La Pulga se siente al fin en casa
Muy a gusto con Batista, con quien gan¨® los Juegos de 2008, Messi encara la Copa Am¨¦rica en su mejor momento con Argentina tras unos inicios dif¨ªciles
Leo Messi no habla mucho. Baste el ejemplo de los ¨²ltimos actos festivos en el Camp Nou; estaba celebrando el t¨ªtulo de Liga y cuando le lleg¨® el micr¨®fono, cit¨® a la afici¨®n para el d¨ªa despu¨¦s de la final de la Copa de Europa: "Hablar¨¦ el d¨ªa 29". Llegado el d¨ªa, de nuevo cogi¨® el micro ante la expectaci¨®n de los seguidores barcelonistas: "En realidad, no tengo mucho que decir". Por su parte, ya estaba todo dicho: habl¨® en Wembley, con la pelota en los pies, para ganar al Manchester United y al tiempo, su tercera Copa de Europa. A Messi con eso le basta. Por eso, por ser tipo de pocas palabras, Guardiola le adivina en los gestos su estado de ¨¢nimo al inicio de los entrenamientos. Necesita encontrar picard¨ªa en la mirada de Leo para saber que est¨¢ contento. Entonces, respira aliviado, porque sabe que se trata de verle feliz. Si La Pulga sonr¨ªe, es imposible que juegue mal.
A Messi le sienta tan bien pisar Argentina que, por Navidad, Guardiola le regala unos d¨ªas extra de vacaciones. Acaba de cumplir 24 a?os y lleva desde los 11 en Barcelona, pero la tierra tira. Vi¨¦ndole con el 10 de la camiseta de Newell's en el partido a beneficio de la Fundaci¨®n Pupi organizado por Zanetti en Rosario, y observando las fotograf¨ªas de los entrenamientos en el Predio Ezeiza, es f¨¢cil intuir que Leo est¨¢ contento. Campe¨®n mundial sub 20 en 2005 y oro ol¨ªmpico en Pek¨ªn 2008, en su momento le cost¨® dar el salto a la absoluta, aunque no porque los entrenadores -Jos¨¦ Pekerman fue el primero- dudaran de su calidad. El problema fue ganarse a la hinchada porque la barra de Leo canta en catal¨¢n. Era cuesti¨®n de tiempo darle la vuelta al tema y as¨ª fue. La relaci¨®n empez¨® a cambiar en el Mundial de Sud¨¢frica, en el que Messi dio la talla con Argentina, y dio un giro definitivo en el amistoso de septiembre de 2010 contra Espa?a, en el estadio de River, en el que lider¨® el rapapolvo al campe¨®n del mundo y por vez primera en las gradas se core¨® su nombre. La historia de amor termin¨® por consolidarse definitivamente hace solo unos d¨ªas, durante el ¨²ltimo preparatorio antes de la Copa Am¨¦rica, contra Albania.
"Siempre fui muy discutido en la selecci¨®n. Vengo de ganarlo todo con el Barcelona y el mundo me reconoce pero me faltaba Argentina. El otro d¨ªa lo sent¨ª contra Albania. Esperemos que todo acabe bien", admiti¨® Messi, que hace cuatro a?os perdi¨® la final del torneo celebrado en Venezuela contra Brasil (3-0). Messi ha crecido desde entonces, aunque su juego remita al potrero como nunca. Por eso, recuerda al jugador que gan¨® el Mundial sub 20 en Holanda con Pekerman y tambi¨¦n al que gan¨® la medalla de oro en Pek¨ªn 2008 con Batista, mucho m¨¢s que a ese al que se exigi¨® ser Maradona durante la ¨¦poca de seleccionador del Pelusa y termin¨® por marcar tres goles en 16 partidos.
En el reencuentro con Batista, lleva marcadas cuatro dianas en siete citas -suma en total 19 goles en 57 partidos con Argentina- y sonr¨ªe mientras se muestra como una pulga incontrolable cada vez que coge la pelota en un entrenamiento. Tal vez sea esa parte de su grandeza, su sorprendente capacidad para jugar al m¨¢s alto nivel como si regateara a las puertas de su casa, en la calle Estado Israel, cuando ten¨ªa cinco a?os y su hermano Rodrigo le puso mote. As¨ª lo entiende, incluso, el escritor uruguayo Eduardo Galeano. "Yo creo que Messi es el mejor del mundo porque no perdi¨® la alegr¨ªa de jugar por el hecho simple de jugar. En ese sentido no se profesionaliz¨®. Est¨¢n los que escriben por placer y est¨¢n los que escriben por cumplir con el contrato o ganar dinero. Messi juega como un chiquil¨ªn en su barrio, no por la plata", confes¨® hace un a?o en una entrevista concedida a Julio Boccalotte y Marcos Gonz¨¢lez Cezer, publicada en Cubadebate.
Messi habla en el campo un lenguaje singular de regates, pases y goles que, en efecto, le han convertido en el mejor jugador del mundo. Hasta 53 goles en 55 partidos (de 228 remates, el 55% entre los tres palos) y 24 asistencias en la pasada temporada hablan de su talento. Pero nada llena a Messi como ganar la Liga o la Copa de Europa, en otro a?o maravilloso para el Barcelona. De lo que se trata es de ganar; no hay nada m¨¢s importante. As¨ª fue en el patio de la escuela, en la calle Israel, en las divisiones inferiores del Barcelona y al llegar al primer equipo catal¨¢n, y as¨ª sigue siendo.
Ahora, m¨¢s que nunca, es hora de que hable vestido de albiceleste. Messi ha vuelto a casa para ganar la Copa Am¨¦rica.
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