La dificultad de reinventarse como campe¨®n
Cesc y Alexis S¨¢nchez simbolizan los valores en los que quiere profundizar Guardiola; desborde, sorpresa y arrebato
El recuerdo de Ronaldinho todav¨ªa funciona en el Bar?a como est¨ªmulo para mantener la competitividad de Messi. Nunca desfallece la Pulga mientras Guardiola activa la tensi¨®n que no sostuvo Rijkaard. Excelso, el Gaucho era un jugador de playa y, como tal, sali¨® y se puso como el sol, nada que ver con el argentino, indescifrable en la calle, voraz en la cancha, siempre decisivo. A Guardiola le resulta imposible imaginar un equipo sin Messi y, por tanto, su prioridad es procurar que se divierta y compita en las mejores condiciones. Nadie interpreta mejor la voluntad de Guardiola que la cantera. Los jugadores de La Masia marcan el estilo para que las diferencias las ponga Messi.
As¨ª las cosas, el truco consiste en reinventarse cada a?o con los jugadores complementarios para mantener la hegemon¨ªa de la Pulga y del Bar?a, un cambio si se quiere lampedusiano. A veces da la sensaci¨®n de que cada vez queda menos camino por recorrer en el Camp Nou y en otras se percibe que los adversarios tardar¨¢n a¨²n en recortar la ventaja del campe¨®n. La duda alimenta el inter¨¦s de la Liga. El plan parece tan sencillo que cualquier contrariedad se anuncia como el fin de ciclo. La pretemporada ha sido el mejor ejemplo para calibrar la situaci¨®n del equipo.
Inicialmente se trataba de resolver un par de asuntos en un fin de semana: hab¨ªa que fichar a Alexis y recuperar a Cesc, sabiendo que ambos solo quer¨ªan jugar en el Bar?a. Una tarea simple se convirti¨® en una empresa de titanes porque los azulgrana se han aplicado una econom¨ªa de guerra. La pol¨ªtica de austeridad provoc¨® un efecto contraproducente para los intereses del club. El paso del tiempo ha favorecido la aparici¨®n de nuevas figuras, especialmente la de Thiago, y para muchos barcelonistas la repesca de Cesc les parece una operaci¨®n excesivamente cara, igual da que sea por uno que por 40 millones. Ocurre que Guardiola considera a Cesc fundamental para la evoluci¨®n del juego. Adora su competitividad y le tiene por un refuerzo decisivo para regenerar la medular, el punto neur¨¢lgico barcelonista. El volante se presenta como el mejor enlace para unir la generaci¨®n de Xavi y la de Thiago y tambi¨¦n como el futbolista que mejorar¨¢ las prestaciones del equipo y ayudar¨¢ a dar un salto de calidad.
Cesc conoce de memoria el juego azulgrana, de manera que su fichaje se presenta como una garant¨ªa frente a incorporaciones anteriores fallidas. La zamarra con el 4, la de mayor simbolismo en el Bar?a, le ha sido reservada al medio catal¨¢n desde la partida de M¨¢rquez. El ¨²nico futbolista que se la ha puesto antes de quedarse con el 11 ha sido justamente Thiago, se?al de que ambos competir¨¢n a veces por una zamarra que no garantiza la titularidad. A Guardiola no le preocupa la discusi¨®n sobre Cesc y Thiago sino que piensa utilizar a ambos para aumentar el abanico de opciones que se le presenta en la divisoria con centrocampistas tan vers¨¢tiles como Xavi, Busquets, Iniesta, Mascherano, Cesc, Thiago y Sergi Roberto. El dibujo se ampliar¨¢ y es posible que reaparezca el rombo. Tanto Cesc como Thiago, por lo dem¨¢s, subrayan el juego que pretende reforzar el entrenador. Quiere Guardiola jugadores desequilibrantes, que desborden y tengan sorpresa y arrebato, excelentes en el mano a mano.
Alexis S¨¢nchez ser¨ªa el jugador que mejor simboliza por d¨®nde pretende progresar el Barcelona. El n¨²mero de altas no compensa en cualquier caso el de las bajas y la cuota de delanteros parece escasa despu¨¦s de la partida de Bojan y Jeffren. El granero de La Masia, sin embargo, parece inagotable como recurso para un equipo que en contrapartida ha aumentado la cuota de titulares a 15. A la generaci¨®n de 1991 (Bartra, Thiago, Montoya, Riverola, Planes), hay que sumar la de 1992 (Muniesa, Sergi Roberto, Sergi G¨®mez, Dalmau), 1995 (Samper) y 1994 (Deulofeu). Un m¨¢ximo de 65 partidos y la disputa de hasta seis t¨ªtulos obligar¨¢ a contar con muchos futbolistas.
El reto colectivo es tan interesante como los muchos que se plantean a nivel individual. Messi aspira a ganar su tercer Bal¨®n de Oro consecutivo y a desbancar a Kubala como m¨¢ximo goleador de la historia del club. Xavi se propone sumar m¨¢s t¨ªtulos que Ra¨²l. Y a Guardiola le gustar¨ªa ganar la Liga por cuarta vez consecutiva, las mismas que alcanz¨® como jugador en el dream team, y sobre todo dar continuidad al equipo con Thiago como bandera despu¨¦s de que el cruyffismo se extinguiera con la Quinta de lo Pelat que lideraba De la Pe?a. Cruyff reuni¨® a 13 jugadores de la cantera en 1996, el a?o de su destituci¨®n, tantos casi como los apadrinados por Guardiola, que no solo pone a los j¨®venes valores sino que les da el mando.
La identificaci¨®n y la motivaci¨®n parecen aseguradas. "A¨²n conservo la pasi¨®n por el Bar?a y ah¨ª a¨²n me quieren", argumenta Guardiola en su cuarta temporada, palabras que retoman el discurso que dirigi¨® a sus jugadores en la despedida de la pasada: "Seguiremos ganando, nuestra historia a¨²n no se ha acabado".
Aunque le desgasta, la afrenta con Mourinho favorece su trabajo de repensar al equipo, para continuar contando t¨ªtulos, y por consiguiente alimenta la esperanza de la hinchada de que en enero vuelva a renovar su contrato. Y si Guardiola renueva es porque Messi continuar¨¢ marcando goles. Anuncia el argentino que no parar¨¢ hasta ganar el Mundial en casa de Ronaldinho.
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