estadio del River, con pedradas, camiones quemados, heridos, el robo de los trofeos del club...
El River Plate, uno de los dos clubes m¨¢s populares de Argentina y el que m¨¢s Ligas locales ha ganado, ha bajado de la Primera Divisi¨®n al Nacional B (Segunda) y parte de su p¨²blico desat¨® desmanes en el estadio Monumental del barrio porte?o de N¨²?ez. Algunos hinchas del River, y no solo los integrantes de la barra brava llamado Los Borrachos del Tabl¨®n, comenzaron a romper las alambradas y romper los asientos de madera de su propio estadio para arroj¨¢rselos a sus futbolistas cuando se cumpl¨ªan 44 minutos del segundo tiempo y su equipo empataba 1-1 con el Belgrano, de C¨®rdoba. La polic¨ªa protegi¨® a los jugadores, pero a partir de entonces continuaron unos incidentes que se prolongaron en las horas en los alrededores del campo.
Dentro y fuera del estadio, cientos de hinchas del River destrozaron todo lo que encontraron a su alcance. Las autoridades sanitarias de Buenos Aires informaron de que 72 personas hab¨ªan resultado heridas. Unos 15 de los heridos eran polic¨ªas, cuatro de ellos de gravedad.
Los hinchas, y no s¨®lo la barra brava Los Borrachos del Tabl¨®n, destrozaron los asientos del estadio, puertas y vidrios de la sede social del club, quemaron coches en el parking y camiones de la televisi¨®n que estaban apostados en las calles, rompieron escaparates de farmacias, verduler¨ªas, casas de computaci¨®n y otros comercios de los alrededores del estadio y los saquearon, quemaron cestos de residuos, rompieron las puertas de viviendas, agredieron a periodistas, polic¨ªas y dirigentes de su club. La barra brava intent¨® sin ¨¦xito llegar al vestuario de los due?os de casa para agredir a sus jugadores.
Volaban las piedras y los vallados de seguridad. Algunos polic¨ªas indefensos se proteg¨ªan con sus palos, mientras los carros hidrantes mojaban al p¨²blico. Ambulancias llegaban al estadio. Tres hombres llevaban en brazos a una mujer desmayada. Empleados de los comercios vecinos hu¨ªan despavoridos entre vidrios de los escaparates. Unos hinchas quer¨ªan agredir a un dirigente del River, a su esposa y a su hijo dentro del estadio. Una locura.
Los futbolistas del River permanec¨ªan encerrados, sin hablar a la prensa. Los 2.500 hinchas del Begrano que llegaron a Buenos Aires no pod¨ªan salir de la tribuna, entre el festejo y el miedo, mientras se alejaban los m¨¢s de 49.500 simpatizantes millonarios.
Ya en el primer partido de la promoci¨®n, en C¨®rdoba, algunos hinchas del River hab¨ªan ingresado al campo de juego para agredir a los jugadores. Por eso, el Gobierno argentino hab¨ªa analizado que la revancha se jugara sin p¨²blico, pero finalmente opt¨® por lo contrario y apost¨® a 2.200 polic¨ªas, que resultaron insuficientes para controlar la ira del d¨ªa m¨¢s oscuro de la historia de este gigante ca¨ªdo. Los hinchas, enfurecidos, hicieron pagar caro el descenso al Nacional B, donde deber¨¢n enfrentar a varios equipos con ligas en su haber, como el Rosario Central, el Ferro Carril Oeste, el Hurac¨¢n, el Quilmes y el Chacarita.
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